El inmovilismo y la izquierda
El PSOE sigue sin decir la boca es m¨ªa, adosado al fracaso del PP por miedo a las acusaciones de antipatriotas
¡°Normalizaci¨®n¡± (venenosa palabra) de Catalunya, es lo que prometi¨® Rajoy cuando decidi¨® aplicar el art¨ªculo 155 en la ¨²nica audacia que se ha permitido en su vida, forzado por sus cinco a?os de inacci¨®n y displicencia. Los catalanes votaron confirmando lo que ya se ven¨ªa sospechando: que el PP no se hab¨ªa enterado de nada de lo que pasa en Catalu?a. Rajoy crey¨® que el miedo especialmente al descarrilamiento econ¨®mico podr¨ªa con el natural conservadurismo ¡ªpatria y dinero¡ª de un sector del electorado independentista y se quedar¨ªa en casa. Con ello y con la movilizaci¨®n de la mayor¨ªa silenciosa el orden deb¨ªa volver a reinar. Pero una vez m¨¢s se verific¨® que la mayor¨ªa silenciosa, mito de los partidos conservadores, no existe. Y que al electorado independentista le ha podido m¨¢s la humillaci¨®n y la rabia por el trato recibido que los c¨¢lculos de intereses que en teor¨ªa ten¨ªan que llevarle a la abstenci¨®n. Lo cual no quita que muchos de los votantes de Junts per Catalunya o d¡¯Esquerra Republicana hab¨ªan movido raudos sus dineros provocando aquel infausto jueves 5 de octubre inicio de las fugas bancarios y empresariales. Pero el orgullo tambi¨¦n cuenta y el acto de votar es gratis.
Y Rajoy se la peg¨®, en un rid¨ªculo que hace ¨¦poca, que la prensa extranjera ha subrayado m¨¢s que la espa?ola contenida por la suprema unidad de la patria. Rajoy siempre beneficia de lo mismo: no hay recambio. Aunque esta vez alguien le pisa los talones: Ciudadanos. Hay una filosof¨ªa espont¨¢nea del derecho que confunde la ordenaci¨®n legal de la realidad con la realidad y se escandaliza cuando no concuerdan. Y ante la sorpresa: inmovilismo. ?Es posible gobernar Espa?a siendo completamente marginal en Catalu?a? La respuesta hoy es s¨ª: Rajoy es la prueba. ?Hasta cu¨¢ndo? Habr¨¢ que pregunt¨¢rselo a la izquierda.
?C¨®mo pacificar la situaci¨®n despu¨¦s de unas elecciones que han demostrado que los milagros no existen? Movi¨¦ndose. Abandonando paulatinamente las posiciones cerradas de cada una de las partes. Puigdemont ha de tomar una decisi¨®n: o regresa para intentar ser investido o deja paso a otros. Los suyos ya le han dado el reconocimiento, ahora su obligaci¨®n es facilitar la gobernanza y no someter el pa¨ªs a delirios, como el gobierno a distancia, que no llevan a ninguna parte. Y Rajoy tiene que hacer lo que est¨¦ en su mano ¡ªque no es poco¡ª para que el independentismo pueda hacer un aterrizaje razonable. Si ambas partes siguen en la din¨¢mica de confrontaci¨®n dentro de seis meses podemos estar en el peor de los escenarios.
En este contexto, el inmovilismo de la izquierda es incomprensible. El PSOE sigue sin decir la boca es m¨ªa, adosado al fracaso del PP por miedo a las acusaciones de antipatriotas que unos barones en el ocaso ya vienen anticipando. Lo que sabemos de ¨¦l, desde el 21-D, es que apoyar¨¢ cualquier nueva aplicaci¨®n del 155 que el gobierno proponga, que se suma al PP en la rid¨ªcula presi¨®n a Ciudadanos para que intente formar un gobierno imposible, y que su apuesta estrella, la Espa?a plurinacional, ha pasado a mejor vida. Y, terrible confesi¨®n de impotencia, ¡°que no cree que la situaci¨®n merezca un adelanto electoral porque hay muchos problemas que atender¡± (?balos) Podemos desde el desgraciado desenlace de Vista Alegre 2, pierde unos cuantos jirones de su reputaci¨®n en cada nuevo episodio, atrapado en un liderazgo personalista que ha agotado ya toda su magia. O se refunda en serio o el proceso de descomposici¨®n ser¨¢ tan triste como imparable. Primero, le abandonaran los socios que les dieron los mejores resultados: empezando por Valencia y Barcelona, y despu¨¦s se ir¨¢n segregando los grupos que lo constituyeron.
?Qu¨¦ espera el PSOE? ?No se han convencido todav¨ªa que en el regazo de la derecha s¨®lo pueden seguir decreciendo? A pesar del voto reactivo de estas elecciones, m¨¢s temprano que tarde los bloques tendr¨¢n que abrirse en Catalu?a. Hay en la agenda cuestiones esenciales para movilizar a la ciudadan¨ªa: cambio clim¨¢tico, desigualdades, desregulaciones, migraciones, nos interpelan, como dice, Bruno Latour, sobre un mundo ¡°en que el suelo est¨¢ a punto de ceder¡±. ?La izquierda no tiene nada que decir? Ni siquiera es capaz de entender que lo que ocurre en Catalu?a tambi¨¦n tiene que ver con estos cambios. Y que merece mejor respuesta que una simple confrontaci¨®n entre nacionalismos.
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