El guardia civil que envenen¨® a dos compa?eros y su hijo en una casa cuartel, condenado a 22 a?os
El brigada estaba obsesionado con su subordinada, sentencia la Audiencia de Alicante
Veintid¨®s a?os de c¨¢rcel. Ese es el desenlace de la pesadilla, propia de una ficci¨®n televisiva, vivida por un matrimonio de guardias civiles y su hijo de tres a?os en la casa cuartel de Villajoyosa (Alicante). Un tribunal ha impuesto esa condena al brigada del Instituto Armado Francisco Garc¨ªa, a quien su obsesi¨®n por una subordinada le llev¨® a intentar asesinarla junto a su familia echando plaguicida a su comida.
La sentencia, a la que ha tenido acceso este diario, resulta bastante m¨¢s ben¨¦vola que las peticiones cercanas a los 40 a?os de c¨¢rcel que formularon al t¨¦rmino del juicio, hace un mes, la fiscal¨ªa y la acusaci¨®n particular. La secci¨®n segunda de la Audiencia Provincial de Alicante considera que el guardia incurri¨® en tres delitos de asesinato frustrado ¡ªuno de ellos agravado por dirigirse contra un menor¡ª un delito continuado de allanamiento de morada y otro contra la intimidad, aunque le absuelve de acoso.
Tal y como establece el fallo judicial, el brigada implicado entr¨® el 3 de junio de 2016 en la vivienda que la pareja y su hijo ocupaba en la casa cuartel y ech¨® Clorpirif¨®s, un insecticida, en el arroz cocido que hab¨ªan dejado preparado esa ma?ana para comer, con la ¡°intenci¨®n de acabar con la vida¡± de toda la familia. Aunque ¨¦l asegura que solo pretend¨ªa ¡°llamar la atenci¨®n¡± y provocar ¡°una discusi¨®n en la pareja¡±, los magistrados s¨ª aprecian un ¨¢nimo homicida. No en vano, us¨®, seg¨²n precisa la sala, ¡°un medio con potencialidad letal, independientemente de su concentraci¨®n en la comida sobre la que lo verti¨®¡±.
Una videoc¨¢mara grab¨® toda la secuencia. El matrimonio la hab¨ªa instalado previamente en el comedor, pues viv¨ªa en un estado continuo de psicosis y ansiedad desde principios de ese a?o, cuando hab¨ªa comenzado a notar la falta de objetos y que la comida se pon¨ªa mala en su ausencia en cuesti¨®n de horas.
Seg¨²n los peritos que intervinieron en el juicio, la cantidad de plaguicida analizada en el arroz no era suficiente para causar la muerte de una persona, aunque eso depende de algunos factores como el tiempo de exposici¨®n al veneno y el organismo de las personas que lo ingieran. La sentencia destaca en ese punto que Francisco Garc¨ªa conoc¨ªa perfectamente que el marido de su subordinada, tambi¨¦n guardia civil, estaba recibiendo quimioterapia por una enfermedad oncol¨®gica y que el ni?o de la pareja ten¨ªa solo tres a?os.
Adem¨¢s, el 3 de junio no era la ¨²nica vez que hab¨ªa entrado ilegalmente en casa de los afectados, a los que deber¨¢ indemnizar con 20.000 euros. Conoc¨ªa los turnos de la mujer y de su marido, y aprovechaba sus ausencias para colarse en el domicilio con una copia de las llaves que se guardaba en la casa cuartel ¡°por motivos de seguridad¡±. En esas incursiones, desde inicios de 2016, tambi¨¦n arroj¨® ¡°sustancias en las comidas¡±. En dos de esas ocasiones, apuntan los jueces, ¡°el sabor era tan repulsivo que el menor y su padre escupieron lo ingerido inmediatamente¡±.
La Audiencia basa la condena por los delitos m¨¢s graves en una prueba clave: un pen drive intervenido al sospechoso tras su detenci¨®n en el que confesaba por escrito sus planes. Sin concretar la acci¨®n, Francisco Garc¨ªa aseguraba que hab¨ªa llegado ¡°el momento de la verdad¡± para comprobar si ten¨ªa ¡°el valor¡± suficiente para ¡°ejecutar¡± lo que hab¨ªa ¡°planificado muchas veces¡±, al menos en su ¡°pensamiento¡±. El agente dec¨ªa estar en un ¡°constante sinvivir¡± mientras su compa?era parec¨ªa ¡°inmensamente feliz¡±. Para el tribunal, la menci¨®n a esas otras ocasiones demuestra que hab¨ªa intentado cometer el crimen con anterioridad contaminando la comida, incluso con ¡°una sustancia que estaba a su alcance: matarratas¡±.
Adem¨¢s de los tres intentos de asesinato, el tribunal le ha considera culpable de un delito de allanamiento de morada y de otro contra la intimidad de la pareja, ya que se apropi¨® de ropa interior y fotos y objetos de tipo personal de su compa?era.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.