The End. Es el final

Tambi¨¦n Forcadell escuchar¨¢ los insultos que recibi¨® Puigdemont aquella ma?ana del 26 de octubre cuando a punto estuvo de convocar elecciones. Si la independencia y la rep¨²blica eran c¨¢scaras vac¨ªas, s¨ªmbolos sin valor legal alguno, nada de lo que se ha hecho hasta ahora ten¨ªa sentido. Las m¨¢scaras han ca¨ªdo. Como dijo Emile Zola, la verdad est¨¢ en marcha y nada la frenar¨¢. Una detr¨¢s de otra, todas las mentiras ir¨¢n cayendo. Uno tras otro, todos los mentirosos quedar¨¢n en evidencia.

Toda la historia del proceso independentista responde al mismo mecanismo, el de un doble tablero, que ha sido de una eficacia prodigiosa en momentos cruciales como la consulta del 9N, hace tres a?os. Cuando conviene se trata de realizar meramente gestos simb¨®licos, consultas no vinculantes o procesos participativos sin m¨¢s valor que el de una consulta. Pero en caso de contar con suficiente participaci¨®n y un buen resultado se intenta traducir los s¨ªmbolos en hechos. As¨ª han ido avanzando, sigilosamente, en un gradualismo rupturista con el que quer¨ªan llegar hasta la secesi¨®n.

As¨ª es como rompieron con el Estatuto y la Constituci¨®n, desatendieron las sentencias del Constitucional, vulneraron los derechos de la minor¨ªa y llegaron a planificar, incluso, las leyes y la estructura para la organizaci¨®n de la independencia. Todo era simb¨®lico, ahora lo hemos visto. Cierto. Aunque detr¨¢s de los s¨ªmbolos deb¨ªan llegar las acciones. Y llegaron pero ya sin consecuencias: la rep¨²blica fue declarada pero no tuvo fuerza para nacer.

Ahora el culebr¨®n se ha terminado. No hay nueva temporada. Puede que haya un nuevo culebr¨®n, pero tendr¨¢ que responder a otro gui¨®n: totalmente constitucional. Se ver¨¢. Pero de las decisiones judiciales de ayer, fruto del comportamiento de Forcadell y de la mesa, se deducen consecuencias pol¨ªticas sin mucho margen para la ambig¨¹edad. Una parte del soberanismo, para intentar salvar los muebles, ha renunciado a la unilateralidad y al juego fuera de la Constituci¨®n.

Tambi¨¦n tendr¨¢ consecuencias electorales. Que nadie insulte a Santi Vila, porque su comportamiento en nada difiere del comportamiento de Forcadell, Corominas, Sim¨®, Guin¨®, Barrufet y Nuet. O s¨ª, Vila al menos tuvo la coherencia de defender la legalidad y se baj¨® del disparate a tiempo antes de vulnerarla. Ser¨¢ dif¨ªcil que quienes aceptan el 155 puedan ir juntos con quienes lo rechazan desde Bruselas o desde la c¨¢rcel de Estremera.

En resumen, es una excelente noticia. Lo es que no le caiga la prisi¨®n incondicional a Forcadell y a todos sus compa?eros. Lo es tambi¨¦n su acatamiento de la legalidad constitucional. Si todo hubiera empezado as¨ª, estar¨ªamos en otro punto, menos dram¨¢tico y sin tantos costes de todo tipo, econ¨®micos, pol¨ªticos, personales incluso. ?Bienvenidos todos ellos a la vida pol¨ªtica legal y democr¨¢tica que jam¨¢s debieron abandonar para abrazar una causa rupturista visiblemente quim¨¦rica y absurda!