De divas y h¨¦roes
El pundonor de Celso Albelo escolta a Mariella Devia en A Coru?a en la ¨²ltima ¡®Lucrezia¡¯ de la diva italiana
La soprano italiana Mariella Devia ha dicho adi¨®s a ¡°su¡± Lucrezia. Ha sido en la Programaci¨®n L¨ªrica de A Coru?a, ciudad en la que debut¨® hace 35 a?os con la Amina de La Sonnambula, en una versi¨®n concierto, ofrecida por la Programaci¨®n L¨ªrica de A Coru?a, de la ¨®pera de Donizetti. La noche del s¨¢bado 23 tuvo todos los ingredientes para el ¨¦xito finalmente obtenido: grandes voces protagonistas, una orquesta de excepci¨®n, un buen concertador en el podio, muy buenos comprimarios y un coro que responde. A estos ingredientes se a?adi¨® a partir del final del pr¨®logo la emoci¨®n de la duda, del peligro constante.
Mariella Devia se despidi¨® a lo grande de uno de los personajes que la han acompa?ado en su larga carrera de ¨¦xito mundial. Su Lucrezia del s¨¢bado en A Coru?a fue una muestra de un extremo buen hacer belcant¨ªstico: una actuaci¨®n de enorme calidad vocal y t¨¦cnica de la soprano de Liguria.
Por una parte, Devia mantiene una voz redonda y a¨²n conserva un m¨¢s que notable squillo, ese brillo vocal refulgente que los italianos definen como suono acuto e vibrante. En Devia, esa caracter¨ªstica vocal ha pasado del brillo argentino de la juventud a uno m¨¢s calido, entre dorado y cobrizo pero a¨²n lleno de personalidad. La soprano de Chiusavecchia d¡¯Imperia conserva adem¨¢s un fiatto que le permite un fraseo m¨¢s que generoso.
Con la edad, estas caracter¨ªsticas vocales necesitan esa maestr¨ªa llamada que los muchos a?os de oficio otorgan solo a quien es verdaderamente grande. En el canto, la m¨²sica o cualquier otra arte, esa grandeza se demuestra en los detalles. Sirva uno en la actuaci¨®n de Devia del s¨¢bado como muestra de su magisterio vocal: ese tempo, solo un punto m¨¢s reposado, que le permite afrontar m¨¢s que solventemente las agilidades de la partitura.
De esa forma pasa brillantemente de un largo tr¨¦molo, incluso m¨¢s que en actuaciones de hace a?os, a las cinco notas de su resoluci¨®n de Mentre geme il cor sommesso... sin soluci¨®n de continuidad; con un fluir que pone los pelos de punta a los buenos catadores l¨ªricos. Cantando as¨ª, carece de importancia el que su gestualidad corporal o facial sea algo menos acentuada que la de sus compa?eros de escena. Su Lucrezia de Devia en el Col¨®n fue una lecci¨®n magistral de buen canto que el p¨²blico supo agradecer en cada una de sus intervenciones y muy especialmente al final del concierto.
Y si Devia fue la maestra a quien reverenciar, Celso Albelo fue el h¨¦roe de la noche. Su actitud, incluso por encima de su canto lleno de belleza y pasi¨®n, fue un prodigio de entrega y valent¨ªa. Pundonor, en definitiva y con may¨²scula, es la palabra que mejor define al Albelo del s¨¢bado. Su l¨ªnea de canto se mantuvo: su versatilidad expresiva, que puede pasar de la fuerza heroica a esos filados prodigiosos demostrativos de la mayor ternura .Y todo ello sin apenas resentirse de un problema respiratorio m¨¢s que evidente y sin servirse de la t¨ªpica disculpa previa por megafon¨ªa, de la que tanto se abusa en los ¨²ltimos tiempos.
Pero es que Albelo en A Coru?a es algo m¨¢s que un cantante: antes del concierto, la presidenta de Amigos de la ?pera le impuso la medalla de oro de la asociaci¨®n. Fue un acto tan vac¨ªo de palabras como lleno de emoci¨®n, de la que el tenor canario llen¨® el Teatro Col¨®n: con su canto y con su coraje: el que le permiti¨® superar sus problemas f¨ªsicos haciendo arte por todo lo alto. La actitud de Albelo fue realmente admirable y el p¨²blico supo agradec¨¦rselo con sus ovaciones.
El d¨²o protagonista fue admirablemente secundado por un Ottavio Faria que nunca falla, lleno de poder¨ªo vocal y buen canto. Pero tambi¨¦n, un excelente actor capaz de expresar con un m¨ªnimo gesto de sus labios todo el car¨¢cter cruel y vengador del personaje; como en la escena del envenenamiento de Gennaro en el primer acto.
De los comprimarios, Elena Belfiore expresa convincentemente por canto y gestualidad el personaje del noble veneciano Maffio Orsino, aunque el registro grave de su rol es algo dificultoso para su voz. El resto de comprimarios mantuvo un alto niven vocal y expresivo, destacanto el tenor Francisco Corujo y el bajo Jerobo¨¢m Tejera.
La direcci¨®n de Andriy Yurkevych tuvo un buen nivel de concertaci¨®n pese a la dificultad a?adida, que siempre destacaba el maestro Alberto Zedda, de las versiones concierto: tener a los cantantes a la espalda en vez de en el escenario, frente al podio del foso. Pese a esto ¨Cy con las carencias ac¨²sticas del Col¨®n, que no ayudan tampoco en este sentido-, los numerosos concertantes de esta ¨®pera, tuvieron una buena precisi¨®n. La buena exptresi¨®n musical que logr¨® de la OSG super¨® al rendimiento sonoro obtenido; la ac¨²stica del Col¨®n no da m¨¢s de s¨ª. El Coro Gaos fue a m¨¢s desde unos comienzos notablemente vacilantes a un final m¨¢s adecuado a la calidad del resto de los elementos del concierto..
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