El taxidermista que ¡®resucit¨®¡¯ a la ballena del zoo
El Zoo de Barcelona retira el esqueleto del cet¨¢ceo de 21 metros que apareci¨® muerto en El Prat en 1983
Los operarios del Zoo de Barcelona retiraron, hace unas semanas, el esqueleto de ballena de 21 metros que desde 1985 permanec¨ªa instalado en el acceso de la calle Wellington. Las inclemencias del tiempo y los microorganismos hab¨ªan hecho mella en los huesos, colocados a varios metros de altura. La retirada fue una complicada maniobra dirigida por el jefe de mantenimiento del parque, Jorge Cer¨®n, y un anciano que conoce al mil¨ªmetro cada una de las partes del esqueleto: Salvador Filella. Historia viva del parque, Filella comenz¨® a trabajar en el zoo en 1967. ¡°Ese a?o conoc¨ª a Copito de Nieve. Acababa de llegar a Barcelona¡±, recuerda. Fue taxidermista, rotulador del parque, criador de presas, encargado de estaci¨®n meteorol¨®gica, responsable de la granja¡ y gracias a ¨¦l, miles de personas han contemplado durante d¨¦cadas los huesos de la ballena a la que nadie bautiz¨®.
Filella se inici¨® en la taxidermia en la plaza Real de Barcelona, aunque la profesi¨®n la aprendi¨® de un profesional de la calle de la Esperan?a. En 1967, tras licenciarse del servicio militar, solicit¨® empleo al director del zoo, Antoni Jonch. ¡°Me dijo que le dibujara una cabeza de cig¨¹e?a y me fich¨® para el equipo de rotulaci¨®n¡±, recuerda. En aquel momento comenz¨® una relaci¨®n con el zoo que nunca ha abandonado. Filella, durante 18 a?os, trabajaba por la ma?ana en el museo de zoolog¨ªa y por la tarde en el parque zool¨®gico. Al final opt¨® por quedarse en el zoo.
¡°En 1977 creamos una sala did¨¢ctica y comenc¨¦ a preparar esqueletos de los animales que fallec¨ªan para que pudieran ser estudiados¡±, rememora. Fue entonces cuando se cre¨® una comisi¨®n para estudiar cet¨¢ceos. ¡°Pedimos a la Guardia Civil que, si detectaban alg¨²n animal varado en las costas, nos avisaran para que pudi¨¦ramos aprovechar los huesos de los animales fallecidos¡±. En 1979, un barco embisti¨® en Gibraltar una ballena de 12 metros. Su tripulaci¨®n no cay¨® en la cuenta de que arrastraban al animal hasta que llegaron a Barcelona. Filella y un equipo de personas desmontaron el esqueleto, que estuvo un tiempo en el zoo y posteriormente se destin¨® a la Universidad Aut¨®noma. Aquella carnicer¨ªa no fue m¨¢s que un ensayo.
La ma?ana del 12 de mayo de 1983 se avist¨® un enorme ejemplar de ballena en una playa de El Prat de Llobregat. Llevaba varios d¨ªas muerta, pero todav¨ªa pod¨ªa conservarse el esqueleto. Filella y un equipo del zoo se trasladaron a la zona. Era un animal de 21 toneladas. ¡°Contratamos carniceros que comenzaron a deshuesar la ballena¡±, recuerda. Tuvo que adecuarse el camino para que los camiones pudieran acceder a la playa. El cad¨¢ver sufri¨® varios percances, presenciados por centenares de familias que acudieron curiosas a la zona, pero al final lleg¨® al zoo. ¡°Los huesos deb¨ªan limpiarse, por lo que los sumergimos durante un a?o y medio en el foso de los leones. Nadie sab¨ªa que all¨ª se estaba descomponiendo la ballena de El Prat¡±, sonr¨ªe. Tras meses de maceraci¨®n, varios operarios con un soplete calentaron los huesos hasta desgrasarlos. En 1985 se instal¨® una estructura, se construyeron dos v¨¦rtebras artificiales que hab¨ªan resultado da?adas y se coloc¨® el cad¨¢ver de la ballena, que pesaban 4.600 kilos, sobre un parterre.
Desde entonces han sido muchas las intervenciones sobre los huesos de la ballena a la que nunca se bautiz¨®. Incluso se recubri¨® con una fibra de vidrio y se colocaron elementos met¨¢licos. ¡°Sab¨ªamos que ten¨ªa un final¡±, lamenta Filella. Cer¨®n puntualiza: ¡°Si tocabas los huesos, se descompon¨ªan como arena¡±.
Los ojos del taxidermista, de 74 a?os, han visto c¨®mo llegaban y se iban s¨ªmbolos del Zoo de Barcelona como la orca Ulises, Copito de Nieve y ahora el esqueleto que tanto le cost¨® recomponer. Los restos de la ballena sin nombre permanecen ahora en un almac¨¦n a la espera de que alguien decida qu¨¦ hacer con ellos.
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