Antipoes¨ªa
El desconcierto l¨²cido y prosaico seg¨²n Joan Brossa, poeta de la l¨ªrica nada ¨¦pica del coste de la vida (y m¨¢s)

Exposici¨®n de Joan Brossa en el Macba, por fin. El museo ha tardado unos cuantos a?os en hacerla, pero, bueno, ah¨ª est¨¢ Brossa. Ha tenido que hacer frente a una huelga de casi dos meses de los trabajadores de taquilla y de vigilancia de salas por sus tremendas condiciones de trabajo. Y a un cambio urgente del d¨ªa de la inauguraci¨®n, prevista para el 20 de setiembre, cuando se produjeron las primeras detenciones del oto?o pol¨ªtico y la concentraci¨®n ante la conselleria de Economia. El poeta Brossa, no lo duden, habr¨ªa estado muy interesado en todo esto y meridianamente al lado de huelguistas en el museo y tambi¨¦n de los concentrados justo al lado de su escultura dedicada al libro, en el cruce de la Gran Via con la Rambla de Catalunya.
La poes¨ªa tiene muchas caras, extrae l¨ªrica, ¨¦pica y hasta desconcierto de las cosas m¨¢s prosaicas. Excava en algo m¨¢s: lo com¨²n que nos une y hasta en lo que nos desune. No todos llevamos el mismo tipo de calzado, de eso trata tambi¨¦n la poes¨ªa. El precio de la vida puede ser muy po¨¦tico en su lucidez, los n¨²meros no mienten. Fuerte y poderosa, la antipoes¨ªa no se lleva bien con lo que se da por supuesto que todos entendemos de la misma forma. La antipoes¨ªa puede que sea la verdadera poes¨ªa, oiga.
A la antipoes¨ªa se dedic¨® en profundidad Brossa (aunque no s¨®lo a ella) y es esta parte suya ir¨®nica y risue?a, a menudo salvaje, la que ahora nos saluda desde el fr¨ªo edificio del Raval. Y lugar luminoso cuando dejas las salas. Adviertes entonces el presente a¨²n m¨¢s, ves con mayor claridad lo que sucede en todas partes: en la calle, en tu cabeza, la televisi¨®n y las redes sociales, incluso lo que no se dice en los medios o pasa desapercibido. Volviendo al tipo de calzado de cada cu¨¢l, ah¨ª est¨¢ el poema de Brossa ¡°Unes espardenyes¡± (Unas alpargatas), que permiten saber el precio de la vida en 1951: ¡°Unes espardenyes valen 15 pessetes. / Unes sabates, 175. / Travessa un cotxe, amb r¨¤dio. / Una un?a de pernil val 3 pessetes. / Un paquet de cigarretes, 4'60.¡±
Una l¨ªrica en absoluto ¨¦pica. No recuerdo si ya habl¨¢bamos del 155 mientras se preparaba esta exposici¨®n, a cargo de Teresa Grandas, conservadora del equipo del museo, y del artista e investigador Pedro G. Romero. Pero ah¨ª est¨¢ un poema, ¡°Article 135¡± para recordar que la palabra y el arte tienen carga prof¨¦tica por m¨¢s antipo¨¦tica que sea. Un componente premonitorio que salta a la vista a¨²n m¨¢s cuando ves la intervenci¨®n de Brossa en el festival de poes¨ªa del Price del 25 de abril de 1970. En la Barcelona de entonces fue un hito contra el estado de las cosas dominante.
Brossa ley¨® un poema sobre los Mossos d¡¯Esquadra. No lo recordaba y al volver a casa lo busqu¨¦ para leerlo a fondo. Es una apelaci¨®n a la polic¨ªa catalana que en 1970 deb¨ªa de sonar a chino a muchos, aunque los catalanistas concienciados supieran de qu¨¦ iba. No estuve all¨ª, no hab¨ªa llegado todav¨ªa a Barcelona. Pero si hubiera asistido me lo hubieran tenido que explicar y a¨²n as¨ª me habr¨ªa quedado de piedra ante un poema a la polic¨ªa. Y ahora, desde el atentado de agosto hasta hoy mismo, se puede leer este poema a los mossos al ritmo de los acontecimientos que ahora nos someten al escrutinio constante del carrusel de la vida pol¨ªtica.
Y lo que pasa desapercibido, ?qu¨¦? Por lo que respecta al 155, cabe recordar que tras su aprobaci¨®n el mismo Senado ratific¨® aquel d¨ªa el acuerdo comercial de la Uni¨®n Europea con Canad¨¢, el CETA, ese gran avance del orden mundial para erradicar lo que queda del estado del bienestar. Vuelvo al poema ¡°Article 135¡± y los dos asuntos, lo catal¨¢n-espa?ol y lo global, resuenan en ¨¦l.
Hay mucho que ver en esta exposici¨®n que empieza con greguer¨ªas de G¨®mez de la Serna y s¨¢tiras de la vieja revista La Codorniz, con Mir¨® siempre y la creaci¨®n de Dau al Set. Mucho que ver y que leer. Para tantos visitantes supondr¨¢ el descubrimiento de Brossa y para otros su reencuentro con ¨¦l. Una incitaci¨®n a saber y disfrutar m¨¢s de este hombre que tambi¨¦n fue un mago. Ah¨ª est¨¢ Christa Leem y su cabaret brossiano, desnud¨¢ndose al ritmo del as de bastos. Mientras miro otra vez La Codorniz que el poeta guardaba entre sus much¨ªsimos papeles, me viene a la cabeza la revista humor¨ªstica ahora investigada por hacer chistes sobre la polic¨ªa destinada en Barcelona. Antipoes¨ªa es lucidez.
Merc¨¨ Ibarz es escritora y profesora de la UPF
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