Olga Sacharoff regresa
Una exposici¨®n en Girona recupera la pintura de la vanguardista rusa que se estableci¨® en Barcelona
Pint¨® mucho, vivi¨® varias vidas y se adapt¨® a los vientos de la Historia olvid¨¢ndose de los a?os. Ni uno de sus cuadros, de los m¨¢s de mil que se le atribuyen, est¨¢ fechado. Tampoco sus cartas. Era una rusa de buena familia nacida en Georgia que muri¨® en Barcelona. Una de tantas trayectorias m¨¢s o menos enterradas de los j¨®venes europeos de hace un siglo. Una de tantas artistas escondidas por el canon cultural que ampliaron la modernidad naciente con su mera existencia y su obra decidida. Es Olga Sacharoff. Muri¨® hace cincuenta a?os, en 1967, en el barrio del Putxet. Ahora regresa con una exposici¨®n en el Museu d'Art de Girona que bien vale la visita y si no son de la ciudad, el viaje.
Su casa estuvo abierta al mundo cultural de la posguerra barcelonesa y quiz¨¢ ser buena cocinera y anfitriona jug¨® en su contra en su final catal¨¢n, como si fuera una ama de casa que a ratos pintaba. Femenina y sutil, colores de n¨¢car, escrib¨ªan los cr¨ªticos sin indagar m¨¢s. Sus cuadros, raros e hipn¨®ticos, con personajes de ojos vac¨ªos en paisajes de cuento, siempre me han atra¨ªdo. Buscabas referencias y encontrabas a su marido y hasta a su cu?ado. Pero ni el primero, pintor y fot¨®grafo, ni el segundo, boxeador vanguardista, crearon tanto como ella ni durante tanto tiempo ni con tanto arte y pedigr¨ª. Antes de llegar a ellos, la joven rusa era una notoriedad de la pintura cubista en Par¨ªs en 1912.
Hab¨ªa llegado a la ciudad proveniente de M¨²nich, otro de los focos de la modernidad. Con rapidez consolida un estilo personal. La historiadora Elina Norandi ha dedicado a?os a su estudio y ha preparado esta exposici¨®n que es un descubrimiento. Otra historiadora, la gran Maria Llu?sa Borr¨¤s, nos la mostr¨® en 1994 en la Pedrera. Ahora, m¨¢s. El paso del tiempo la mejora. Una pintora na¨ªf, se dice. Pues no, en absoluto.
Lleg¨® a Barcelona, la primera vez, en 1916. Transcurr¨ªa la primera guerra mundial y muchos artistas dejaban Par¨ªs y se trasladaban hacia el sur, donde no hab¨ªa contienda ni trincheras pero s¨ª, en el caso de Barcelona, una fren¨¦tica actividad. Picasso llevaba tiempo triunfado en la corte francesa del nuevo arte y Sacharoff le conoc¨ªa. Hab¨ªa sido destacada por la cr¨ªtica en sus exposiciones del Sal¨®n de Oto?o desde 1912. Fue celebrada por el poeta Apollinaire como una de las protagonistas del cubismo. La historiadora Norandi apunta que seguramente fue ella quien influy¨® en su gran amigo Modigliani y no al rev¨¦s. Y advierte sobre todo el humor de la primera Sacharoff, a quien no duda en considerar una pionera de esta estrategia de cr¨ªtica pol¨ªtica y social. Las ambig¨¹edades del matrimonio para la mujer eran y siguieron siendo uno de sus puntos fuertes. Un cuadro como Una boda, uno de sus m¨¢s conocidos, es a menudo desasosegante por la calma aparente contradicha por esas figuras est¨¢ticas de elocuentes ojos vac¨ªos. ?Na¨ªf, la Sacharoff?
En Girona est¨¢ Mujer con jaula. Sin fecha. Intemporal. Reafirma la idea de que no hubo primero una Sacharoff atrevida y vanguardista de joven y luego una artista de estilo conservador. Si te olvidas de las fechas, queda solo lo que la pintora expresa. Una mujer con ropa de calle y sombrero en un interior, junto a una jaula oscura con dos p¨¢jaros negros, uno dentro y otro fuera, mientras un gato de color miel juega en su regazo. Ojos vac¨ªos del mismo color negro de los p¨¢jaros, expresivos, desconcertantes y tiernos. Lo mismo en sus autorretratos. Ojos sin rastro de blanco, que lo ven todo.
Lleg¨® acompa?ada de su ya marido, el pintor y fot¨®grafo Otto Lloyd. Tambi¨¦n estuvieron por aqu¨ª dos pintoras m¨¢s a las que conoc¨ªa, Marie Laurecin y Sonia Delaunay. Y tantos artistas m¨¢s. Se quedaron en la ciudad hasta terminar la guerra y regresaron a Par¨ªs. Hasta que la nueva guerra les empuj¨® a volver a partir y en 1940 se establecieron de nuevo en la capital catalana, ahora en el barrio del Putxet. Sigui¨® pintando, cambiando, modelando lo aprendido y vivido, adapt¨¢ndose a la ciudad de la dura posguerra. Pint¨® entonces animales, flores, mujeres m¨¢s acorde con su posible clientela. Fue entonces cuando incluso a un cr¨ªtico tan perspicaz como Cirici Pellicer no se le ocurri¨® decir m¨¢s que Olga Sacharoff era una pintora sutil y femenina. No era un elogio, solo condescendencia. Cuando d¨¦cadas despu¨¦s fue revisitada la Sacharoff result¨® ser la cu?ada del boxeador vanguardista conocido como Arthur Cravan. Por suerte hoy vuelve a ser ella.
Bienvenida, de nuevo, Olga Sacharoff.
Merc¨¨ Ibarz, escritora y profesora de la UPF
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