¡°Invitamos a que la gente comparta sus obsesiones y se r¨ªa de ellas¡±
Los argentinos Sutottos llenan de risas la Villarroel con 'Inestable', un espect¨¢culo delirante, absurdo y afilado sobre el miedo
¡°Que se le cierre a uno la glotis es un s¨ªntoma inconfundible de un ataque de p¨¢nico¡±. Lo dice Gadiel Sztryk, fundador, con Andr¨¦s Caminos, de la compa?¨ªa argentina Sutottos. ¡°Pues a m¨ª, en el escenario, se me serr¨®¡±, comenta, con cerrado acento porte?o. M¨¢s o menos as¨ª, con tan desesperante premonici¨®n, empieza Inestable, una pieza desternillante en la que dos tipos f¨®bicos, paranoicos, hipocondr¨ªacos y, por encima de todo, friquis, en lugar de salir por ah¨ª un s¨¢bado por la noche, permanecen en su casa, obsesionados por todos los miedos que les acechan: desde una mancha de humedad en la pared hasta un tipo que (?seguro!) se ha colado en la casa y espera el momento para asesinarlos. Se han presentado en La Villarroel as¨ª, como de improviso. Y, en realidad, sin miedo. Y est¨¢n llenando la sala de risas con un espect¨¢culo divertido, intens¨ªsimo y estudiado al detalle.
Los autores y actores (29 y 31 a?os) se conocieron estudiando arte dram¨¢tico y hace 12 a?os fundaron la compa?¨ªa Sutottos (el nombre viene de la deformaci¨®n del t¨¦rmino sub-18 de un festival de teatro juvenil al que asistieron), dedicada al teatro de sketches, en los que interpretan a varios personajes, o de di¨¢logos entre ellos dos. Inestable, su s¨¦ptimo espect¨¢culo, lleva cuatro a?os programado en el off y el circuito comercial de Buenos Aires y ha recorrido Argentina, Uruguay o M¨¦xico (el a?o pasado pas¨® por el Pa¨ªs Vasco). Ahora recala en Barcelona hasta el 2 de abril y los d¨ªas 4 y 5 estar¨¢n en el teatro Alfil de Madrid.
La obra no pretende adoctrinar a nadie. ¡°No pretendemos ofrecer una moraleja, simplemente que la gente se mire en un espejo, medio deformada, y que cada uno saque sus conclusiones¡±, dice Gadiel. ¡°Es una cr¨ªtica m¨¢s humana que social o pol¨ªtica. Mostramos lo rid¨ªculos que somos los humanos¡±, a?ade Sztryk. Y el miedo es una buena excusa para mostrarnos rid¨ªculos. ?De qu¨¦ tenemos miedo? ¡°Del miedo m¨¢s grande de todos, que es el miedo a la muerte, surgen todos los dem¨¢s, todas las fobias, las paranoias, las obsesiones. Hasta el punto de llegar disfrutar del sufrimiento y buscarlo, para pasar un buen rato llorando y padeciendo¡±, cuenta Gadiel. ¡°Lo ¨²nico que nos salvar¨ªa ser¨ªa volver a ser peque?os, regresar al seno materno, cuando todo estaba cuidado¡± A partir de ese momento, evidentemente, todo empieza a torcerse¡
¡°Cuando uno saca los miedos que tiene dentro, estos se hacen m¨¢s grandes, como la mancha de humedad de la pared¡±, sostiene Gadiel. Y el p¨²blico lo sabe. Tal vez, incluso encuentre consuelo en la obra: ¡°La gente se alivia, experimenta una especie de catarsis, porque todos tenemos miedos, no hay que estigmatizar el miedo. Es un sentimiento universal, muy humano y muy primario, que se entiende en cualquier lugar del mundo¡±, a?ade Sztryk.
Pero por muy globalizadas que est¨¦n esas sensaciones, comprimirlas en poco m¨¢s de una hora de espect¨¢culo es una tarea de titanes. ¡°Pretendemos ofrecer al espectador un momento de celebraci¨®n y de reflexi¨®n¡±, coinciden los dos actores. E igual que el p¨²blico saca sus conclusiones de la obra, ellos tambi¨¦n le van encontrando otros sentidos. Est¨¢ cerrada, escrita, revisada mil veces, pero tambi¨¦n est¨¢ viva, en constante evoluci¨®n. ¡°El texto es el mismo de siempre, pero en cosas puntuales, muy chiquitas, hacemos cambios. Somos actores y autores y as¨ª mantenemos la frescura de la obra. Los gestos, los silencios, las miradas est¨¢n escritas: levantar un poco m¨¢s de lo normal un ceja es obsesivo, gritar tambi¨¦n tiene su significado... y las canciones son otro lenguaje que utilizamos para hablar de cosas concretas¡±.
En Sutottos, que se definen ¡°hijos del menemismo y del corralito¡± y se han formado tambi¨¦n en el clown, hay algo de uno de sus grandes referentes, que son Les Luthiers, pero tambi¨¦n de esas compa?¨ªas surgidas en Argentina desde principios de siglo, como Tolcachir, Veronese, Valente. Incluso de Tricicle, a quien vieron hace a?os en Buenos Aires, por toda la comunicaci¨®n gestual que tienen sus piezas. Una de las claves del ¨¦xito es el buen rollo que genera: ¡°Lo pasamos muy bien en el escenario, y eso se transmite¡±, dice Gadiel. ¡°Tratamos de estar c¨®modos. E invitamos a la gente a que comparta sus obsesiones y se r¨ªa de ellas¡±.
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