Las ¡®vedutas¡¯ contempor¨¢neas de Richard Estes
La Galer¨ªa Marlborough expone obras de uno de los fundadores del fotorrealismo norteamericano
Desde muy joven Richard Estes (Kewanee, Illinois, 1932) admiraba la obra El matrimonio Arnolfini, del pintor Jan Van Eyck, por el elemento que le ha dado fama: su espejo curvo que aparece detr¨¢s de la pareja y que los refleja de espaldas as¨ª como a las personas que tienen en frente y que de otra forma ser¨ªa imposible ver. No es extra?o que las obras de Estes, uno de los padres de la pintura hiperrealista americana, recuerden, seis siglos despu¨¦s, a esa extra?a pintura flamenca por la meticulosa descripci¨®n de las escenas y, sobre todo, por su ¨¦nfasis en plasmar los reflejos de las superficies met¨¢licas y v¨ªtreas de estructuras ultramodernas. Unos elementos que unas veces transparentan y dejan ver el interior y otras proyectan la imagen frente a ellas. Catorce de esos paisajes urbanos, realizados en los ¨²ltimos a?os, pueden verse en la exposici¨®n que se ha inaugurado en la Galeria Marlborough de Barcelona, en la que es la primera gran muestra de este artista en la ciudad y la segunda en Espa?a despu¨¦s de que el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid le dedicara una gran retrospectiva en 2007 a este autor de ¡®vedutas¡¯ contempor¨¢neas realizadas a la maniera de los grandes pintores venecianos barrocos como Canaletto.
Las obras de Estes no han venido (hasta el 4 de noviembre) solas a Barcelona. Estos d¨ªas el pintor se pasea por la ciudad con su c¨¢mara al cuello buscando los reflejos y elementos que le permitan crear nuevas obras. No ser¨¢ la primera vez. En 1986 pint¨® View of Barcelona, una pintura realizada a partir de una fotograf¨ªa tomada desde la Fachada del Nacimiento de la Sagrada Familia que estos d¨ªas intentar¨¢ repetir. La obra (que forma parte de su colecci¨®n particular) se vio en dos exposiciones celebradas en Barcelona en 1995 y 1999. El a?o pasado tambi¨¦n pudieron verse en la muestra organizada por Caixaforum, sobre lo mejor del museo Thyssen de Madrid, sus Cabinas telef¨®nicas neoyorquinas de 1967. Pero nada m¨¢s hasta ahora.
¡°Es una oportunidad ¨²nica para ver lo ¨²ltimo de Estes¡±, explica entusiasmada Merc¨¨ Ros, directora de la galer¨ªa que asegura que antes de inaugurar la muestra ya se ha vendido una de las obras (a partir de 100.000 euros) y no ha llegado a colgarse.
Detallismo fotogr¨¢fico
Las ¨²ltimas obras de Estes son pinturas de peque?o y mediano formato que juegan con los reflejos y obligan al observador a concentrarse en lo que est¨¢ viendo y a escudri?ar, a recorrer de un lado a otro las obras para llegar a saber lo que est¨¢ dentro y fuera, lo que es realidad o solo su reflejo, como en CD de 2014 y Starbucks self portrait, de 2017. La proximidad a las pinturas, dentro del detallismo, la meticulosa descripci¨®n y la precisi¨®n de Estes permiten comprobar que no son fotograf¨ªas sino pinturas en las que se perciben la pincelada y la mano diestra del pintor. Junto a las vistas neoyorquinas de interiores de bares a trav¨¦s del cristal, vagones de metro como The L train de 2016, o esquinas de la ciudad americana como Subway entrance de 2017, en las que predominan los colores y tonos grises, azulados y fr¨ªos, en Marlborough tambi¨¦n pueden verse dos obras de una extensa serie que Estes ha creado alrededor de 2013 sobre la Ant¨¢rtida, donde son los glaciares y las monta?as de hielo las que se reflejan en el mar.
La muestra permite contemplar dos vistas de Manhattan desde los ferris que llevan a miles de ciudadanos a un lado y otro de la ciudad al finalizar su jornada laboral en las que predominan los tonos rojizos y marrones. El juego ante las obras de Estes prosigue en busca de la firma del artista que se cuela en los sitios m¨¢s inveros¨ªmiles; en un cartel callejero o en el anuncio de un vag¨®n del metro. La ¨²ltima obra nos muestra al imitador m¨¢s fiel de Van Eyck: en el cap¨® curvo de un autom¨®vil se reflejan los edificios pr¨®ximos, al puro estilo de la pareja Arnolfini del pintor flamenco.
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