Pompeu Fabra, en ¡®pocs mots¡¯
La Generalitat renuncia a la gran exposici¨®n sobre el ¡®Mestre¡¯ y lo deja en siete paneles de una modesta muestra itinerante
El ¨²nico que realiz¨® ¡°una pol¨ªtica sin moverse del terrero literario¡±, dijo de ¨¦l en 1934 J.V. Foix; ¡°Un arquitecto genial que alz¨® paredes y columnas¡±, a tenor de Francesc de Borja Moll; ¡°El catal¨¢n m¨¢s importante de nuestro tiempo¡±, asegur¨® Josep Pla; ¡°Unas dotes excepcionales de ling¨¹ista¡±, constat¨® Joan Sol¨¤; ¡°Dos perfecciones juntas: la del talento natural y la adquirida¡±, le compendi¨® Joan Coromines¡ Las cinco merecidas celebraciones pronunciadas por otros tantos gigantes de la cultura est¨¢n en el frontispicio de la exhibici¨®n Pompeu Fabra. Una llengua completa. Pero hasta ah¨ª llega la grandeza de la muestra porque finalmente no habr¨¢ una gran exposici¨®n central entre los actos del Any Fabra: siete austeros paneles c¨²bicos con los cuatro datos biobibliogr¨¢ficos del ingeniero del catal¨¢n moderno y un audiovisual hacen de suced¨¢neo, como puede verse hasta el 7 de julio en el Arts Santa M¨°nica de Barcelona, de la exhibici¨®n que funcionar¨ªa como la guinda del que deber¨ªa ser uno los acontecimientos culturales m¨¢s importantes impulsados por la Generalitat en los ¨²ltimos a?os.
¡°Me hubiera gustado una exposici¨®n m¨¢s solemne, creativa y potente, m¨¢s acorde con la figura del Mestre, pero nos movemos con el presupuesto prorrogado del a?o pasado, que ni tan siquiera contaba con una partida para el Any Fabra; tampoco es f¨¢cil hallar financiaci¨®n cuando no tienes ni un conseller para firmar un convenio¡±. Lo arguye Ester Franquesa, directora general de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica de la Generalitat, oficial cabeza visible de la organizaci¨®n del homenaje, citando sin citar las supuestas consecuencias sociopol¨ªticas del proc¨¦s en la doble conmemoraci¨®n de los 150 a?os del nacimiento del fil¨®logo y el siglo de la aparici¨®n de su Gram¨¤tica catalana, principal referencia normativa del catal¨¢n hasta 2016.
La muestra finalmente realizada, que la propia Generalitat define destinada ¡°para la ciudadan¨ªa en general y, especialmente, el alumnado de catal¨¢n y de escuelas e institutos¡±, ya estaba prevista: ¡°Se trataba de hacer, adem¨¢s de la central, una m¨¢s simple, muy divulgativa y que enraizara con la filosof¨ªa de la labor de Fabra: construir una lengua para todos¡±, aclara Franquesa. Faltando recursos, ¡°entre hacer una gran exposici¨®n en Barcelona donde quiz¨¢ no llegase a una gran mayor¨ªa de gente o una de amplio espectro y con gran movilidad por el territorio, optamos sin duda por la segunda¡±.
270.000 euros ¡®m¨®viles¡¯
Ester Franquesa hab¨ªa alertado sobre la posible desaparici¨®n de la gran muestra cuando la presentaci¨®n del Any Fabra el pasado 19 de enero. Ya entonces habl¨® de un presupuesto que "deb¨ªa ser de 412.000 euros, pero el realista podr¨ªa rondar los 240.000", lo que llevaba impl¨ªcita la suspensi¨®n de la muestra. La cifra, hasta marzo, es de 270.000 euros "porque la partida es m¨®vil: si nos encaja financieramente una actividad, la incorporamos", dice la directora general de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica. Consciente de la "carga simb¨®lica" que tendr¨ªa una gran exposici¨®n sobre Fabra, no la descarta a¨²n del todo, "pero vista la evoluci¨®n pol¨ªtica de las cosas, no creo que lleguemos".
En la l¨ªnea de esa decisi¨®n, la modestia y austeridad de medios permite que se hayan hecho 16 juegos de la muestra: ocho como la del Arts Santa M¨°nica y otras tantas, de menor formato, para adaptarse a espacios de entidades m¨¢s peque?as. Se espera que en su trayectoria itinerante lleguen a 80 centros de 50 localidades.
Asumido por el visitante que no encontrar¨¢ ni una triste pipa de Fabra, ni el ejemplar de su propio Diccionari general de la llengua catalana de 1932 que utiliz¨® hasta el ¨²ltimo d¨ªa o, menos a¨²n, la famos¨ªsima calaixera donde ordenaba sus fichas filol¨®gicas, quien pase por los plafones c¨²bicos igual descubre que lo que llev¨® al futuro estudiante de ingenier¨ªa industrial al catal¨¢n fueron dos episodios dom¨¦sticos: encontrar la libreta de cuentas de su bisabuelo (demostraci¨®n de que el catal¨¢n tambi¨¦n pod¨ªa escribirse y utilizarse para redactar documentos de la vida diaria) y empezar ¨¦l una carta con ¡°Queridos sobrinos¡±: le son¨® demasiado artificioso hacerlo as¨ª quien siempre se dirig¨ªa a su entorno en catal¨¢n, si bien le¨ªa y escrib¨ªa en castellano.
Una poco usual imagen de Fabra nadando (era el t¨ªpico sportman de la ¨¦poca: tambi¨¦n practic¨® el tenis y el excursionismo, que aprovechaba para su trabajo ling¨¹¨ªstico) o su presencia en un rinc¨®n de la imagen que inmortaliza, en marzo de 1931, la entrega del alcalde de Barcelona, el conde de G¨¹ell, a Jordi Maluquer de las llaves de la Casa de la Convalesc¨¨ncia, futura sede del Institut d¡¯Estudis Catalans, van pespunteando gr¨¢ficamente, entre otras instant¨¢neas, los plafones. En ellos no se esconde cierta contestaci¨®n que cosech¨® tambi¨¦n Fabra, con oponentes como Joan Maragall (cre¨ªa que la voluntad de codificar el lenguaje del fil¨®logo limitaba la creatividad de los escritores), ?ngel Guimer¨¤ o Narc¨ªs Oller.
¡°No importa escribir una palabra de un manera u otra. Lo que es necesario es que todo el mundo lo escriba del mismo modo¡±, asegur¨® Fabra en 1932, quien junto a esa rigidez cient¨ªfica tuvo la flexible inteligencia para incorporar soluciones diferentes para ¨¢reas ling¨¹¨ªsticas diferentes y aportar de diferentes dialectos para confeccionar el modelo com¨²n. As¨ª, Valencia compr¨® su gram¨¢tica en 1932 (las Normes de Castell¨®) como un a?o antes los hicieron en las Baleares (a partir de la Ortografia Mallorquina, de Borja Moll).
La trayectoria vital y profesional de Fabra se vio zarandeada por la dictadura de Primo de Rivera, los Fets d¡¯Octubre de 1934 (que le costaron prisi¨®n), la Guerra Civil y el dur¨ªsimo exilio: tanto lo fue que sus disc¨ªpulos organizaban colectas en Catalu?a que Fabra recib¨ªa en dinero y especias. Ahora, su recuerdo y su homenaje son sacudidos por el pulso del proc¨¦s entre Gobierno estatal y Generalitat y las decisiones de esta ¨²ltima. ¡°Cal no abandonar mai ni la tasca ni la esperan?a¡±, dijo en 1947. Bien podr¨ªa haberlo formulado 71 a?os despu¨¦s.
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