El dilema
El nuevo mito del esp¨ªritu del 1-O ni convence a la CUP ni crea condiciones para superar la dif¨ªcil encrucijada independentista
El momento actual de la pol¨ªtica catalana se explica perfectamente en el pre¨¢mbulo a la propuesta de investidura acordada entre el PDeCAT y ERC que fue rechazada por la CUP. Dicho pre¨¢mbulo lleva el significativo t¨ªtulo de El esp¨ªritu 1 de octubre.
Se trata de un texto breve, apenas un folio, que plantea el dilema ante el que se encuentra el movimiento separatista tras el resultado de las elecciones del 21 de diciembre: ?hay que replegarse a los cuarteles de invierno y gobernar la Generalitat en el marco jur¨ªdico actual o hay que seguir adelante con el proceso, como hasta ahora, con entusiasmo pero sin ideas y sin plan? De los diez p¨¢rrafos, nueve est¨¢n dedicados a levantar los ¨¢nimos nacionalistas y uno, solo uno, a introducir un cierto realismo e insinuar, t¨ªmidamente, una vaga salida al embrollo actual.
En los primeros, en los del enardecimiento nacional, resultan impropios de un documento pol¨ªtico de esta naturaleza. En realidad, m¨¢s que una introducci¨®n a un acuerdo de gobierno se trata de una proclama encaminada a entronizar el pasado 1 de octubre como un d¨ªa hist¨®rico, uno m¨¢s en el calendario sentimental-nacionalista de Catalu?a. Para ello, naturalmente, se habla siempre en nombre de Catalu?a como un solo pueblo, se falsean sistem¨¢ticamente los hechos, se invocan falsos derechos y se promueve con descaro el odio al enemigo, es decir, al Estado espa?ol que en su lenguaje, como es sabido, es un s¨ªmil de Espa?a.
Veamos el contenido y, en especial, el tono de este breve texto. La primera frase ya pretende expresar, con sutileza, la dignidad ofendida de un pueblo, de todo un pueblo: ¡°Los catalanes no olvidaremos nunca la jornada del 1 de octubre, d¨ªa de la celebraci¨®n del refer¨¦ndum¡±. Y a?ade: ¡°Contra un pueblo indefenso y con las manos alzadas en se?al de paz, la Polic¨ªa y la Guardia Civil cargaron con una violencia inaudita, inveros¨ªmil e impropia de un Estado de derecho. Todas las l¨ªneas rojas de la ofensa a la dignidad humana fueron traspasadas y superadas. Cualquier previsi¨®n de la brutalidad que uno pod¨ªa imaginarse se qued¨® corta¡±.
Tras este ¡°suave y amigable¡± comienzo, tan ce?ido adem¨¢s a la realidad de los hechos, en unos p¨¢rrafos m¨¢s adelante se insiste y se recapitula: ¡°Desgraciadamente, pues, aquel d¨ªa constatamos que la represi¨®n por parte del Estado espa?ol ya no tiene l¨ªmites. Un Estado que en lugar de protegernos nos ataca, en lugar de garantizar nuestra libertad nos encarcela y obliga a marchar al exilio, nos inhabilita, nos impone multas exorbitantes, nos amenaza, nos degrada como personas, nos anula como pueblo¡±. Realmente, se trata de un texto de combate, en el que no se exagera sino que se inventa una realidad que poco tiene que ver con los hechos.
Ahora bien, se olvidan algunos datos b¨¢sicos. Primero, aquel refer¨¦ndum no era legal, se hab¨ªa advertido repetidamente, incluso mediante autos judiciales, quienes lo convocaban lo sab¨ªan sobradamente, fue una provocaci¨®n; segundo, los Mossos d¡¯Esquadra, el cuerpo de seguridad propiamente competente, no cumpli¨® con su cometido de hacer respetar la ley, desobedeci¨® una orden judicial y oblig¨® a quienes no eran directamente competentes ¡ªPolic¨ªa Nacional y Guardia Civil¡ª que improvisaran una tarea para la que no estaban preparados, pasando a ser as¨ª v¨ªctimas de una emboscada perfectamente trazada; tercero, la violencia ¡°inaudita¡±, ¡°brutal¡± y todos los dem¨¢s adjetivos que quieran utilizarse, teniendo en cuenta las circunstancias, fue m¨¢s aparente que real, tal como prueba que, con una excepci¨®n, nadie fue ingresado en un hospital aquel d¨ªa. Por tanto, mentiras sobre mentiras.
Pero este lenguaje feroz y agresivo, que no invita al di¨¢logo sino a la confrontaci¨®n, se suaviza al final del texto, con el fin de atraerse a la CUP, en el ¨²nico p¨¢rrafo que contiene un cierto realismo. En efecto, all¨ª se hace un llamamiento a las fuerzas pol¨ªticas independentistas del Parlamento para que sumen y avancen con el objetivo de ampliar sus bases sociales y pol¨ªticas e ir ensanchando su escueta mayor¨ªa en esca?os y su minor¨ªa en votos. En definitiva, una confesi¨®n de impotencia para seguir con el proc¨¦s, una expresi¨®n de la necesidad de ganar m¨¢s apoyos.
Este es el dilema al que se enfrenta el independentismo. Pero utilizar este lenguaje moralmente soez, este nuevo mito del esp¨ªritu del 1 de octubre, ni convence a la CUP ni crea condiciones para superar la dif¨ªcil encrucijada en que se encuentra.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.
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