Del amanecer a la Feria
El programa de la Real Filharmon¨ªa para las Xornadas de M¨²sica Contempor¨¢nea entusiasma en Santiago
La Real Filharmon¨ªa de Galicia (RFG) ha celebrado en el Auditorio de Galicia de Santiago el cuarto concierto de abono de esta temporada, integrado en las Xornadas de M¨²sica Contempor¨¢nea 2017. En programa, Jobs and gates at dawn (and other uchronias), de Eduardo Soutullo (1968); el Concierto para viol¨ªn en re mayor, op. 66 de ?gor Stravinski (1882 ¨C 1971); Jong: m¨²sica para malabarista y orquesta, obra de Lota Wenn?koski (1970) que se estrenaba en Espa?a, y Feria, de Magnus Lidberg (1958).
Un programa poco usual en las programacciones de las orquestas espa?olas que pese a ello ¨Cpero precisamente por el atractivo que comporta lo infrecuente del repertorio interpretado- dej¨® dos datos: el primero es que el p¨²blico, por los huecos apreciados, ocupaba no m¨¢s de un 80% del aforo del Auditorio de Galicia; el segundo, el calor con que fue acogido por los asistentes al concierto. Algo que, bien valorado y debidamente equilibrado, puede hacer real ese deseo siempre expresado por los programadores de las orquestas ¨Cde todas las orquestas- de ¡°atraer a nuevos p¨²blicos¡± a la m¨²sica sinf¨®nica.
Jobs and gates at dawn (and other uchronias) es una obra escrita por Eduardo Soutullo en 2016 como respuesta a un encargo de la Fundaci¨®n Autor y la AEOS (Asociaci¨®n Espa?ola de Orquestas Sinf¨®nicas). Son muchos los encargos y premios recibidos por autores de Galicia y el nivel de la m¨²sica en una comunidad tambi¨¦n se podr¨ªa valorar por este tipo de encargos. Es el caso de Octavio V¨¢zquez (Eleusis), del Concierto Misterio, de Wlad¨ªmir Rosinskij. O de Fragmentos del Satiric¨®n, de Fernando Buide, que obtuvo el de composici¨®n AEOS-Fundaci¨®n BBVA de 2013.
La obra de Soutullo tiene una s¨®lida estructura, muy atractiva para el auditorio por la sucesi¨®n de climas sonoros, llenos de sugerencias bien reconocibles por el aficionado del s. XXI. Se inicia con lo que puede ser sugerencia de borroso despertar, al que pronto sigue el bullicio urbano; desde este casi se puede ver el tr¨¢nsito rodado o ver el despertar del d¨ªa a trav¨¦s del brillo solar de la trompa. Hay momentos en los que la pincelada de color de l¨¢minas de vibr¨¢fono, frotadas por el arco de un viol¨ªn, a?aden al sonido de la flauta un toque de on¨ªrica intimidad; o te sacan de ella tuttis contundentes que anteceden a un final meditativo cercano al recogimiento.
Si hay algo que distinga el Concierto para viol¨ªn de Stravinski es su b¨²squeda por otra parte, tan habitual en el autor- de nuevos caminos expresivos para su m¨²sica. En el concierto del jueves en Santiago tuvo un int¨¦rprete de excepci¨®n, Mathieu Arama, ¡°nieto¡± profesional del gran David ?istraj (Arama es alumno de ?gor ?istraj, el hijo del m¨ªtico violinista ruso).
El sonido muy cl¨¢sico, casi ¡°sovi¨¦tico¡±, que Arama extrae de su viol¨ªn y la precisi¨®n absoluta en ritmo y afinaci¨®n se complementan con una rara y hermosa sensibilidad. Su interpretaci¨®n de las dos arias centrales del concierto proporcionaron al p¨²blico momentos de intensa e ¨ªntima emoci¨®n.
Tras el descanso, el estreno de Jong, m¨²sica para malabarista y orquesta, de la finlandesa Lotta Wenn?koski, una obra ligera de intenci¨®n y acertada estructura. La siempre buena integraci¨®n de m¨²sica y circo se convierte, gracias al polifac¨¦tico Pablo Reboleiro, en una id¨®nea interacci¨®n. Sus juegos malabares, m¨ªmica y expresi¨®n corporal fueron parte inseparable de la m¨²sica. Logr¨® as¨ª llevarse a su campo a los componentes de la breve orquesta (maderas a 1, 4 + 3 violines, 3 violas, 2 chelos y 1 contrabajo), que han de tocar, hablar a ritmo, gritar, tocar instrumentos de juguete y actuar.
Pero tambien, en alg¨²n momento, hacer de soporte de los elementos de los malabares de Reboleiro: como cuando ¨¦ste hizo rodar una de sus esferas sobre la cabeza del arco de contrabajo o por los brazos y dorso de Paul Daniel. Todos parecieron gozar de su ¨Cen sentido literal- actuaci¨®n y entre todos arrastraron al p¨²blico a unos momentos verdaderamente gozosos y relajados.
Por que la m¨²sica no tiene por que ser siempre trascendente y es siempre la mejor compa?¨ªa para esponjar corazones. Como cuando Paul Daniel se alej¨® de su atril, bailando hasta que Reboleiro lo ¡°despert¨®¡± con un fortissimo de tri¨¢ngulo. Momentos muy bien escenificados por Paul Daniel: alguien que tiene lo que ahora se llama un ¡°relato¡± muy bien construido.
Pero la interpretaci¨®n de Daniel, tras un gran trabajo de encaje a lo largo de los ensayos, destac¨® todas las virtudes sonoras de la obra. La personalidad de Lindberg estuvo presente en todas sus principales caracter¨ªsticas, como densidad sonora, timbre y ritmo. La Real Filharmon¨ªa estuvo soberbia en todo el concierto y, adem¨¢s de otros solos, fue de destacar el papel al piano y la celesta por parte de Simona Kancheva, a la que Daniel sac¨® a saludar por dos veces.
Un detalle m¨¢s de la personalidad del director art¨ªstico de la RFG fue su petici¨®n al p¨²blico, entre Jong y Feria, de un aplauso para Francisco Fern¨¢ndez y Juan Ramos, encargados del montaje del escenario. Un reconocimiento siempre merecido; pero m¨¢s a¨²n cuando la log¨ªstica es tan complicada como la necesaria para este concierto, fruto de la colaboraci¨®n de la RFG y el Centro Nacional de Difusi¨®n Musical.
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