La cultura y el futuro de Barcelona
Ha llegado la hora de una redefinici¨®n y reactualizaci¨®n clave en la renovaci¨®n del ¡®soft power¡¯
El Cercle d'Economia abri¨® el pasado jueves un debate sobre el futuro de Barcelona. Ser¨¢ un tema recurrente en un a?o preelectoral. Es evidente que el ciclo que se abri¨® hace treinta a?os y coloc¨® la ciudad en el mundo lleva tiempo agotado. Pero aquella etapa se fund¨® sobre dos intuiciones de Pasqual Maragall que siguen siendo vigentes: las ciudades est¨¢n destinadas a ser un sujeto pol¨ªtico cada vez m¨¢s importante en Europa en que los Estados son demasiado grandes para unas cosas y demasiado peque?os para otras; y en un pa¨ªs como Catalu?a, con limitado poder pol¨ªtico y econ¨®mico, la fuerza de Barcelona est¨¢ en la capacidad de desarrollar un poderoso soft power. Y ah¨ª la cultura es determinante. Son tiempos en que nos habita una obsesiva pulsi¨®n por lo nuevo, que requiere perspectiva y distancia cr¨ªtica para lo que realmente importa: un proyecto que reafirme la capitalidad mundial de la ciudad y que alcance a todo el pa¨ªs que hoy es ya de hecho una gran conurbaci¨®n.
La cultura es un elemento fundamental de cualquier proyecto pol¨ªtico en tanto que complemento y prolongaci¨®n de la educaci¨®n. Estudios solventes confirman que con la Escuela no basta, por igualitaria que esta fuera. Y no lo es. El marco cultural (familia y entorno) de los ni?os y j¨®venes en formaci¨®n es muy determinante de las desigualdades en el aprendizaje, por las pautas y h¨¢bitos que genera. Estar familiarizado con la cultura es una ventaja manifiesta. Y los que vienen de territorios culturalmente inermes viven con h¨¢ndicap. Por eso el futuro de la ciudad pasa por la extensi¨®n de la cultura ha todos sus rincones. La cultura no es promesa de nada, el velo que la separa de la barbarie es muy fino, pero ayuda a construirse una vida m¨¢s rica.
Pero, adem¨¢s es evidente que muchos de los grandes problemas actuales solo podr¨¢n afrontarse desde la proximidad y el contacto directo que da la ciudad: la sostenibilidad ambiental (ruidos, contaminaciones), la asistencia a las personas en dificultades, los problemas derivados de la inmigraci¨®n, el bienestar en sentido pleno, y tantos otros, requieren una cultura capaz de construir marcos compartidos, que superen los delirios individualistas de los ¨²ltimos treinta a?os. La cultura para tejer complicidades y renovar la pol¨ªtica.
El potencial cultural de Barcelona es enorme especialmente en cuatro campos: una tradici¨®n cultural potente y mestiza; un tejido imponente de editoriales, librer¨ªas y bibliotecas, que permiten hablar de capital del libro, un tesoro que no se puede perder; una potencia singular en el ¨¢mbito de todo lo que podr¨ªamos llamar funci¨®n "bio" (sanidad, investigaci¨®n, fabricaci¨®n) en la que es referente mundial; y una red poco visible de asociaciones, cursos, debates, escuelas, grupos, de todo tipo y procedencia que se multiplican sin cesar, y que hoy aguanta en buena parta la vida cultural barcelonesa, aunque no sea detectable para los que solo piensan en t¨¦rminos de marca y ruido. Un capital impagable en la construcci¨®n de una Barcelona que apueste por la investigaci¨®n, la creatividad, la inclusi¨®n y la cultura compartida.
Sobre esta base se puede mantener la capacidad de atracci¨®n de una ciudad de proporciones humanas -tanto geogr¨¢ficas como sociales- que lucha por ser confortable en el sentido fuerte de la palabra. Para ello la cultura es fundamental: le otorga singularidad, le da perspectiva criterio para escoger y seleccionar y para ser parte activa de todo lo que propone. No solo un contenedor de proyectos ajenos, ni un aparador de los ¨²ltimos y ef¨ªmeros gadgets de la feria de las novedades.
Durante los a?os 80 y 90, se dio un impulso excepcional a la creaci¨®n y renovaci¨®n de equipamientos culturales. Se recuper¨® as¨ª la potencia que la cultura p¨²blica hab¨ªa perdido durante el franquismo. Ha llegado la hora de una redefinici¨®n y reactualizaci¨®n clave en la renovaci¨®n del soft power. Y no, como a veces se pretende, pensando solo en el turismo, en una cartelera para la atracci¨®n de visitantes. Tenemos iconos de envergadura: Picasso, Mir¨®, Gaud¨ª, Dal¨ª configuran un cuarteto universal que pocos pa¨ªses tienen. Pero la fuerza est¨¢ en la capacidad de crear iniciativas con sello propio, de generar alianzas para compartir proyectos, de ser f¨¢brica y no s¨®lo escaparate. La internacionalizaci¨®n como pr¨¢ctica, pero en condiciones de igualdad. La coproducci¨®n como principio. Y sobre todo la voluntad de ser modelo y no copia.
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