La fuerza de la palabra desde una celda de Tordesillas
Lecci¨®n de Concha Velasco en ¡®Reina Juana¡¯, que prorroga funciones en el teatro Borr¨¤s hasta el domingo
Emociona ver al p¨²blico en pie, aplaudiendo a Concha Velasco mientras la colosal actriz vallisoletana agradece las muestras de entusiasmo dando la mano a algunos espectadores de la primera fila. Es la imagen de un ¨¦xito merecido tras hora y cuarenta minutos de esfuerzo y talento dando vida a la reina Juana I de Castilla en el mon¨®logo Reina Juana, de Ernesto Caballero, dirigido por Gerardo Vera: es la lecci¨®n de una gran dama del teatro que conviene no perderse. Tanto es as¨ª que el teatro Borr¨¤s ha prorrogado las funciones hasta este pr¨®ximo domingo.
La noche anterior a su muerte, en la fr¨ªa celda del monasterio de Tordesillas donde permaneci¨® encerrada durante 46 a?os, Juana la Locarepasa su vida en una ¨²ltima confesi¨®n que muestra su esp¨ªritu rebelde, su car¨¢cter forjado en el orgullo y la reivindicaci¨®n de una raz¨®n que nunca perdi¨®, aunque le fue negada en vida. En su largo mon¨®logo, el dramaturgo Ernesto Caballero convierte esa confesi¨®n en un tour de force de una actriz colosal que emociona simplemente con la fuerza de las palabras.
Dicci¨®n clara, buena proyecci¨®n de la voz, intensidad, energ¨ªa y variedad en los matices. Son cualidades que Concha Velasco atesora y convierte en arte. El teatro est¨¢ en la voz, tambi¨¦n en el gesto y el movimiento, pero ante todo en la voz hablada, cantada y callada: tambi¨¦n en los silencios. Y en Reina Juana, la vallisoletana imparte una lecci¨®n hoy muy necesaria, pues la buena dicci¨®n no es frecuente en las nuevas hornadas de actores y actrices.
Concha Velasco es Juana por la fuerza de la palabra y por esos giros de humor, esas pinceladas magistrales de actriz curtida en mil comedias que arranca la sonrisa en medio del desgarro de una vida marcada por la pasi¨®n amorosa y la renuncia al poder.
Caballero dibuja el car¨¢cter y la fuerza interior, el dolor y la rabia, las ilusiones perdidas de una mujer culta, sensible y apasionada que, desde la infancia hasta su muerte a los 75 a?os, fue maltratada por su madre, Isabel la Cat¨®lica y los hombres de su familia que la hicieron pasar por loca: su padre Fernando el Cat¨®lico; su marido, Felipe de Habsburgo, el Hermoso; su hijo, el emperador Carlos I; y su nieto, Felipe II.
La cuidada direcci¨®n de Gerardo Vera, la funcional escenograf¨ªa firmada por Alejandro And¨²jar y el propio Vera, la po¨¦tica iluminaci¨®n de Juanjo Llorens y las videoproyecciones de ?lvaro Luna, refuerzan su interpretaci¨®n, ba?ada en tintes oscuros, muy de pel¨ªcula en blanco y negro.
Algunas ilustraciones musicales funcionan muy bien, como el inicio de un bell¨ªsimo Kyrie, de Josquin Desprez, acorde al tiempo hist¨®rico evocado; otras lo son menos. Curiosamente, el sonido de campanas repicando cobra m¨¢s fuerza teatral que todas ellas.
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