En Disney, todo comenz¨® con un rat¨®n
Caixaforum Barcelona descubre el origen de algunas de las pel¨ªculas de animaci¨®n m¨¢s conocidas de los ¨²ltimos 80 a?os
Tras la crisis econ¨®mica de 1929 y la depresi¨®n de a?os treinta la sociedad americana no encontraba muchas cosas d¨®nde agarrarse para mitigar los efectos de esa situaci¨®n tan adversa. Una de ellas fue una historia protagonizada por tres simples cerditos; unos animales, que pese a las pocas virtudes con que se les asocia, fueron capaces de salir indemnes de los ataques de un malvado lobo empe?ado por acabar con ellos y los poco que ten¨ªan: sus casas. La melod¨ªa que los tres cantaban tras conseguir que el depredador acabara con el rabo entre las piernas, en la que destacaba un estribillo: ¡°?Qui¨¦n tema al lobo feroz?¡±, acab¨® convertida en un himno en los que los norteamericanos sintieron c¨®mo si unos simples cerdos pod¨ªan con su mayor adversario, ellos podr¨ªan superar la crisis. Desde entonces, cada personaje, cada historia, cada pel¨ªcula que ha salido de la mente y de las manos de Walt Disney (Chicago, 1901-Burbank 1966) y de su equipo de dibujantes ha representado una cualidad humana, una historia de superaci¨®n que ha calado en generaciones y generaciones de personas de todo el mundo.
Es lo que explica la exposici¨®n Disney. El arte de contar historias que ha abierto sus puertas en Caixaforum Barcelona (hasta el 24 de junio) con la intenci¨®n de mostrar el origen, el proceso y muchos de los secretos de una veintena de t¨ªtulos creados en la factor¨ªa Disney en los ¨²ltimos 80 a?os, desde Los tres cerditos (1933), hasta Frozen (2013), pasando por El sastrecito valiente (1938), Fantas¨ªa (1940), La bella durmiente (1959), La sirenita (1989) y H¨¦rcules (1997).
La exposici¨®n, comisariada por Kristen McCormick de la Walt Disney Animation Research Library, instituci¨®n que ha organizado la muestra junto con La Obra Social de La Caixa, presenta 215 piezas, en la que aparecen muchos de los iconos de la casa como los imprescindibles Mickey Mouse y su novia Minnie y el Pato Donald, y se destacan los or¨ªgenes literarios de estas historias, reinterpretadas, modernizadas e incluso edulcoradas la mayor¨ªa de las veces por los profesionales que han trabajado en los estudios que han permitido que millones de personas conozcan estos mitos y leyendas de hace siglos. Todo envuelto en una escenograf¨ªa inmersiva espectacular en la que el visitante puede sentir que est¨¢ dentro de las fr¨¢giles caba?as de los cerditos, que pasea por un bosque encantado o vivir, como un se?or medieval, en un castillo; escenarios de muchos de estas pel¨ªculas.
La muestra se ha dividido en varios ¨¢mbitos: Mitos, entre ellos los de El rey Midas (1935), Fantas¨ªa (1940) y H¨¦rcules (1997). F¨¢bulas, en las que los animales protagonizan las historias casi siempre de forma moralizante, como la archiconocida de La liebre y la tortuga (1935), El sastrecillo valiente (1938), Lo mejor de Donald (1938). Le siguen los t¨ªtulos inspirados en leyendas, como El flautista de Hamelin (1933), Merl¨ªn el encantador (1963) y Robin Hood (1973); un espacio dedicado a los Tall Tales, los cuentos norteamericanos, con producciones m¨¢s desconocidas para el espectador espa?ol, como La leyenda de Juanito Manzanas, un relato que hizo que Estados Unidos sufriera una plantaci¨®n masiva de manzanos cuando se estren¨®. En el ¨²ltimo ¨¢mbito, el espectador entra en una especie de estilizado castillo en el que pueden verse algunos de los cuentos de hadas protagonizados por pr¨ªncipes, sirenas, troles y brujas malvadas, los tops de la casa. Aqu¨ª est¨¢n los dibujos de Blancanieves y los sietes enanitos (1937), La bella durmiente (1959), La sirenita (1989) y Frozen (2013).
Obras de arte
Los dibujos, presentados como obras de arte, incluso en marcos dorados y barrocos, forman parte, explic¨® la comisaria, del enorme fondo de 100 millones de dibujos conservados por la biblioteca de la compa?¨ªa. A trav¨¦s de bocetos como los de Blancanieves es posible ver los descartes y los intentos de crear un personaje. En 1937 se baraj¨® que la protagonista de esta historia tuviera el pelo rubio, la mirada picante de una betty boop,o el pelo largo. ¡°Se trataba de crear el personaje adecuado¡±, comenta McCormick delante de estos cuatro dibujos. Tambi¨¦n Mickey Mouse, el personaje al que Walt Disney sent¨ªa gran aprecio por que ¡°todo comenz¨® con un rat¨®n¡±, seg¨²n asegur¨®, se muestra en una ¡°hoja de personaje¡± con varias posiciones para que el equipo gr¨¢fico lo dibujara de forma uniforme. ¡°La exposici¨®n muestra la labor comunitaria y de conjunto de todo un equipo¡±. Tambi¨¦n aparece Ariel, la sirenita, con una melena rojiza que acab¨® descart¨¢ndose o una malvada madrasta de La bella durmiente que ten¨ªa un sanguinario color rojo en el interior en su vestido que al final cambi¨® a morado.
Del poder de las obras de Disney da cuenta una carta que tambi¨¦n se expone, que le envi¨® Eleanor Roosvelt, la mujer del presidente de los Estados Unidos, al creador pidi¨¦ndole que llevara a la gran pantalla, por su car¨¢cter edificante, el cuento de Stamble Peter, ¡°pero el personaje no result¨® del agrado del creador y el proyecto no sali¨® adelante¡±, concluye la comisaria. La muestra viajar¨¢ m¨¢s tarde a Madrid, Zaragoza y Palma.
Los dos filmes con Dal¨ª que no pudieron ser
Durante la etapa americana de Dal¨ª, el pintor prob¨® suerte con el cine. Una de sus colaboraciones m¨¢s conocidas fue con Walt Disney en la pel¨ªcula Destino que comenzaron en 1945 pero que no lleg¨® a terminarse nunca. Pero los dos creadores siguieron manteniendo una buena relaci¨®n. Tanta, que en octubre de 1957, Disney y su mujer visitaron y comieron con Dal¨ª y Gala en Portlligat. La prensa especul¨® que el motivo de la visita era para sacar adelante un proyecto en com¨²n: una pel¨ªcula de dibujos animados sobre El Quijote, pero ninguno de los dos hizo declaraciones sobre el tema.
De vuelta de Portlligat, las dos parejas se hospedaron en el Ritz. Disney, que en realidad se llamaba Walter Elias Disney, se registr¨® como Walter Jones, como explica Ricard Mas en su libro Dal¨ª i Barcelona.
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