¡°El cliente no regresa, pero su familia, s¨ª¡±
Paco Mu?oz es el gerente de Funer¨¤ria Empordanesa, un negocio que ve crecer su actividad durante el verano
Hay negocios en los que se ha hace muy complicado fidelizar al parroquiano pese a haberle procurado un trato excelente. ¡°El cliente no regresa pero su familia y su entorno, s¨ª, por eso es tan importante lograr que se vayan satisfechos¡±. Paco Mu?oz es el gerente de Funer¨¤ria Empordanesa-?ltima. Antes se dedic¨® al negocio de la banca, a los coches y a los yates. Dice que, en el fondo, todo se parece porque se trata de dispensarle al consumidor ¡°el mejor servicio y la mejor atenci¨®n posible¡±, una doctrina que aprendi¨® de peque?o atendiendo la tienda de comestibles de sus padres, en Figueres.
Al frente de un negocio que gestiona 400 muertes al a?o, el verano es intenso para el sepulturero. Renuncia a hacer vacaciones. Las olas de calor, igual como el fr¨ªo extremo, agudizan la mortalidad de las personas de edad avanzada y fr¨¢gil estado de salud pero, adem¨¢s, desde Figueres Funer¨¤ria Empordanesa cubre toda la franja de costa que va de Portbou a L¡¯Escala. ¡°El movimiento de turistas es intenso y se multiplican las muertes por ahogamiento y por accidente de tr¨¢fico¡±, se?ala. La ma?ana que nos recibe hay una familia que ha volado desde Australia para recoger el cuerpo sin vida de un muchacho que se ahog¨® mientras hac¨ªa submarinismo. ¡°La psicolog¨ªa juega un papel muy importante en nuestro trabajo¡±, indica. No duda en afirmar que ¡°no estamos preparados para la muerte¡± y niega que el suyo sea un trabajo ¡°triste¡±. Su discurso suena manifiestamente animado y asegura querer vivir hasta los 120 a?os. Reconoce que trabajar en una funeraria le ha ense?ado a ¡°relativizar las cosas¡± y a ¡°optimizar el tiempo libre¡±.
?D¨®nde se ir¨ªa de vacaciones? No me gusta viajar
?Qu¨¦ quiere ser de mayor? A mi edad ya no s¨¦ si me da tiempo a cambiar de vocaci¨®n
?A qu¨¦ huele el verano? A libertad
?Prefiere tinto de verano o gintonic? Gintonic
F¨¦rreo defensor de no dejar para ma?ana lo que puedas hacer hoy, porque la pr¨¢ctica le ha mostrado que ese ma?ana no siempre llega, lanza desaf¨ªos a la parca. ¡°A mi la muerte no me da miedo, lo que me impone respeto es morirme¡±, matiza. Durante la charla aparece por la funeraria Narc¨ªs Bardalet, eminente m¨¦dico forense que ¨¦ste verano ha participado en los trabajos de exhumaci¨®n del pintor Salvador Dal¨ª. Mu?oz y Bardalet comparten actitud a la hora de abordar la muerte: cero reparos. El m¨¦dico admite que pasear por los cementerios le aporta calma y serenidad y que recurre a esos paseos cuando necesita reflexionar. Mu?oz confiesa que posee reportajes fotogr¨¢ficos de la mayor¨ªa de camposantos de la comarca.
Entre los dos desgranan los efectos que tiene el verano en los cad¨¢veres. La distinta corrosi¨®n del agua dulce y el agua salada, el componente acelerador del calor en el proceso de descomposici¨®n y la importancia de saber gestionar los gases que quedan acumulados dentro de un fiambre. Si no se atina a escoger la talla correcta del ata¨²d, existe riesgo cierto de que el muerto, al hincharse y no poder expulsar los gases, reviente la caja. Para evitarlo hay f¨¦retros que incorporan una v¨¢lvula de escape similar a la que se adapta la tapa de una olla expr¨¦s.
Ser¨ªa un error concluir que el trato diario con la muerte ayuda a trivializarla. Mu?oz admite que se le hace cuesta arriba encontrar el tono cuando el fallecido es alg¨²n conocido o en el caso que las circunstancias del deceso sean particularmente dram¨¢ticas. Sin embargo, el ¨²nico momento de la charla en el que se le anuda la garganta y se le humedecen visiblemente los ojos es al describir una muerte an¨®nima y com¨²n. Rememora la ternura que le despert¨® el comentario hecho por un padre, ya mayor, a su hijo cuando se acercaron al tanatorio recoger las cenizas de la madre. El anciano sosten¨ªa la urna en una mano y, ante las dificultades que mostraba para caminar con agilidad, el hijo se ofreci¨® para cargar ¨¦l la cajita. ¡°Ha estado 65 a?os conmigo, no la voy a abandonar ahora¡±, le respondi¨® el padre.
Paco Mu?oz dej¨® la banca, los coches y los yates para dirigir una funeraria
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