¡®Som els nous catalans¡¯
Los inmigrantes encerrados en una iglesia de Barcelona en la semana electoral por ¡°papeles para todos¡± terminan su protesta
Los colchones azules est¨¢n apoyados en vertical sobre el muro de la sala capitular de la iglesia de Santa Anna de Barcelona. Los regalos que han ido llegando ¨Cun panettone, turrones y otros dulces-, apilados en el altar bajo la Virgen. La mudanza acaba de empezar. Los inmigrantes y representantes de asociaciones que han protagonizado un encierro en esta bas¨ªlica del siglo XII en la semana electoral De Catalu?a recogen sus cosas y toman una sopa caliente de verduras y shawarmas. Comida halal porque tambi¨¦n hay musulmanes en la protesta.
Son como un bur¨® de desheredados de distintos rincones del mundo: Pakist¨¢n, Marruecos, Chile, Argentina, Nigeria¡ y un grupo de ucranianos que se ha apuntado en esta ¨²ltima ma?ana de protesta. Han pasado una semana encerrados ¨Caseguran adem¨¢s que han mantenido una huelga de hambre y solo han tomado l¨ªquidos hasta este s¨¢bado de ruptura de ayuno- para reclamar papeles para todos, sin la exigencia del examen de nacionalidad que deben aprobar previo pago de varios cientos de euros y sin el requisito de un contrato de trabajo, ese que se ha puesto tan dif¨ªcil hasta para los locales con esta crisis. Antes de comer preparan carteles para una manifestaci¨®n con la que cerrar¨¢n su protesta este s¨¢bado por la tarde: ¡®Som els nous catalans. Visca¡¯. (Somos los nuevos catalanes. Viva), se lee en uno de ellos.
Cada caso es un mundo ¨C seres queridos a miles de kil¨®metros, trabajo en negro de los invisibles, pisos patera en los que apenas se cabe-. Es f¨¢cil entender lo complicado que ser¨ªa para cualquiera acceder a una nueva nacionalidad si se cambia de pa¨ªs a los 45 a?os. Y 15 m¨¢s tarde, ya con 60, un idioma que no tiene nada que ver con la lengua natal sigue resisti¨¦ndose de forma endemoniada. Y as¨ª est¨¢ Ijaz Ahmad, paquistan¨ª de 60 a?os, que lleva una gorra calada y una bufanda amarilla al cuello: ¡°Esta semana todos d¨ªas aqu¨ª, sin comer, solo beber¡±. ¡°No examen, soy persona mayor, no bueno de cabeza¡±, intenta explicarse. El examen que rechaza este hombre exige acreditar un nivel preintermedio de espa?ol y responder a un test de conocimientos con preguntas c¨®mo cu¨¢l es el clima de Canarias, los productos que exporta Espa?a o conocimientos del carnaval de C¨¢diz.
El ucraniano Yurii Cherniavski ha llegado con un grupo de compatriotas en esta ma?ana de s¨¢bado. Vlad, su hijo de 13 a?os, devora el shawarma que le acaban de pasar mientras el padre ense?a su tarjeta roja de refugiado, que caduca en un mes. Tras pasar un a?o en Zamora y tres meses en Barcelona con su familia, no sabe si se la renovar¨¢n o no.
Si no le renuevan la tarjeta ¨Cpara la que asegura desconocer los criterios- entrar¨¢ en la lista de dif¨ªcil c¨¢lculo de los que no cuentan en el sistema. En 2016 el Gobierno detect¨® 37.295 personas viviendo de manera irregular en Espa?a, una cifra que las ONG creen muy por debajo de la realidad. ¡°No interesamos porque no generamos votos. Si tuvi¨¦ramos la nacionalidad, un mont¨®n de pol¨ªticos habr¨ªan venido a pedirnos su apoyo¡±, lamenta la argentina Luisa Ceaglio en mitad de la sala, mientras empiezan a repartir la sopa. Su encierro intentaba emular las grandes movilizaciones de 2001, cuando m¨¢s de un millar de inmigrantes se encerraron en 10 iglesias de Barcelona contra la ley de Extranjer¨ªa del Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar (PP). Permanecieron 47 d¨ªas y lograron que se abriera una regularizaci¨®n extraordinaria.
En esta semana electoral han recibido la visita de representantes de la CUP, de ERC y de los Comunes, explica Ferr¨¢n Moreno, de Mare Mortum, una de las ONG que respalda la protesta junto a otras como Papeles para Todos. Moreno denunciaba el primer d¨ªa del encierro que con la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 en Catalu?a qued¨® en suspenso la tramitaci¨®n para conseguir la nacionalidad, aunque no sab¨ªa cuantificar cu¨¢ntos afectados hay. Tras la protesta, han conseguido cerrar reuni¨®n el 18 de enero con representantes del Ayuntamiento de Barcelona para hablar de las tarjetas de vecindad que acredite la residencia de quienes est¨¢n pero, como ellos, no cuentan. Aunque se reivindiquen como los nuevos catalanes.
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