Oscar Masotta, un intelectual entre Lacan y los ¡®antihappenings¡¯
El Macba reivindica en una exposici¨®n al impulsor de la acci¨®n pol¨ªtica desde el arte
Pocas veces la complejidad intelectual y art¨ªstica tiene una cara tan identificable como en el caso del argentino Oscar Masotta (1930-1979), impulsor de la vanguardia de su pa¨ªs, a partir de su concepto de lo intelectual como modo de acci¨®n pol¨ªtica, adem¨¢s de introductor del psicoan¨¢lisis de Lacan en castellano. Con amplios intereses, desde la literatura y la historieta, la semiolog¨ªa, la ense?anza, sobre todo verbal, la cr¨ªtica, el estructuralismo y el psicoan¨¢lisis, este marxista heterodoxo y peronista convencido ¡ªhasta el punto de definirse como ¡°anti anti peronista¡± que lo enfrent¨® con la izquierda ortodoxa que ve¨ªa en el peronismo una variante del fascismo¡ª, fue un personaje cr¨ªtico e inc¨®modo, autor de una obra que ha perdurado tras fallecer en Barcelona, la ciudad que lo acogi¨® en los ¨²ltimos cuatro a?os de su exilio, convertido en un agente activo de la escena contracultural. Oscar Masotta. La teor¨ªa como acci¨®n, abre sus puertas en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (Macba) hasta el 11 de septiembre, tras verse en el Museo Universitario de Arte Contempor¨¢neo (MUAC) de M¨¦xico, reconstruye el complejo perfil de este pensador que influy¨® en la transformaci¨®n cultural de un continente entre 1950 y 1970.
De Masotta es el concepto de desmaterializaci¨®n, l¨¦ase politizaci¨®n, del arte; en la que la informaci¨®n y la desinformaci¨®n (tan de moda ¨²ltimamente) son materiales que generan estrategias art¨ªsticas de gran potencial. Masotta revolucion¨® el mundo del arte realizando happenings y antihappenings en los que el p¨²blico se convierte en elementos activos. Contradictorio, Masotta reflexion¨® sobre este fen¨®meno , pero tambi¨¦n se volc¨® en producirlos. Suyo es Para inducir el esp¨ªritu de la imagen (1967), en el que expuso sobre una tarima a 20 personas sometidas a una fuerte luz y un sonido agudo, a cambio de un sueldo; una acci¨®n que ¨¦l calific¨® de ¡°acto de sadismo social explicitado¡±.
El entierro del jabal¨ª que no fue
Junto a Roberto Jacoby, autor de un antiafiche en el que se ve al Che Guevara con la inscripci¨®n: ¡°Un guerrillero no muere para que se le cuelgue en la pared¡±, Eduardo Costa y Ra¨²l Escari, Masotta cre¨® un antihappening en el que un grupo de personas, hac¨ªan ver que participaban en el entierro de un jabal¨ª. La acci¨®n se llam¨® Happening para un jabal¨ª difunto y al d¨ªa siguiente fue reproducido por 16 peri¨®dicos y revistas. ¡°La cr¨ªtica a los medios no era por no contrastar, sino por su capacidad para producir conocimiento; algo muy actual¡±, explic¨® Longoni, que ha contado con la colaboraci¨®n de la hija del artista, Cloe Masotta, en la b¨²squeda de las huellas de este activista en la actualidad.
Huyendo de la intolerancia de su pa¨ªs aterriz¨® en Europa en 1974 y tras pasar por Londres llega a Barcelona donde propaga la filosof¨ªa de Jacques Lacan y el psicoan¨¢lisis a trav¨¦s de grupos de estudio y la creaci¨®n de la Biblioteca del Campo Freudiano que poliniz¨® en un buen n¨²mero de entusiastas seguidores, entre los que hab¨ªa escritores, artistas y, como no, psicoanalistas.
La muestra del Macba intenta aunar al Masotta literario, el artista de los sesenta y el psicoanal¨ªtico de los setenta. ¡°Masotta no fue un artista. Nunca se reconoci¨® como tal, s¨ª como un intelectual, que pas¨® por diferentes compartimentos y roles estancos que normalmente no se cruzan. Fue un gran maestro y estudioso¡±, explic¨® la comisaria Ana Longoni que ha estructurado la muestra en bloques, sin orden lineal, para abordar de forma m¨²ltiple al personaje, resaltando su actividad en Barcelona, a diferencia de la muestra de M¨¦xico.
En la exposici¨®n hay documentos, libros, cartas y borradores y obra art¨ªstica del propio Masotta, ¡°ejercicios para pensar", seg¨²n dec¨ªa. Tambi¨¦n de otros creadores sobre los que escribi¨® como Eduardo Costa, Marta Minuj¨ªn, Charlie Squirru, Dalila Puzzovio y Luis Wells. En algunas de sus fotograf¨ªas llama la atenci¨®n su aspecto desali?ado a lo Belmondo, algo dandi, que le gustaba cuidar. Tambi¨¦n queda clara su vinculaci¨®n al peronismo y al Movimiento Obrero Comunista; su pasi¨®n con el movimiento pop argentino y su papel en el mundo de la historieta, abordada desde el punto de vista de la semiolog¨ªa que le llev¨® a organizar la Exposici¨®n mundial de la Historieta en 1968. El ¨²ltimo de los ¨¢mbitos explora la persistencia de las ideas masottianas en trabajos como los de Eduardo Costa o la acci¨®n colectiva Tucum¨¢n Arde, de contrainformaci¨®n a la propaganda oficial, adem¨¢s de c¨®mo sigue vivo en artistas como Gonzalo Elvira, Guillermina Morgan y Dora Garc¨ªa (que ha recreado dos de su happenings). Tras Barcelona, la exposici¨®n viajar¨¢ a Buenos Aires, en lo que representa el regreso de este activista a su ciudad natal, despu¨¦s de m¨¢s de 40 a?os.
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