Elton John llen¨® el Sant Jordi de recuerdos y ganas de pas¨¢rselo bien
El arist¨®crata brit¨¢nico arras¨® con un concierto repleto de buenas vibraciones
Elton John regres¨® a Barcelona y arras¨® en el Palau Sant Jordi compartiendo un pu?ado de recuerdos en forma de canci¨®n con un p¨²blico entregado como muy pocas veces se ha visto en la ciudad. Y m¨¢s no trat¨¢ndose de un concierto para fans quincea?eras sino para matrimonios talluditos de esos que no se suelen desmelenar por cualquier cosa (probablemente m¨¢s por aquello de qu¨¦ dir¨ªan sus hijos o sus nietos que por falta de ganas).
La del domingo fue una noche de m¨²sica trepidante pero lo m¨¢s importante fue que el arist¨®crata brit¨¢nico lo llen¨® todo de buenas vibraciones y mejor humor y desat¨® en todos los presentes una ganas irrefrenables de pas¨¢rselo bien. Todav¨ªa quedan ganas de pas¨¢rselo bien en Barcelona y el p¨²blico que finalmente llen¨® el polideportivo ol¨ªmpico (todos: platea y gradas) se pas¨® m¨¢s de la mitad del concierto de pie intentando bailar entre las hileras de sillas. Sobraron esas sillas en la pista y, por una vez, la seguridad no fue excesivamente estricta dejando que el p¨²blico se acercara hasta el mismo escenario (incluso Elton John acab¨® firmando aut¨®grafos a los apretujados de la primera fila).
Por la ma?ana a¨²n quedaban entradas para el concierto. Incluso en Internet se desat¨® una reventa a 700 euros la butaca, es de esperar que sin ning¨²n ¨¦xito. Al final el polideportivo se acab¨® llenando, unas quince mil personas que, sin duda, lo abandonaron con una buena dosis de optimismo recargando sus bater¨ªas internas.
Contrariamente a la extravagancia que parece rodear la figura de sir Elton, su presencia en Barcelona fue eminentemente musical sin innecesarios fuegos de artificio, con un pu?ado de canciones como las que se trajo en el piano no hac¨ªan falta. Un peque?o escenario sin adornos, dos pantallas laterales tampoco descomunales y un panel trasero de leds que proyect¨® magn¨ªficas pero discretas im¨¢genes. Todo se centr¨® en la m¨²sica, en el contundente toque pian¨ªstico del brit¨¢nico y una voz que, a pesar de haber mermado con el paso del tiempo (acaba de cumplir los setenta), sigue siendo rotunda e impactante.
Luciendo una levita negra de lentejuelas con bordados mon¨¢rquicos y rodeado por cinco eficaces m¨²sicos (un par, el bater¨ªa Nigel Olson y el guitarrista Davey Johnstone, llevan m¨¢s de cuatro d¨¦cadas custodi¨¢ndole las espaldas) Elton John arranc¨® ya con una declaraci¨®n de intenciones tanto por su contenido, The Bitch Is Back, como por su envoltorio: puro y directo rock and roll que ya comenz¨® a levantar los ¨¢nimos de todos los presentes. Y as¨ª sigui¨® durante casi dos horas y media.
La gira se titula como su ¨²ltimo disco de estudio, Wonderful Crazy Night, pero solo aparecieron dos temas de ese pl¨¢stico. El resto fue un encadenado de grandes ¨¦xitos, en su mayor¨ªa de la d¨¦cada de los setenta. Sir Elton se puso reivindicativo al cantar I Want Love y serio al recordar a George Michael , pero en el resto de la velada reparti¨® ritmo a manos llenas.
Todav¨ªa no hab¨ªamos llegado a la mitad del concierto cuando una versi¨®n exuberante de Levon (un tema del 71) desat¨® la locura del personal. Y ya no decay¨®: Rocket Man, Your Song, Sad Songs, I?m still standing, Crocodrile Rock, Don¡¯t let the sun go down on me y Saturday Night¡¯s Alright For Fighting marcaron una largu¨ªsima e irrefrenable recta final que desemboc¨®, no pod¨ªa ser de otra manera, en una versi¨®n ¨ªntima y cercana, a solas con su piano, de Candle in the wind.
Y al final todos contentos. Elton John est¨¢ a punto de acabar esta gira (en la carretera desde febrero del a?o pasado: 135 conciertos) y se va a pasar un mes en el Caesar¡¯s Palace de Las Vegas y a los espectadores barceloneses esa ducha de ritmo desenfadado y buen rollo esperemos que nos dure lo suficiente como para afrontar la Navidad que nos espera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.