La interminable borrachera de Bukowski: ¡°Escribir es f¨¢cil; vivir es lo dif¨ªcil¡±
Cuando se cumplen 30 a?os de la muerte del poeta m¨¢s inclasificable, su obra sigue reedit¨¢ndose y vendi¨¦ndose
En Estados Unidos la d¨¦cada de los a?os cuarenta, mitificada como la de los salvadores del mundo de las garras de Hitler y la de su puesta de largo como imperio, se entiende como una de las ¨¦pocas m¨¢s heroicas de la historia del pa¨ªs. Pero bajo ese entusiasmo mayoritario emergi¨® una corriente subterr¨¢nea que cuestionaba el rutilante optimismo social y que fue impregnando el arte de expresiones de descreimiento y alienaci¨®n.
En literatura, uno de los primeros en desbrozar ese camino fue Charles Bukowski, casi en completa soledad porque los beat eran todav¨ªa ni?os peque?os y faltaban dos d¨¦cadas para los rompedores a?os sesenta. Despreciando el gregarismo cultural, sin red, se lanz¨® al vac¨ªo literario, llevando la poes¨ªa a paisajes desconocidos, hablando de los que andan perdidos, los que no se adaptan, los que no tienen nada ¡ªen una sociedad donde la opulencia lo era todo¡ª y los que nada esperaban. Por ese camino, Bukowski (Andernach, 1920-San Pedro, 1994) consum¨® adem¨¢s la misi¨®n que pregonaba Ezra Pound: ¡°CUMPLE. Eres escritor. Escribe, pase lo que pase¡±.
Lo suyo fue una proeza. ¡°Sin la ayuda de un diploma universitario, el colegueo de los profesores o la mafia editorial de Nueva York¡±, seg¨²n subray¨® una vez el poeta Todd Moore, a base de talento y de una inaudita perseverancia, en 25 a?os pas¨® de ser un don nadie ¡ªque se dedic¨® a narrar las vidas de los nadies que a nadie importaban¡ª a convertirse en un escritor de renombre internacional.
Tres d¨¦cadas despu¨¦s de su muerte, cuando el mundo se ha dado la vuelta como un calcet¨ªn, Bukowski sigue siendo le¨ªdo y se sigue reeditando su obra. Es un steady seller, un autor que vende de forma sostenida en el tiempo. En espa?ol la editorial Visor lleva publicados 24 libros de poes¨ªa, algunos con t¨ªtulos tan bellos como Los d¨ªas corren como caballos salvajes por las monta?as, El amor es un perro del infierno o los dos publicados en 2024: A veces te sientes tan solo que tiene sentido y Colgado en tournefortia. Anagrama tiene en cat¨¢logo otra veintena de obras del estadounidense desde que en 1978 publicara el bombazo de Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones, y en 2024 reedit¨® Ausencia del h¨¦roe, una compilaci¨®n de relatos y ensayos.
¡°Bukowski sigue vendiendo porque en su obra encuentras claridad, vivencias, humor y tambi¨¦n historias escabrosas. Eso gusta. Y la gente entiende su escritura, algo que no es tan habitual en poes¨ªa¡±, explica Abel Debritto, autor de Bukowski. El rey del underground (Punto de Vista editores, 2024). Para Debritto, otra clave en su obra es que invita a cuestionar y desaprender las ense?anzas m¨¢s r¨ªgidas, a pensar por uno mismo. Para David Calonne, editor del libro Ellos quieren algo crudo. 30 a?os de entrevistas a Bukowski (Nitro-press, 2013) y uno de los mayores expertos su la obra, el tir¨®n de su lectura tambi¨¦n se debe a que habla de ¡°los desaf¨ªos de crecer en un mundo que parece desvinculado de cualquier valor, significado y sentido m¨¢s profundos¡±.
Y funciona: es un autor traducido a m¨¢s de 20 idiomas y con millones de libros vendidos en todo el mundo.
Infancia atroz, juventud infame
Bukowski fue un adolescente que padeci¨® un acn¨¦ tan salvaje que por poco se convierte en un caso de estudio, un joven que a?os m¨¢s tarde describir¨ªa su ni?ez como ¡°una historia de horror con H may¨²scula¡± por culpa de su padre, que le pegaba con una correa por nimiedades como no cortar el c¨¦sped de forma perfecta. Era un tipo que pens¨® un par de veces en matarse, un chico que prob¨® el alcohol a los 13 a?os y que, al darse cuenta de que le aliviaba el dolor, decidi¨® que ese iba a ser su combustible vital. ¡°La borrachera es una especie de suicidio en el que el usuario tiene permitido regresar a la vida¡±, explic¨® una vez.
Fue un insumiso del conformismo, un hombre desesperado reconvertido en lector voraz gracias a las bibliotecas p¨²blicas de Los ?ngeles, donde descubri¨® historias protagonizadas por los que van tirando m¨¢s mal que bien y por los que no pueden m¨¢s, en las p¨¢ginas de John Fante, Carson McCullers o el Hemingway m¨¢s joven.
Fue un poeta con una voz inclasificable, distinta, de un tono que iba del lirismo a la m¨¢s devastada desolaci¨®n, un autor que sab¨ªa c¨®mo transitar desde una l¨ªnea de una crudeza casi abyecta hasta llegar a la autoparodia una frase despu¨¦s. Una senda nada f¨¢cil. ¡°Estoy m¨¢s cerca de lavar platos que de dar clases en la universidad¡±, le dijo a uno que le alab¨® su escritura.
La forja del escritor se inici¨® con la Segunda Guerra Mundial en plena ebullici¨®n (pas¨® varios d¨ªas en prisi¨®n por evasi¨®n del servicio militar obligatorio, y despu¨¦s no super¨® la prueba psicol¨®gica exigida para hacer dicho servicio). En primavera de 1944 la revista Story le public¨® un relato, pero no qued¨® contento con el resultado de su escrito y rechaz¨® la oferta de un representante literario alegando que aun no era lo suficientemente bueno.
Casi estoico en cuanto al deber supremo de la literatura, se tomaba deportivamente los rechazos porque cre¨ªa que hac¨ªa que su escritura evolucionase. ¡°Mi ¨²nica regla es: tienes que escribir mierda mala para poder escribir mierda buena¡±, dijo en una entrevista.
Sus inicios estuvieron sembrados de dudas y pasos en falso. Entre 1945 y 1955 escribi¨® muy poco y pas¨® una crisis. Tras una grave complicaci¨®n et¨ªlica que por poco lo mata, decidi¨® agarrarse a la literatura como a un clavo ardiendo. En el poema Un plan maestro escribi¨® que durante aquel tiempo se hab¨ªa convertido ¡°en un borracho muerto de hambre en lugar de un escritor muerto de hambre¡±.
El libro Ausencia del h¨¦roe incluye un art¨ªculo titulado Cacoethes scribendi, traducible como una necesidad de escribir end¨¦mica e incurable. Y esa fue la f¨®rmula de Bukowski, escribir furiosamente y enviar sus escritos a todo tipo de revistas: las prestigiosas, las acad¨¦micas, las vanguardistas, las experimentales, las conservadoras, las locales, las regionales o las nacionales, y tambi¨¦n las distribuidas en hip¨®dromos o barber¨ªas.
Su impulso creativo se volvi¨® incontenible, y las publicaciones que recib¨ªan sus escritos no daban abasto con sus requerimientos. ¡°Los editores seguramente pensaba que estaba chiflado. Sobre todo al recibir esos interminables manuscritos a mano. Recuerdo que un tipo me respondi¨®: ?PERO QU? COJONES ES ESTO?¡±, cont¨® una vez.
Pero la acci¨®n era esencial para ¨¦l, y ese movimiento lo manten¨ªa vivo, aunque fuera en forma de cartas de rechazo. Nada importaba m¨¢s. Ni siquiera el dinero. Durante un tiempo largo, Bukowski calcul¨® que gan¨® dos d¨®lares anuales por el oficio de escribir.
¡°Bukowski consigui¨® darse a conocer gracias a las revistas alternativas. Hab¨ªa muchas, en todas partes, fue una especie de fen¨®meno pre-internet que ¨¦l supo aprovechar bien¡±, subraya Debritto. Eran publicaciones en las que no hab¨ªa anuncios, en las que nadie cobraba nada y se escrib¨ªa en libertad.
¡°El bukake de la mala poes¨ªa¡±
Escribir lo era todo para ¨¦l. En una entrevista afirm¨®: ¡°Si no escribo durante una semana, enfermo. No puedo caminar, me mareo. Me quedo tumbado en la cama, vomito. Me levanto por la ma?ana con arcadas. Tengo que escribir. Si me cortaras las manos, escribir¨ªa con los pies¡±.
Se calcula que en poco m¨¢s de cinco d¨¦cadas escribi¨® casi 1.000 composiciones en prosa, seis novelas y 5.500 poemas, tantos, que incluso compuso uno sobre c¨®mo tratar de arreglar un poema: ¡°Tengo que limpiarles los dientes/eliminarles las caries/examinarles ojos y o¨ªdos/pesarlos/operarlos/hacerles transfusiones/y enviarlos de nuevo al mundo enfermizo de la poes¨ªa¡±.
En ese frenes¨ª, los peri¨®dicos underground tuvieron un papel determinante en el conocimiento de su obra y su figura, porque los le¨ªa much¨ªsima m¨¢s gente, cr¨ªticos y editores incluidos.
Su incontencia graf¨®mana y su necesidad de dinero le llevaron tambi¨¦n a colaborar con revistas y peri¨®dicos er¨®ticos como Screw, The New York Review of Sex and Politics o Adam. Seg¨²n contabiliza Debritto en su libro, entre 1957 y1969 Bukowski apareci¨® en 268 revistas, en 451 n¨²meros con 767 poemas y relatos. A veces escrib¨ªa r¨¢pido y mal, y su lenguaje directo, descarnado, escandaliz¨® a muchos. Algunos cr¨ªticos lo tildaron de ¡°Shakespeare de las alcantarillas¡±, ¡°el bukake de la mala poes¨ªa¡±, o el ¡°poeta laureado de lo cutre¡±.
Le daba igual. Decidi¨® pronto que la vida dura da pie a la frase dura, sin ornamentos. Y vivi¨® la poes¨ªa como un sacerdocio apoyado en una santa trinidad en su idioma materno, el alem¨¢n: wein, weib, gesang (alcohol, sexo y canto, en su caso, en el sentido po¨¦tico).
Bukowski cre¨ªa que la poes¨ªa hab¨ªa estado demasiado tiempo ¡°polvorienta, indigesta y sagrada¡±, y ¨¦l busc¨® reflejar la experiencia humana con todas las tripas a la vista. ¡°Quiero el tocino en la sart¨¦n, quem¨¢ndose¡±, aseguraba.
Para ¨¦l la alta literatura era un gran timo, un juego pretencioso que carec¨ªa de humanismo. ¡°Abramos y limpiemos la l¨ªnea, extendamos en un tendedero una l¨ªnea sencilla y seamos capaces de colgar en ella emoci¨®n, humor, felicidad, pero sin saturarla¡±, dijo en una entrevista en la London Magazine en 1974.
El suyo fue un cometido sagrado donde los poetas verdaderos se comprometen a ser ¡°f¨¹hrers de la iluminaci¨®n¡± ¡ªseg¨²n definici¨®n propia¡ª con tal de alcanzar lo m¨¢s extraordinario: que el poema le sirva a cualquier persona en cualquier parte.
Lo consigui¨®. El cr¨ªtico y poeta John William Corrington, entusiasta de su obra, dividi¨® el siglo XX po¨¦tico en dos mitades: antes y despu¨¦s de Bukowski. Los editores de Henry Miller, Lousie y Jon Webb ¡ª¡±Una artista temperamental de origen italiano y un expresidiario lud¨®pata¡±, seg¨²n descripci¨®n del autor de Cartero¡ª al frente de la revista The Outsider y de la editorial Loujon Press, publicaron su libro Mi coraz¨®n atrapado en sus manos en 1963, y Crucifijo en una mano inerte en 1965. Y en 1968 llegaron las publicaciones en Black Sparrow Press, de la mano de John Martin. Jean Genet y Jean Paul Sartre alabaron su poes¨ªa y esas palabras de admiraci¨®n se reconvirtieron en el slogan ¡°Genet y Sartre lo han llamado el mejor poeta de Am¨¦rica¡±.
Honestidad brutal
Con la llegada del ¨¦xito, Bukowski se mantuvo fiel a los que le apoyaron, incluso cuando las editoriales neoyorquinas olieron el negocio y le ofrecieron un mont¨®n de dinero por irse con ellos. City Lights tambi¨¦n fue su editorial; de la mano de Ferlinghetti, se public¨® el material m¨¢s escandaloso, el que ha perpetuado la imagen de Bukowski como el campe¨®n de las obscenidades para el gran p¨²blico.
Escrib¨ªa de t¨² a t¨². ¡°Puso a todo el mundo a ras de tierra, incluso a los ¨¢ngeles¡±, dijo de ¨¦l Leonard Cohen. Y en esa fealdad compasiva todo lo iguala, se inclu¨ªa a s¨ª mismo, a sus amigos, a sus compa?eros de trabajo o barra de bar, a vecinas, a amantes y a novias. Son muchos los que tildan a Bukowski de mis¨®gino, pero para Debritto esa es una visi¨®n simplificada: ¡°En su obra el primero que sale mal parado es el propio Bukowski, y en la comedia de la vida estamos todos¡±.
Bukowski "Rey del underground"
Punto de vista, 2024
En cualquier caso, no hay que tomarse sus personajes a rajatabla. ?l tambi¨¦n lo fue. ¡°Era extremadamente culto, en absoluto el antintelectual b¨¢rbaro que pretende ser¡±, revela Calonne. Bukowski a menudo se hac¨ªa el malo en los temas relacionados con el sexo o la bebida, cuando en realidad era un artista m¨¢s complejo y filos¨®fico de lo que se supone.
Con los a?os, ya se sabe, se convirti¨® en una especie de estrella de rock de la literatura, especialmente en Europa. En 1978, en un recital de poes¨ªa en Alemania congreg¨® a 1.000 personas, y 200 se quedaron fuera.
En su escritura o en persona, unos los encontraban insoportable y otros lo idolatraban. Recib¨ªa cartas de odio, de amor, de desprecio, de admiraci¨®n o de ofrecimientos sexuales. Algunas le dec¨ªan: ¡°Bukowski, est¨¢s tan jodido y todav¨ªa sobrevives, he decidido no suicidarme¡±, o ¡°eres un imb¨¦cil, amigo, me diste el valor para vivir¡±. Sus lectores eran los derrotados, los condenados, los dementes, y se sent¨ªa profundamente orgulloso de ello.
Si en sus primeros a?os compraba el vino m¨¢s barato, en una entrevista en 1987 est¨¢ bebi¨¦ndose una botella de Mirassou Gamay Beaujolais. Por lo dem¨¢s, segu¨ªa haciendo lo mismo: se levantaba tarde, iba a las carreras de caballos, volv¨ªa a casa, se abr¨ªa un vino y se enfrentaba a la p¨¢gina en blanco. Us¨® miles y miles de ellas, y en una, con letras en negro, advirti¨®: ¡°Escribir es f¨¢cil; vivir es lo dif¨ªcil¡±.
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