La vida en los calabozos de Montju?c
El castillo abre a los visitantes las celdas repletas de grafitis que hicieron los presos desde finales del XIX hasta los a?os cuarenta
¡°07.00 h. diana, 10.30h. retrete, 11.00h. agua, 13.00h. pan y rancho, 15.30h. retrete, 16.00h. agua, 17.00h. retrete, 19.00h. retrete, 22.00h. silencio¡±. Es el horario que deb¨ªa regir la vida de los presos encerrados en las celdas del castillo de Montju?c y uno de los 583 grafitis que han aparecido en el trabajo de arqueolog¨ªa realizado en las paredes de los cinco calabozos de la fortaleza. En ese caso no hay fecha pero en otras de las inscripciones s¨ª las hay, de presos fascistas que fueron encerrados al inicio de la Guerra Civil y de republicanos que corrieron la misma suerte tres a?os despu¨¦s. En esas celdas, en las que malviv¨ªan una treintena de presos en cada una de ellas, llegaron a convivir presos de un bando y otro. ¡°Lo deducimos de las respuestas que hay de unos a otros en las mismas paredes¡±, explica Oriol Achon, uno de los arque¨®logos que ha trabajado en la recuperaci¨®n de esos espacios. Como la que firma el preso Francisco Arias: "Detenido inocentemente el 14/5/1938. Llevo desde esa fecha esperando la libertad de un momento a otro¡±- a?ade la fecha 14/11/38- ¡°Muchachos mi inocencia no ha sido respetada pues hoy me han notificado el proceso, 12/12/38¡±. Al lado, otro preso le contesta: ¡°Por esp¨ªa y por bocazas. Firmado, el comit¨¦¡±.
Las hay que son todo un grito de desespero: ¡°Sacadme de aqu¨ª, que me vuelvo loco¡±. Pol¨ªticas, que evidencian el enfrentamiento interno en el bando republicano en la contienda, ¡°es as¨ª el agradecimiento del fascismo rojo a los voluntarios libertarios¡±; y de despedida: ¡°Ma?ana me van a fusilar y gritar¨¦ Viva la FAI y abajo el fascismo rojo¡±. Pero tambi¨¦n hay otro tipo de grafitis que reflejan m¨¢s la vida de los presos, especialmente muchos calendarios, dibujos- no pocos er¨®ticos- vistosas caricaturas, alguna poes¨ªa y la repetici¨®n del abecedario y cuentas de matem¨¢ticas elementales, como multiplicaciones y divisiones, que dan a entender que algunos presos ense?aban a otros. Incluso un risue?o Mickey Mouse asoma entre tanta tristeza.?
Los idiomas son de lo m¨¢s diverso: castellano, catal¨¢n, franc¨¦s, ingl¨¦s, alem¨¢n o lat¨ªn. ¡°Por las inscripciones deducimos que en alg¨²n momento estuvieron presos brigadistas de las dos ideolog¨ªas¡±, apuntaba Ricard Vinyes, Comisionado del Programas de Memoria del Ayuntamiento de Barcelona. Tambi¨¦n fueron hu¨¦spedes forzosos en alg¨²n momento sindicalistas, quintacolumnistas, delincuentes comunes y v¨ªctimas del franquismo.
Visitas guiadas
El proceso de recuperaci¨®n de los calabozos empez¨® por abrir un acceso desde el interior, en la escalera que bajaba al antiguo museo militar. Y lo primero que se encontraron fueron los grafitis del cuerpo de guardia. Es decir, los que hac¨ªan los soldados que custodiaban a los presos. Se iniciaron los sondeos en vertical en las paredes de las celdas: ¡°se trataba de separar las capas de los revestimientos, empezamos por zonas aleatorias y luego en la totalidad al ver que casi era un continuo hasta la altura de unos dos metros¡±, explicaba Montserrat Puges, otra de las arque¨®logas que han trabajado en el proyecto desde 2016, cuando empezaron los sondeos. De las inscripciones que se han recuperado ¨Csobre todo en dos de los cinco calabozos- han identificado tres etapas: las m¨¢s antiguas del ¨²ltimo tercio del siglo XIX, una etapa intermedia entre 1900 y 1930 y la tercera etapa- con m¨¢s peso- entre 1935 y 1940. Del suelo se ha eliminado las losas de pavimento que ocultaba el original adoquinado de piedra de Montju?c.
En realidad, el castillo de Montju?c -dise?ado por el ingeniero militar Juan Mart¨ªn Cerme?o a partir de 1780 sobre una fortificaci¨®n preexistente de 1640- no fue concebido como prisi¨®n aunque se convirti¨® en una de las m¨¢s siniestras de Barcelona en determinados momentos de la historia, como la Semana Tr¨¢gica de 1909 ¨Cel pedagogo Francisco Ferrer i Guardia fue fusilado all¨ª acusado de la revuelta anarquista- y especialmente durante la Guerra Civil, una ¨¦poca en el que fueron encarceladas? unas 1.500 personas y 250 de ellas fusiladas, entre ellas el president Lluis Companys, en 1940. Despu¨¦s de la contienda, los calabozos se fueron vaciando a medida de que se habilitaron los campos de concentraci¨®n. ¡°Probablemente uno de los ¨²ltimos episodios del castillo como c¨¢rcel fue tras la huelga de tranv¨ªas en 1951 y en esos calabozos estuvo preso m¨¢s de medio a?o el historiador Hilari Raguer¡±, recordaba Vinyes. Su ¨²ltimo uso -m¨¢s bien espor¨¢dico- fue de rodaje de pel¨ªculas y documentales.
Ese espacio es una de las novedades de las visitas al castillo de Montju?c, a partir del 15 de marzo,y sin duda algo que puede interesar m¨¢s al barcelon¨¦s y catal¨¢n que sigue siendo el p¨²blico minoritario que visita la fortaleza: de los 736.000 visitantes del a?o pasado el 85% eran turistas.
13 millones de inversi¨®n
Junto con los calabozos, una de las mejoras sustanciales desde el pasado mes de diciembre en el castillo es el acceso a la fortaleza que se ha ubicado en lo que fue uno de los cuerpos de guardia, justo pasada la pasarela sobre el foso. Un vest¨ªbulo amplio con todas los espacios habituales de equipamientos culturales de ciudad que visitan miles de personas. Es en esa zona donde se puede ver un audiovisual que en once minutos hace un resumen de la historia de la fortaleza y de su -a veces- dram¨¢tica relaci¨®n con la ciudad - que fue bombardeada para reprimir revueltas sociales y pol¨ªticas- y su evoluci¨®n desde que pas¨® a ser gestionada completamente por el Ayuntamiento a partir de 2007. Desde all¨ª se accede por escaleras o ascensor a la explanada de la fortaleza en la que tambi¨¦n se han eliminado construcciones que rodeaban los ca?ones.
La recuperaci¨®n de la fortaleza se ha ido realizando por fases desde 2013 y en ella se han invertido cerca de 13 millones de euros. "La idea es hacerla m¨¢s atractiva y accesible para el barcelon¨¦s, que la integre como una parte del gran parque que es Montju?c", insist¨ªa Ricard Vinyes.
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