Democracia ?participativa?
Las formas de democracia participativa de los foros de distrito o son manipulaci¨®n desde el poder o no sirven para nada
Las ciudades, est¨¢ a la orden del d¨ªa la pol¨¦mica de los carriles bici. El Ayuntamiento que preside Manuela Carmena, al frente de una coalici¨®n encabezada por Podemos, ha incrementado muy notablemente este tipo de v¨ªas.
A su vez, dicho consistorio, tambi¨¦n como en otras ciudades, ha implantado unos procesos de democracia participativa vecinal. Pieza clave de esta participaci¨®n son los foros locales de distrito que se definen como ¡°espacios en que todos los vecinos y vecinas se pueden reunir para debatir y trabajar en iniciativas para mejorar la ciudad desde la perspectiva de sus barrios y distritos¡±. Hay un foro en cada uno de los 21 distritos y su sistema de funcionamiento se acerca mucho al de una democracia asamblearia. Aunque estos foros han sido uno de los proyectos estrella del gobierno de Carmena, no parece que el ¨¦xito les haya acompa?ado. Seg¨²n las cifras proporcionadas por el concejal de Coordinaci¨®n Territorial Nacho Murgui, solo se han inscrito 4.181 ciudadanos, un n¨²mero ¨ªnfimo si se tiene en cuenta que Madrid es una ciudad de 3.182.981 habitantes.
El concejal, al parecer hombre animoso y optimista, sostiene que la cifra de inscritos demuestra el inter¨¦s ciudadano, ya que en el ¨²ltimo a?o han aumentado en un 40% y ello demuestra el ¨¦xito de una politica de ¡°participaci¨®n real¡±, aunque la asistencia a las reuniones no suele rebasar las cinco personas por sesi¨®n. Este proceso de participaci¨®n se lleva a cabo mediante los ¡°dinamizadores¡±, cuyos sueldos absorben la mayor parte del presupuesto asignado por el Ayuntamiento a los foros, unos 647.000 euros, a los que hay que a?adir otros gastos en publicidad (201.000), lo cual da una suma total de 848.000 euros.
Pero volvamos al carril bici y a la pol¨¦mica suscitada. En efecto, seg¨²n ha ido puntualmente informando el periodista Luca Constantini en el cuadernillo de EL PA?S dedicado a Madrid, el Ayuntamiento decidi¨® que en la calle Santa Engracia, entre la plaza de Alonso Mart¨ªnez y Cuatro Caminos, unos 2,2 kil¨®metros de longitud, se estableciera un carril bici. Este recorrido est¨¢ situado en el distrito de Chamber¨ª y algunas asociaciones de vecinos sostienen que el carril bici apenas es utilizado y, en cambio, la p¨¦rdida de espacio para coches genera importantes atascos.
En julio pasado, estas asociaciones redactaron un escrito para que se revirtiera este carril bici, entre otras peticiones de parecido car¨¢cter. Recogieron 2.000 firmas de vecinos y presentaron el documento al Ayuntamiento. La portavoz municipal lo rechaz¨® y les dijo que la v¨ªa adecuada era plantearlo en el foro del distrito. As¨ª lo hicieron la semana pasada y ganaron por 30 votos a favor y 20 en contra. Sin embargo, como no se trata todav¨ªa de una decisi¨®n vinculante, hay que esperar a que un informe t¨¦cnico determine su viabilidad. Si es as¨ª, el Ayuntamiento puede tener que incorporar el coste de las obras al presupuesto correspondiente, aunque sus representantes han dicho que no pensaban cambiar sus decisiones por la simple decisi¨®n de un foro vecinal. ?Vale la pena, entonces, que se articulen estos procedimientos si no sirven para nada cuando intentan rectificar las decisiones del poder?
Esta larga pero significativa historia viene a cuento para comprobar el valor de ciertas formas de democracia participativa. En Barcelona se comprob¨® con el refer¨¦ndum de la Diagonal en el que s¨®lo participaron el 12% de los barceloneses. Las leyes de procedimiento administrativo ya prev¨¦n la participaci¨®n de los afectados. Pero querer convertir esta participaci¨®n en una nueva forma de democracia porque los procedimientos de democracia representativa, mediante la cual se han elegido los cargos municipales, son sumamente imperfectos, es un error que se comprueba por las cifras de participaci¨®n. 30 votos a favor y 20 en contra, frente al 1,6 millones de votos en las ¨²ltimas municipales de Madrid. Llamarle a esto democracia participativa es una burla a la inteligencia, incitan a no participar.
No s¨¦ quien tiene raz¨®n, si los unos o los otros. S¨®lo s¨¦ que esta no es una buena forma de tomar decisiones democr¨¢ticas. Como dec¨ªa aqu¨¦l, los experimentos con gaseosa, no con champagne (franc¨¦s, naturalmente), que sale caro. En definitiva, estas formas de democracia participativa, o son pura manipulaci¨®n desde el poder (quiz¨¢s para eso se inventan), o no sirven para nada, excepto para que los dinamizadores se ganen la vida. La democracia representativa, por lo menos, es m¨¢s seria.?
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.
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