H¨¦roes y traidores
En ocasiones, un pol¨ªtico s¨®lo puede representar eficazmente los intereses de los ciudadanos si es capaz de cambiar de planes y renunciar a lo que prometi¨®
De entre los libros sobre el proceso soberanista de reciente publicaci¨®n destaca, a mi entender, De h¨¦roes y traidores (Editorial Pen¨ªnsula), un relato sobre los ¨²ltimos meses del gobierno de Junts pel S¨ª escrito por uno de sus protagonistas m¨¢s destacados, el exconsejero Santi Vila. A lo largo de sus p¨¢ginas, Vila desarrolla una interesante reflexi¨®n acerca de hasta qu¨¦ punto los pol¨ªticos est¨¢n obligados a cumplir sus promesas electorales: ¡°?Deben ser los programas electorales sacralizados como verdaderas tablas de Mois¨¦s (¡) o deben ser m¨¢s bien compendios de compromisos generales con una n¨ªtida visi¨®n y misi¨®n, con unos valores claros, pero con un programa de acci¨®n adaptable y permeable a los cambios acelerados propios de nuestros tiempos posmodernos?¡±
En efecto, uno de los grandes dilemas de nuestras democracias es determinar hasta qu¨¦ punto los pol¨ªticos deben respetar el mandato que reciben de los ciudadanos en las urnas. Se trata de una cuesti¨®n particularmente relevante si entendemos las elecciones un mecanismo de selecci¨®n: los partidos pol¨ªticos compiten por el voto presentando sus programas electorales y los votantes eligen el partido cuyas propuestas representan mejor sus intereses. Desde esta perspectiva, los votantes se comportar¨ªan como cuando van al supermercado: buscan, comparan y eligen el producto deseado con la expectativa de que su contenido se ajustar¨¢ fielmente a lo que se especifica en el etiquetado del envoltorio.
A priori, podr¨ªa parecer razonable esperar que los votantes tambi¨¦n exijan a los partidos el cumplimiento escrupuloso el etiquetado de su envoltorio (el programa electoral). Sin embargo, existen fundados motivos para pensar que los buenos gobernantes no son aquellos que cumplen a rajatabla sus promesas electorales pase lo que pase. En ocasiones, un pol¨ªtico s¨®lo puede representar eficazmente los intereses de los ciudadanos si es capaz de cambiar de planes y renunciar a lo que prometi¨® en campa?a electoral. Es por ello que los pol¨ªticos deber¨ªan ser juzgados no tanto por su coherencia como por su capacidad de adaptarse al contexto.
Como argumenta Santi Vila en su libro, no podemos sacralizar los programas electorales pues vivimos en un mundo sujeto a cambios cada vez m¨¢s acelerados e imprevisibles. Cualquier variaci¨®n inesperada de la coyuntura econ¨®mica o pol¨ªtica puede provocar que una promesa electoral que inicialmente era atractiva y beneficiosa, acabe por ser inviable o contraproducente. La historia est¨¢ llena de ejemplos de ello. Quiz¨¢s una de las traiciones m¨¢s emblem¨¢ticas a un programa electoral es la que tuvo lugar el 12 de mayo de 2010. En esa fecha, el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero present¨® en el Congreso de los Diputados uno de los ajustes econ¨®micos m¨¢s duros de la historia reciente. Los recortes sociales que Zapatero propuso entonces supon¨ªan una renuncia a gran parte de sus compromisos electorales. Entonces, el presidente Zapatero argument¨® que esa traici¨®n era el peaje a pagar para preservar los intereses de los ciudadanos ante un cambio imprevisible de la situaci¨®n econ¨®mica.
Santi Vila tambi¨¦n estim¨® necesario traicionar el programa electoral con el que su partido se present¨® a las urnas. En 2015, Vila se sum¨® al proyecto de Junts pel S¨ª, una candidatura que se presentaba con hoja de ruta bien detallada para lograr la independencia de Catalu?a en un plazo de dieciocho meses. Sin embargo, una vez en ganadas las elecciones, Vila presion¨® desde el gobierno para que se abandonara la hoja de ruta. Ante tal flagrante incumplimiento del programa electoral cabe preguntarse si en este caso tambi¨¦n se produjo un cambio inesperado en el contexto que pudiera justificarlo. ?Era la creaci¨®n de estructuras de estado o la declaraci¨®n unilateral de independencia viable en 2015 cuando se redact¨® el programa electoral de Junts pel S¨ª? Y si entonces era viable, ?en qu¨¦ momento y por qu¨¦ motivo dej¨® de serlo?
El libro De h¨¦roes y traidores de Santi Vila nos brinda una oportunidad para reflexionar sobre c¨®mo debemos juzgar a los pol¨ªticos que deciden incumplir sus programas electorales. Ciertamente, existen motivos para pensar que es un error exigirles que cumplan a rajatabla sus promesas electorales, pues en ocasiones eso supone un acto irresponsable que puede poner en riesgo el bienestar de los ciudadanos. Pero, al mismo tiempo, ser excesivamente indulgentes con el incumplimiento de sus compromisos puede facilitar la aparici¨®n de pol¨ªticos oportunistas que en per¨ªodo electoral prometan quimeras a sabiendas que jam¨¢s se llevaran a cabo. Saber dilucidar cuando un pol¨ªtico act¨²a por responsabilidad y cuando lo hace por oportunismo es una tarea tan dif¨ªcil como necesaria. El buen gobierno depende, en gran parte, de que lo hagamos con acierto.
Llu¨ªs Orriols es profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Carlos III de Madrid.
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