El pebetero que reclama salir del olvido
Los relevistas que portaron en Madrid la llama ol¨ªmpica de los Juegos de 1968 de M¨¦xico piden el traslado del recipiente al estadio nuevo de Vallehermoso

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La primera llama ol¨ªmpica que pas¨® por Madrid, camino de los Juegos de 1968 que se celebraron en M¨¦xico, se custodi¨® en un pebetero instalado en el monumento a Crist¨®bal Col¨®n, en la plaza que lleva su nombre, en medio de una gran expectaci¨®n. All¨ª estaba, entre otras autoridades, Juan Antonio Samaranch, ya presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol.
El entonces famoso pebetero, calificado como monumento urbano, acab¨® pasado el tiempo dentro de las pistas deportivas del Paraninfo de la Ciudad Universitaria, sin que nadie le dirija m¨¢s que una mirada de soslayo (o ni eso). Varios de los relevistas que portaron la antorcha ol¨ªmpica est¨¢n intentando sacarlo de su ubicaci¨®n actual y que se traslade a un lugar en el que se le otorgue una ¡°mayor visibilidad y se le dignifique¡±. Ya tienen pensado el emplazamiento: el nuevo estadio de Vallehermoso. As¨ª se lo han comunicado al?Ayuntamiento y est¨¢n a la espera de su decisi¨®n.
Juan Garc¨ªa Vicente, relevista del club Perelada que particip¨® en el traslado de la llama, lo considera el lugar ¡°m¨¢s adecuado¡±, ya que en los a?os sesenta y setenta el estadio Vallehermoso fue el referente del atletismo madrile?o. La infraestructura fue demolida en 2008 para edificar un nuevo centro deportivo. La crisis lo impidi¨®, y ahora el Ayuntamiento ha vuelto a retomar el proyecto en el que tiene previsto invertir 17 millones de euros.
¡°Se van a cumplir 50 a?os de aquel 25 de septiembre de 1968 y creemos que es un buen momento para sacar al pebetero del anonimato en el que se encuentra¡±, explica Garc¨ªa Vicente. El exatleta guarda como oro en pa?o el equipamiento deportivo que les proporcionaron para la ocasi¨®n y muestra orgulloso la antorcha que port¨®, ejemplar que sabe que se vende a trav¨¦s de Internet por 2.500 euros. ¡°Hab¨ªa que tener cuidado al encenderla porque alguna no funcion¨® bien, as¨ª que nos la alej¨¢bamos de la cara por si acaso¡±, evoca.
Era una ¨¦poca dura para practicar deporte. ¡°Nos insultaban por la calle cuando entren¨¢bamos, supongo que no les parec¨ªa recatado que fu¨¦ramos en pantal¨®n corto¡±, relata. ¡°El atletismo estaba despertando¡±, a?ade. Pero, gracias a su afici¨®n, pudieron portar la llama ol¨ªmpica. ¡°Eramos tan pocos que a m¨ª me tocaron dos relevos, algo que es ahora impensable¡±, dice.
En una de las fotograf¨ªas que guarda de la ocasi¨®n se le ve junto a otros tres compa?eros haciendo guardia, de noche, junto al pebetero encendido. ¡°Hab¨ªa mucha gente¡±, explica. Al d¨ªa siguiente, la llama, que previamente hab¨ªa recalado en Barcelona, continu¨® hacia el sur. En Moguer embarc¨® rumbo a la Gomera, para continuar a la isla de El Salvador y, de ah¨ª, partir hacia Ciudad de M¨¦xico. Fueron los Juegos Olimpicos que dejaron la imagen de los estadounidenses Tommie Smith y John Carlos con el pu?o en alto enfundado en un guante negro como protesta del movimiento Black Power. Fueron expulsados de la villa ol¨ªmpica.
Garc¨ªa Vicente explica que fue un momento muy importante, dado que Espa?a se encontraba aislada por el r¨¦gimen franquista. Era todo tan precario que a ellos el club Perelada ¡ª¡°muy modesto¡±¡ª les daba un vale de 25 pesetas que cambiaban por unas deportivas en una zapater¨ªa de la plaza de la Cebada. ¡°Tener unas Puma o unas Adidas era un sue?o inalcanzable¡±, explica. As¨ª que se conformaban con las que ten¨ªan a mano, ¡°artesanales y muy r¨²sticas, nada que ver con la tecnolog¨ªa de ahora¡±, se r¨ªe.
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