Un sacerdote del kiosco
Paco S¨¢nchez quiso ser cura, fue fraile y ahora se jubila como quiosquero en Pozuelo
No lleg¨® a ser cura, pero hizo todo (Filosof¨ªa, Teolog¨ªa¡) para llegar al sacerdocio; puesto a prueba por sus superiores, los Agustinos, ¨¦l mismo observ¨® que era m¨¢s de mujeres que de confesonario. Y se hizo quiosquero.
Apeado del celibato, se puso a trabajar en una agencia de viajes, vio un aviso como el que ha puesto ahora (¡°Se traspasa¡±) en un local de la avenida de Europa de Pozuelo (Madrid), y ah¨ª ha estado desde hace veintitr¨¦s a?os como ¡°un sacerdote del kiosco¡±.
Ahora se jubila. Un largo poema que le ha dedicado uno de los clientes y ese cartel, ¡°Se traspasa¡±, marcan el final de una ¨¦poca para ¨¦l y para sus vecinos. Toda una vida ¡°abriendo a las 6.30 y cerrando a las 18.30¡±.
Una se?ora francesa, que fue a comprar mientras habl¨¢bamos con Paco (¡°Paco S¨¢nchez Garc¨ªa, apellidos checoslovacos de Extremadura, como ves¡±) resumi¨® el afecto que recibe: ¡°Vine ayer, lo vi cerrado y me llev¨¦ un disgusto tremendo¡±. Cerrar¨¢ en junio, pero ya la gente desfila, despidi¨¦ndose. En marzo empieza el traspaso. ?Hay mucha demanda? ¡°Padres que vienen a ver si a sus hijos les vendr¨ªa bien. Son muchas horas de pie. Y no veo hoy a la juventud por esta labor¡±.
Cuando abraz¨® el kiosco se divorci¨® (¡°no supe ser fiel, y adem¨¢s a ella no le apetec¨ªa que yo estuviera todo el d¨ªa aqu¨ª¡±), se vino al barrio y aqu¨ª sigue. Era imposible que pasara de fraile, pero su respeto por el sacerdocio al que no lleg¨® sigue intacta.
--?El celibato tambi¨¦n, Paco?
--Es la mejor forma de entregarse a la gente generosamente. Pero, ya ves¡, yo no pude ser fiel al celibato tampoco.
Entre ¨¦l y los clientes que pasan a comprarle a Paco se suceden conversaciones que el quiosquero despacha con informaci¨®n y filosof¨ªa. A la se?ora francesa, que se queja de sus enfermedades, ¡°por la vejez¡±, Paco la estimula: ¡°Usted no padece vejez. Usted lo que tiene es la experiencia que le dan los a?os¡ Y vaya con cuidado: esta acera tiene un fr¨ªo peligroso cuando hay hielo. ?Y este a?o nos vamos librando!¡±.
Al acabar la carrera religiosa quiso seguir estudiando, ¡°pero no ten¨ªa recursos y hab¨ªa que trabajar¡±. Estudi¨® Derecho, ¡°hasta tercero, y tambi¨¦n inici¨¦ cuarto. En el kiosco he aprendido la humildad que hay que tener para poder aguantar y hacer un buen servicio a la gente. Cada uno es exclusivo. No s¨®lo le has de dar el peri¨®dico que pide: hay que darle la conversaci¨®n que lo estimule a seguir viniendo¡±.
--Su tiempo como quiosquero ha coincidido con la crisis del papel. ?C¨®mo lo vive?
--Con pena, porque esto no va a ser en ning¨²n caso lo que ha sido, esa es la realidad. Ha habido buenos momentos; pero con internet, con los m¨®viles, la prensa ha derivado a un declive dif¨ªcil de retomar.
--?Y c¨®mo estimular¨ªa usted a la gente para que siga comprando peri¨®dicos?
--Dici¨¦ndoles que la sensaci¨®n del papel, su olor, no tienen nada que ver con el producto digital. Y que abrir un peri¨®dico es una sensaci¨®n inigualable.
--?C¨®mo podr¨ªa resumir hoy, Paco, la vida que viene leyendo en la prensa?
--Me sorprende cada d¨ªa la banalizaci¨®n, la ausencia de valores. Como todo se ha hecho materialista.
En las estanter¨ªas, junto a los peri¨®dicos, Paco exhibe los dibujos que le van dejando los ni?os que van con sus padres a comprar peri¨®dicos o tebeos que a¨²n se tocan.
Ahora ¨¦l se prepara para leer, para cocinar¡, y para seguir yendo a comprar peri¨®dicos a los quioscos que quedan en Pozuelo. ¡°Seguir¨¦ siendo un sacerdote del quiosco. En realidad he hecho vida cenob¨ªtica o monacal dentro de la vida civil. Encerrado en un kiosco¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.