Cerco pol¨ªtico a ERC
El objetivo de Puigdemont es lanzar una gran red sobre los caladeros electorales del partido republicano
Tienen poderosas razones quienes desde ERC ven con inquietud los ¨²ltimos movimientos de Carles Puigdemont. Cuando parec¨ªa que ten¨ªan al alcance de la mano el sorpasso al PDeCAT y se dispon¨ªan a asumir la hegemon¨ªa pol¨ªtica del soberanismo, los resultados del 21-D y un c¨²mulo de circunstancias posteriores han cambiado el escenario y las perspectivas de la formaci¨®n pol¨ªtica que ha liderado el ascenso del independentismo hasta convertirlo en una fuerza determinante en Catalu?a. Ahora ERC corre el riesgo que quedar atrapada en una pinza entre Puigdemont y la CUP. La elecci¨®n de Joaquim Torra como presidente de la Generalitat tras un lago y agotador forcejeo dej¨® claro que ERC hab¨ªa perdido la iniciativa pol¨ªtica dentro del soberanismo. Pero lo ocurrido en los ¨²ltimos d¨ªas indica que puede perder algo m¨¢s que la iniciativa.
El ¨²ltimo movimiento de Puigdemont puede considerarse una opa hostil a sus aliados. Con la inscripci¨®n de una nueva fuerza pol¨ªtica, el Moviment 1 d¡¯Octubre (M1-O) muestra su voluntad de capitalizar la movilizaci¨®n que llev¨® al ¨¦xito organizativo y pol¨ªtico de la jornada del refer¨¦ndum. La opa se dirige en primer lugar a su propio partido, el PDeCAT. Hace tiempo que Puigdemont va por libre y ha desbordado siempre que ha querido a la c¨²pula de su partido. La transmutaci¨®n de la antigua Converg¨¨ncia en el PDeCAT no es suficiente para asegurar la renovaci¨®n de un espacio pol¨ªtico fuertemente lastrado, como el PP en Espa?a, por la corrupci¨®n. La operaci¨®n M1-O persigue el lavado definitivo de ese espacio a costa de eliminar cualquier rastro de la antigua marca.
Pero el objetivo de Puigdemont es lanzar una gran red sobre los caladeros electorales de ERC aprovechando las dificultades y debilidad de su liderazgo. Con sus principales dirigentes en la c¨¢rcel o el extranjero, el partido est¨¢ descabezado. No est¨¢ claro que Oriol Junqueras haya sido nunca un l¨ªder fuerte. Su figura p¨²blica se ha construido m¨¢s a partir de sus silencios que de sus manifestaciones, de manera que muchos en Catalu?a albergan dudas sobre la densidad de su liderazgo. Junqueras ha pacificado un partido convulso que siempre hab¨ªa tenido como lastre una gran volatilidad interna. Es cierto que su actitud de buscada bonhom¨ªa y los valores religiosos que con frecuencia exhibe proyectan una imagen amable y pac¨ªfica. Pero puede que esos rasgos no sean suficientes para apuntalar el futuro de ERC y su principal activo: un independentismo republicano no necesariamente nacionalista con un modelo social progresista.
El secretario de la nueva formaci¨®n pol¨ªtica impulsada por Puigdemont desde Berl¨ªn es Agust¨ª Colomines, ex director de la Escuela de Administraci¨®n P¨²blica de la Generalitat cesado recientemente, que entre 2007 y 2013 fue director de la fundaci¨®n CatDem de Converg¨¨ncia y brazo ejecutor del proyecto Casa Gran del Catalanisme de Artur Mas. La inscripci¨®n del nuevo partido se formaliz¨® el mismo d¨ªa en que tomaba posesi¨®n Torra con el apoyo decisivo de la CUP y un discurso radical que incomod¨® a muchos dirigentes republicanos. A nadie se le oculta que esta operaci¨®n persigue aglutinar a gran parte de la fuerza ciudadana que hasta ahora se hab¨ªa organizado en entidades c¨ªvicas transversales como la Assemblea Nacional Catalana, que ha tenido entre sus principales impulsores y dirigentes a destacados militantes de ERC.
La ¨²ltima encuesta del CEO, en abril, muestra que las opciones del bloque independentista se mantienen s¨®lidas. No hay signos de cansancio ni de desafecci¨®n. Pero s¨ª de inquietud interna. De volatilidad en la intenci¨®n de voto. Unos 300.000 electores expresan su intenci¨®n de cambiar de sigla, aunque dentro del bloque soberanista. El m¨¢s beneficiado es por ahora la CUP, que recuperar¨ªa votos de JxS¨ª y ERC. En cambio, en el bloque antiindependentista s¨ª se aprecia cierta desmovilizaci¨®n. Pasada la calentura que provoc¨® en oto?o el miedo a una ruptura inminente, muchos no ven tantas razones para votar.
Quienes cre¨ªan que tras el fracaso de la v¨ªa unilateral y los errores cometidos, el independentismo perder¨ªa fuelle, parece que vuelven a equivocarse. Mientras la alternativa sea una derrota humillante y un retroceso en el autogobierno, los votantes soberanistas seguir¨¢n movilizados y fieles a la causa. Lo ¨²nico que podr¨ªa reducir ese porcentaje de votos que se mantiene en torno al 48% ser¨ªa una propuesta seria y cre¨ªble de negociar una tercera v¨ªa. Pero eso no se vislumbra en el horizonte que alcanza la vista, aunque las turbulencias en las que ha entrado la pol¨ªtica espa?ola tampoco permiten ver muy lejos. Lo que s¨ª est¨¢ claro es que el tablero, aqu¨ª y en el resto de Espa?a, se mueve.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.