Posverdades populistas
Las mentirosas f¨¢bulas, que se hacen cre¨ªbles mediante emociones y sentimientos, son extremadamente peligrosas
El pasado d¨ªa 11, frente al bar El Tocadiscos de Zaragoza, y seg¨²n numerosos testigos oculares, Rodrigo Lanza, de 33 a?os, golpe¨® por la espalda con una barra de hierro a V¨ªctor La¨ªnez, de 55, que inmediatamente cay¨® moribundo al suelo, fue pisoteado en el rostro por el agresor y falleci¨® pocas horas despu¨¦s.
En apariencia, un acto violento m¨¢s, repugnante y brutal, pero desgraciadamente frecuente que, si no fuera por sus circunstancias, solo tendr¨ªa espacio en las p¨¢ginas de sucesos. Pero las circunstancias tienen mucho inter¨¦s porque ilustran dos fen¨®menos de nuestro tiempo que, combinados, resultan funestos: la posverdad y el populismo.
Una primera circunstancia es ya significativa. El asesinado, al parecer de ideas falangistas, vest¨ªa con unos tirantes y un cintur¨®n con los colores de la bandera espa?ola, lo cual fue motivo de burlas y chanzas en el interior del bar por parte de Rodrigo Lanza y sus amigos.
A un personaje as¨ª, por lo visto se le puede decir impunemente de todo ya que es, por definici¨®n un fascista. La realidad, sin embargo, es la contraria: denotan actitudes fascistas sus agresores. Porque, adem¨¢s, este agresor, Rodrigo Lanza, pertenece a grupos antisistema, quiz¨¢s para colmo a los autodenominados antifascistas, lo cual demuestra que es cierta la frase evang¨¦lica de que no por sus nombres, sino por sus obras, los conocer¨¦is.
Pero volvamos a los hechos, a las dem¨¢s circunstancias. Resulta que Rodrigo Lanza fue sorprendido en 2006 al querer entrar, de noche y mediante el uso de la fuerza, en una casa de Barcelona habitada por okupas y vigilada por la Guardia Urbana para que no se sobrepasaran los l¨ªmites del ruido nocturno.
En esa noche se enzarz¨® en una disputa violenta con los guardias urbanos y de resultas de ello fue condenado a cinco a?os de c¨¢rcel por lanzar una piedra a un guardia que lo dej¨® tetrapl¨¦jico de por vida. Siempre se declar¨® inocente de este hecho y en 2013, transcurridos estos a?os de c¨¢rcel, se convirti¨® en un activista contra la violencia policial y la arbitrariedad de los jueces.
El suceso dio lugar a un documental cinematogr¨¢fico de gran ¨¦xito, Ciutat morta, que sosten¨ªa la inocencia de los condenados, atribuyendo a la polic¨ªa y los jueces las culpas de los sucedido. Ciutat Morta obtuvo varios premios en festivales cinematogr¨¢ficos e, incluso, el premio Ciutat de Barcelona que otorga el Ayuntamiento de esta ciudad. El mismo Parlament de Catalunya, por unanimidad, pidi¨® que se revisara el proceso judicial, a lo que el Tribunal Superior de Catalunya respondi¨®, con toda la raz¨®n, que no hab¨ªa ninguno de los motivos que la ley establece para que se procediera a tal revisi¨®n.
Rodrigo Lanza, cumplida ya su condena, comenz¨® a hacerse famoso dando charlas contra la llamada Ley Mordaza y la represi¨®n policial, y fue puesto de ejemplo como activista social por la misma Ada Colau en su campa?a electoral que la condujo a la alcald¨ªa.
El caso encierra ense?anzas varias. Que las postverdades, es decir, las mentirosas f¨¢bulas que se hacen cre¨ªbles porque son percibidas mediante emociones y sentimientos, no por argumentos racionales, son extremadamente peligrosas. Se ha instalado en ciertas capas sociales que el pueblo, la gente si se quiere, siempre tiene raz¨®n frente a los poderosos. Seg¨²n esta mentalidad, el poder siempre es malo porque, aunque act¨²e dentro de las leyes, ¨¦stas siempre van contra los intereses de los d¨¦biles.
En este caso, el d¨¦bil, el que representa al pueblo, es Rodrigo Lanza, y los poderosos son la guardia urbana y los jueces. Aunque jueces imparciales, tras un detenido examen, mediante un proceso en el que se escuchan las razones de las partes, se aportan pruebas y se decide de acuerdo con normas penales previamente aprobadas por parlamentos democr¨¢ticos, argumenten que alguien es culpable, se considera que la intuici¨®n popular es m¨¢s sabia y, sin estos requisitos, conoce sin dudarlo un instante la realidad de los hechos: los supuestos d¨¦biles siempre tienen raz¨®n, los supuestos poderosos son siempre injustos con los d¨¦biles.
Esta justicia populista, la de los jud¨ªos que condenaron a Jes¨²s y absolvieron a Barrab¨¢s, es la que muchos est¨¢n dispuestos a creer en nuestra sociedad. Que este caso nos sirva de ejemplo. El resultado es un guardia urbano de 39 a?os, casado y con cuatro hijos, hoy tetrapl¨¦jico de por vida, y un aragon¨¦s de 55 a?os que hab¨ªa salido de noche a tomar una copa, asesinado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.