El dibujante olvidado de la Belle ?poque
Una exposici¨®n ubica a Joan Cardona como gran ilustrador en el Par¨ªs de inicios del XX
Lo m¨¢ximo a lo que puede aspirar un creador es a que sus obras sean reconocidas y que todo el mundo sepa que detr¨¢s de una pintura, una escultura o un edificio est¨¦ un autor y no otro. Eso lo consigui¨® entre finales del siglo XIX y comienzos del XX Joan Cardona i Llad¨®s (187-1958) con sus dibujos y sus pinturas despu¨¦s de crear un prototipo de mujer elegante, glamurosa, enjoyada, voluptuosa y moderna que disfruta de la vida bebiendo y fumando y que se mueve con soltura en los ambientes de la modernidad de entonces, que no son otros que los del Par¨ªs de la Belle ?poque. Las mujeres tipo Cardona ilustraban el interior y la portada de revistas y libros y se expon¨ªan en salones y galer¨ªas de Par¨ªs, pero tambi¨¦n de Barcelona, llegando a estar considerado uno de los grandes dibujantes de prensa sat¨ªrica y humor¨ªstica de entonces; unas mujeres que tambi¨¦n aparec¨ªan en los muchos y llamativos carteles que cre¨® para publicitar marcas de bebidas, cigarrillos y bicicletas.
Sin embargo, de todo aquello no queda nada, ni el recuerdo de quien las cre¨®, porque Cardona, como muchos otros que no forman parte del Olimpo del arte, es un personaje olvidado. Menos mal que siempre hay quien se empe?a en que eso cambie. Es el caso del inquieto galerista Gabriel Pin¨®s, responsable de Gothsland (Consell de Cent, 331), que, despu¨¦s de descubrir hace cuatro a?os a Cardona tras adquirir una de sus obras, ha reunido en su galer¨ªa 25 m¨¢s creadas entre 1898 y 1909 en la exposici¨®n Joan Cardona. El glamour de la Belle ?poque, adem¨¢s de realizar un bello cat¨¢logo en el que recoge de forma exhaustiva el corpus de su obra con m¨¢s de 560 referencias y establece su biograf¨ªa con todo lujo de detalles. Todo para conmemorar el 140 aniversario del nacimiento de este creador.
Gitanas, majas y manolas
¡°El ¨²ltimo art¨ªculo publicado dedicado a Cardona es de 1938, en plena Guerra Civil, y sobre ¨¦l hay tantas lagunas que se le ha confundido con el escultor Josep Cardona i Furr¨® y con el paisajista Joan Cardona i Ti¨®, con los cuales no tiene nada en com¨²n, m¨¢s all¨¢ del origen catal¨¢n de los tres¡±, explica Pin¨®s, sobre este artista que public¨® en revistas como las francesas Gil Blas, L¡¯Assiete Auburre, Le Frou-frou, Le Rire y las catalanas como L¡¯Esquella de la Torratxa, La Il.lustraci¨® Catalana, El Gato Negro, Forma e Hispania, entre otras muchas, y cuenta con obras en el Museo del Prado, el Museo Nacional de Arte de Catalu?a, el Museo Carmen Thyssen-Bornemisza o el Museo de Orsay.
En Par¨ªs, donde se instal¨® a vivir en 1900, pese a haber formado parte del grupo de Els Quatre Gats, Cardona no se relacion¨® con el grupo de artistas que viaj¨® a trabajar y ganarse la vida en la Ciudad de la Luz como Picasso, Pichot o Manolo Hugu¨¦. S¨ª con otros dibujantes como Xavier Gos¨¦, tal y como reflej¨® un dibujo en que aparecen juntos obra de Ricard Opisso, cu?ado de Cardona. ¡°Tienen muchos parecidos, pero a diferencia de Gos¨¦, que deja los fondos de sus obras vac¨ªos, Cardona los puebla de personajes secundarios, dando ambiente a los lugares de ocio donde se producen las escenas¡±, resalta Pin¨®s.
En 1914, cuando estalla la Primera Guerra Mundial, Cardona regresa a Barcelona, donde continu¨® con su producci¨®n, pero abandonando la ilustraci¨®n para comenzar a pintar ¨®leos y cambia a las voluptuosas mujeres de la Belle ?poque de su producci¨®n parisina por un estilo m¨¢s folkl¨®rico y pintoresco protagonizado por gitanas, majas y manolas con mantilla y abanicos, en espect¨¢culos m¨¢s castizos, como hac¨ªan otros como Zuloaga o Romero de Torres; unas obras que expuso y vend¨ªa en galer¨ªas, como la Sala Par¨¦s, con gran ¨¦xito por sus composiciones ricas en color y dinamismo.
¡°El hecho de vender todo lo que pintaba le hizo que no innovara y no avanzara en su estilo y eso le llev¨® a que acabara siendo un olvidado¡±, explica el galerista. Eso y el hecho de que era una persona reservada ¡ªse cas¨® pronto y llev¨® una vida m¨¢s tranquila que la mayor¨ªa de sus compa?eros de profesi¨®n¡ª dedicada en exclusiva a su oficio de pintor. Mantenerse al margen de los ismos y las modas tiene su precio, y el de Cardona ha sido el del olvido. Hasta ahora.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.