Un Verdi con poca intensidad dram¨¢tica
Las voces de Piotr Beczala y Carlos ?lvarez salvan ¡®Un ballo in maschera¡¯ en el Liceo
Diecis¨¦is a?os despu¨¦s del monumental esc¨¢ndalo provocado por el montaje de Calixto Bieito ambientado en la Espa?a de la Transici¨®n ¡ªla imagen inicial de una fila de conspiradores sentados en tazas de w¨¢ter en los lavabos del Parlamento dio la vuelta al mundo¡ª, Un ballo in maschera vuelve al Liceo en un elegante pero anodino montaje, sin garra teatral ni intensidad dram¨¢tica, que inaugur¨® la temporada en una velada salvada por la fabulosa actuaci¨®n del tenor Piotr Beczala y el bar¨ªtono Carlos ?lvarez, bajo la certera direcci¨®n musical de Renato Palumbo.
Como cita inaugural, la tensi¨®n del proc¨¨s pas¨® factura con la ausencia de pesos pesados de la pol¨ªtica catalana y espa?ola y del sector empresarial. Situaci¨®n comprensible con la que est¨¢ cayendo, pero no por ello menos preocupante. Curiosamente, el azar ha colocado en la agenda lice¨ªsta una genial ¨®pera de Giuseppe Verdi que plasma un historia de amores imposibles en un trama de conspiraciones pol¨ªticas y violencia.
De hecho, la autoridad de mayor rango no estaba en la sala sino en el escenario, en la piel del personaje estelar, Riccardo, gobernador de Boston en el drama verdiano; en la versi¨®n original el protagonista era el rey Gustavo III de Suecia, pero el asesinato de un monarca en escena estaba prohibido y la censura impuso el cambio.
Un ballo in maschera
De Verdi. Piotr Beczala, Carlos ?lvarez, Keri Alkema, Dolora Zajick, Elena S¨¢nchez Pereg.
Coro y Orquesta Sinf¨®nica del Gran Teatro del Liceo.
Director de escena: Vincent Boussard. Vestuario: Christian Lacroix. Director de orquesta: Renato Palumbo. Producci¨®n del Teatro del Capitole de Toulouse. Liceo. 7 de octubre.
Reinaron en el escenario Beczala y ?lvarez, con una vocalidad radiante, a a?os luz por calidad y relieve del resto del reparto; el tenor polaco es hoy en d¨ªa un Riccardo de referencia por su impecable l¨ªnea y el control de unos medios l¨ªricos que a veces fuerza en los momentos de mayor peso dram¨¢tico, pero sin perder belleza y luminosidad en los agudos.
A su lado, el bar¨ªtono malague?o recrea con ricos matices, nobleza en el fraseo e impresionante presencia esc¨¦nica el lucido papel de Renato, ideal para sus cualidades vocales. Valiente y entregada, pero de discreto nivel, la Amelia de Keri Alkema; decepcionante Dolora Zajick con una muy irregular Ulrica y con gracia y virtuosismo el Oscar de la soprano Elena S¨¢nchez Pereg. El t¨¢ndem formado por el director de escena Vincent Boussard y el dise?ador de moda Christian Lacroix, responsable del lujoso vestuario, desperdicia, por pura falta de vida teatral, muchas situaciones dram¨¢ticas concebidas por Verdi con nervio y fuerza musical implacable. El montaje, una producci¨®n del Capitole de Toulousse estrenada hace tres a?os, tiene adecuados tintes tenebrosos, pero hay m¨¢s decoraci¨®n de pasarela de moda que alma teatral, con un desfile de personajes, vestidos con lujo y elegancia que aburren por falta de tensi¨®n.
Menos mal que el s¨®lido oficio y el dominio del estilo verdiano de Renato Palumbo impone en el foso un discurso orquestal en¨¦rgico, bien contrastado en las aristas violentas del drama y elegante a la hora de subrayar el apasionado lirismo que ilumina la partitura. Y la orquesta, c¨®moda y segura bajo su direcci¨®n, ofreci¨® una muy notable actuaci¨®n, al igual que el coro, con matices sutiles desde su primera intervenci¨®n al brillo del ¨²ltimo cuadro ambientado en un sal¨®n presidido por una gigantesca l¨¢mpara de l¨¢grimas.
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