Material de campa?a

El Gobierno que tan felizmente encabeza don Mariano Rajoy parece haberse fijado como uno de sus objetivos para las pr¨®ximas semanas invisibilizar ¡ªy, por tanto, abocar al fracaso¡ª el refer¨¦ndum del 1 de octubre por medio de la incautaci¨®n policial del material electoral y la prohibici¨®n o el entorpecimiento de los actos p¨²blicos destinados a espolear la participaci¨®n y/o el voto afirmativo. Es una idea estupenda pero que, para ser realmente eficaz, deber¨ªa ser aplicada con criterios menos estrechos y mucho m¨¢s contundentes.

Por ejemplo, si quer¨ªa de veras desincentivar a los catalanes soberanistas en fecha tan se?alada como el Once de Septiembre, el se?or Rajoy deber¨ªa haberle puesto un bozal al vicesecretario de Comunicaci¨®n del PP, Pablo Casado, antes de que aquella tarde hiciese la chulesca comparaci¨®n entre ¡°el trasatl¨¢ntico del Estado¡± y ¡°la zodiac pinchada¡± del independentismo; cuando despreci¨® ¡°la ANC, el ?mnium y el resto de engendros nominales¡± y asoci¨® a unos manifestantes de conducta mod¨¦lica con ¡°los sectores m¨¢s fan¨¢ticos y radicalizados¡±. A los cientos de miles de pasajeros de la ¡°zodiac pinchada¡± se les multiplicaron las ganas de responder a los menosprecios de Casado con una papeleta, el 1-O.

Las capturas de carteles, correspondencia y otros impresos pro refer¨¦ndum que la Benem¨¦rita realiza con el mismo celo y la misma puesta en escena que si desarticulase comandos terroristas o descubriese alijos de droga est¨¢n muy bien. No obstante, si el Ejecutivo espa?ol quisiera realmente neutralizar los focos generadores de independentismo y disuadir a los secesionistas de movilizarse, estos d¨ªas y dentro de dos domingos, ser¨ªa much¨ªsimo m¨¢s efectivo que sus terminales medi¨¢ticas y opinadores afines ¡ªy los de su aliado el PSOE, claro¡ª dejasen de insultar a los manifestantes del 11-S como ¡°asistentes de autocar y bocadillo¡±; que prescindieran de todos esos editoriales, columnas y declaraciones donde se habla de una ¡°violencia¡± inexistente y donde ¡ªpara dar alguna base a tales aspavientos¡ª se confunde deliberadamente la cloaca de Twitter con la realidad.

M¨¢s que registrar imprentas y redacciones de peri¨®dicos, lo que unos defensores astutos y efectivos de la unidad de Espa?a deber¨ªan desactivar es a esas legiones de separadores de cuyas plumas salen asertos del tipo ¡°el nacionalismo es una vivencia fracasada de la identidad¡±. A esos acad¨¦micos cuyos art¨ªculos llevan a?os asociando ¡ªcon un argumentario cada vez m¨¢s cansino¡ª el proceso catal¨¢n con la ¡°democracia aclamativa¡± y con Carl Schmitt (el jurista de cabecera del nazismo). A aquellos editorialistas que han tachado a las gentes implicadas en la reciente Diada de ¡°golpistas¡±, ¡°secuestradores¡±, ¡°insurrectos¡±, ¡°personajes dudosos¡±, ¡°sediciosos¡±, ¡°atracadores¡±, ¡°trileros¡±, etc¨¦tera. Porque cada una de esas descalificaciones colectivas empuja a decenas o cientos de ciudadanos tal vez indecisos a votar, y a votar s¨ª.

Sin ¨¢nimo de censurar a nadie ¡ªaunque algunas ideas ya est¨¢n censuradas¡ª, opino que contribuir¨ªa m¨¢s a una baja movilizaci¨®n referendaria el silencio de quienes insisten en rebajar el independentismo a la escapatoria de una ¨¦lite pol¨ªtica corrupta (Catalu?a, ?un pa¨ªs con dos o tres millones de chorizos...?), el mutismo de quienes, sin dato ni prueba algunos, repiten la cantinela de ¡°las ¨¦lites intelectuales apalancadas en las instituciones catalanas¡±... ?Ay, el d¨ªa en que podamos analizar en serio los pesebres intelectuales de las instituciones del Estado, y a sus beneficiarios!

Si el presidente Rajoy desea en serio impedir o minimizar el refer¨¦ndum, tampoco estar¨ªa de m¨¢s que desactivase a su fiscal de corps, Jos¨¦ Manuel Maza; porque imputar a m¨¢s de 700 alcaldes catalanes es la mejor manera de estimular y legitimar la escalada independentista en esos municipios antes, durante y despu¨¦s del 1-O. Y, ya puesto, Rajoy podr¨ªa desactivar tambi¨¦n alguno de sus recursos dial¨¦cticos de los ¨²ltimos tiempos. Insistir (en el Senado, el pasado d¨ªa 12) en que el Estado ha salvado a Catalu?a de la quiebra econ¨®mica ¡ªcomo si Catalu?a fuese un pa¨ªs ruinoso sin la poblaci¨®n, la riqueza, el tejido productivo, las exportaciones y la fiscalidad suficientes para autofinanciarse¡ª es otro insulto al sentido com¨²n y un escarnio a la ciudadan¨ªa que padece un sistema de financiaci¨®n vergonzoso y un d¨¦ficit fiscal flagrante. Pero, en vez de reconocerlo y corregirlo, el presidente acusa a los catalanes de pedig¨¹e?os y mantenidos.

Claro que, si Rajoy tuviese la inteligencia pol¨ªtica y emocional necesarias para entender c¨®mo se gener¨® el auge independentista en Catalu?a, entonces ya no hubi¨¦semos llegado hasta aqu¨ª.

Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador