Educadoras: ¡°Los derechos de los ni?os se garantizan porque si es preciso tiras el h¨ªgado¡±
M¨¢s de un millar de educadores, encargados de alumnos de Infantil y con necesidades especiales, reivindican una mejora de sus funciones y condiciones de trabajo
No son muy conocidas pero s¨ª imprescindibles en los aularios p¨²blicos. Son las educadoras valencianas -en femenino porque m¨¢s del 90% son mujeres-, un colectivo de m¨¢s de un millar de empleadas p¨²blicas que dependen de la Consejer¨ªa de Administraciones P¨²blicas pero est¨¢n cedidas al departamento de Educaci¨®n. Llevan a?os de batalla por que se les reconozca su labor y rechazan su condici¨®n formal de personal administrativo. "Somos mucho m¨¢s que limpiaculos", replican a quienes reducen su trabajo en las aulas al cambio de pa?ales. Es una de las profesiones que est¨¦ s¨¢bado se manifiestan en diferentes ciudades valencianas y del resto de Espa?a convocados por la plataforma No+Precariedad.
Bego?a Guinot, educadora de Infantil en un colegio de Castell¨®n, explica su d¨ªa a d¨ªa en el puesto de trabajo, donde casi siempre se echan en falta m¨¢s manos: "?Qu¨¦ qu¨¦ haces cuando tienes a 14 ni?os de uno o dos a?os y no puedes m¨¢s? Pues tirar el h¨ªgado si es preciso para atenderlos", explica muy gr¨¢ficamente esta veterana educadora. "No somos personal docente pero s¨ª educativo", apostilla Pilar Mart¨ªnez, especializada en ni?os con necesidades educativas especiales (autismo, Down...).
¡°No somos personal docente pero s¨ª educativo¡±, defienden tanto Pilar como Cristina Fornes, dos educadoras con a?os de experiencia a sus espaldas. Pertenecen a la Plataforma de Educadoras de Educaci¨®n Especial e Infantil de la Comunidad Valenciana y sufren los grandes problemas de su colectivo: "Nuestra jornada de trabajo es de 36,15 horas semanales pero hacemos m¨¢s de 38 y hasta 40 horas". Pertenecen a los grupos de empleados p¨²blicos m¨¢s bajos aunque sus destrezas son mucho m¨¢s amplias y no est¨¢n reconocidas por la Generalitat.?
¡°Estamos como si fu¨¦semos personal administrativo y no les importa ponernos m¨¢s horas. Parece que no quieran darse cuenta de que nuestro horario es todo de atenci¨®n directa, de 9 a 5, con ni?os peque?os o con necesidades educativas especiales. Es una barbaridad porque llega un momento en que nosotras no estamos en condiciones", se?alan.
Una educadora puede llegar a atender a ocho ni?os de los que hay que estar pendiente en tiempos de recreo y comedor, ayudarles en el control de esf¨ªnteres, en adquirir h¨¢bitos de higiene y apoyarlos en programas de autonom¨ªa personal o modificaci¨®n de conducta. La ratio de educadoras por colegio es escasa, de forma que cuando se ausentan del trabajo por enfermedad u otro imperativo, los centros escolares telefonean en la mayor¨ªa de los cases a los padres para que acudan al colegio y atiendan a sus hijos.?
Hay casos, que se han aireado en los medios de comunicaci¨®n, donde los progenitores exigen a la Generalitat que garantice la atenci¨®n de sus hijos y dote a los colegios p¨²blicos de educadoras? suficientes para las ocho horas que muchos necesitan de atenci¨®n directa. Este colectivo respalda esa reivindicaci¨®n. Un alumno de especial de 8 a?os se qued¨® varios d¨ªas sin acudir a su colegio, en Valencia, porque su educadora cay¨® enferma y no ten¨ªa sustituto.
Cristina escribe y recurre cada vez que asume una tarea que entiende que no est¨¢ en sus funciones, aunque la cumpla. Ha escrito a la inspecci¨®n educativa en reiteradas ocasiones, sobre todo, cuando le asignan ni?os que no tienen dict¨¢men o educadora asignada, lo que le ha valido que la llamen "mar¨ªa escrititos".
La gota que colm¨® la paciencia de las educadoras es que atienden a los ni?os en horario de comedor, cu¨¢ndo este es un servicio prestado por empresas privadas. "Somos funcionarios p¨²blicos; ?por qu¨¦ entonces tenemos que trabajar para una empresa privada como es la de comedor", plantean. "Parece que, al final, las ¨²nicas responsables de los ni?os seamos nosotras", apostillan.
¡°Durante mi periodo de comida si un alumno necesita cambio de pa?al, dejo de comer y lo atiendo aunque el ni?o en ese momento est¨¦ bajo el servicio privado de comedor. Tengo que darles de comer o supervisarlos al menos", describe Cristina. Adem¨¢s, durante el horario de comedor deben coordinarse con la psic¨®logos, pedagogos y resto de personal pero la tarea se vuelve imposible porque est¨¢n dando de comer a los ni?os. Los tribunales acabaron d¨¢ndoles la raz¨®n pero la sentencia fue recurrida por la Consejer¨ªa de Educaci¨®n.
La formaci¨®n contin¨²a la tienen que realizar en julio, cuando ya no hay clases para que no interfieran en su tarea, y a pesar del exceso de horario, la Generalitat se ampara en que ¨¦ste queda compensado por las vacaciones escolares de Navidad, Fallas o Pascua, pues no son personal docente sino administrativo y, por tanto, tienen un horario diferente al escolar. "Para lo que quieren somos de un sitio y para lo que no, de otro", denuncia Pilar.
Quien se presente a una oposici¨®n para educador se dar¨¢ cuenta de que el bachiller -es el nivel exigido- no es suficiente para la labor de educadora; hay contenidos bastantes espec¨ªficos. ¡°La gente que tienen ahora est¨¢ muy formada, y est¨¢ harta porque nos est¨¢n tomando el pelo¡±, apostilla la educadora de especial.
Bego?a, especializada en alumnos de Infantil, se queja adem¨¢s del aumento de la ratio. En unos a?os ha pasado de atender de ocho a 13 alumnos por clase de 1 a 2 a?os? y de 14 a 20 en las aulas de 2 a 3 a?os. "Nos somos docentes pero dentro del colegio si ejercemos docencia; tutoramos los grupos, somos responsables de aula, hacemos las entrevistas de inicio de curso con las familias de los alumnos, redactamos los informes de cada alumno, los boletines trimestrales y, cuando los padres nos piden tutor¨ªas por tal o cual cosa, las hacemos", enumera.?
Las instrucciones de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n son, sin embargo, "colaborar¨¢n, colaborar¨¢n, colaborar¨¢n". Muchas veces no se pueden coger tiempo para asuntos personales porque les dicen que deben horas. Los l¨ªmites no est¨¢n claros, sus funciones son ambig¨¹as y dependen mucho de la voluntad del director o directora del colegio en el que trabajan.??
"Los derechos se garantizan porque si es preciso tiras el h¨ªgado, dice Bego?a Gunot. "Yo, si un cuarto de hora antes de la salida del colegio, tengo que cambiar pa?ales de ni?os de dos a?os, lo hago. Luego miras y piensas, 28 cruces, otro r¨¦cord. La faena sale, por eso los padres est¨¢n contentos.
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