Frans de Waal se?ala que las hembras de bonobo se adelantaron a Me Too
El primat¨®logo ha recibido en Barcelona el Premi Nat de divulgaci¨®n de las ciencias naturales
El primat¨®logo holand¨¦s Frans de Waal (Bolduque, 1948) , una de las personalidades m¨¢s relevantes en la actualidad en el campo de la etolog¨ªa, lleva a?os haci¨¦ndonos ver a los animales de otra manera, y con ellos a nosotros mismos. Nos ha obligado a reflexionar sobre atributos que consider¨¢bamos exclusivos nuestros como la empat¨ªa, la capacidad de sentir lo que sienten los otros. Ha sido pionero en el estudio de los procesos cognitivos y las emociones en el reino animal y es autoridad de referencia en los bonobos (pan paniscus), los mal llamados chimpanc¨¦s pigmeos, de los que ha revelado su extraordinario ¨Cpor prolijo- comportamiento sexual. De Waal, autor de numerosos libros publicados en Espa?a, entre ellos La pol¨ªtica de los chimpanc¨¦s (Alianza) y El mono que llevamos dentro (Tusquets), se encuentra en Barcelona donde esta tarde ha recibido de manos de la alcaldesa Ada Colau el Premi Nat de divulgaci¨®n de las ciencias naturales. Dicho galard¨®n, que se concede por primera vez, lo otorga el Museo de Ciencias Naturales (Nat) de la ciudad en su 140? aniversario y ha incluido una menci¨®n de honor y un premio extraordinario respectivamente a la bi¨®loga Roser Nos y al famoso divulgador sir David Attenborough.
¡°Es un honor recibir este premio y adem¨¢s en compa?¨ªa de alguien que ha popularizado tanto la ciencia como Attenborough¡±, ha explicado a este diario De Waal tras dejarse retratar pacientemente en el museo junto a un mono disecado. ?Qu¨¦ novedades hay de los bonobos, adelantados de la libertad sexual primate? ¡°La vuelta de los cient¨ªficos al Congo tras la guerra ha permitido volver a observarlos en libertad despu¨¦s de diez a?os. Hemos visto que cazan en un grado superior a lo que pens¨¢bamos y que comen m¨¢s carne. Otra cosa interesante es el apoyo que se prestan las hembras cuando se produce la agresi¨®n de alg¨²n macho, algo que en esencia es lo mismo que hace el movimiento Me Too¡±. La diferencia con la sociedad humana, recuerda, es que en la de los bonobos (pero no en la de los chimpanc¨¦s) la jerarqu¨ªa la ostentan las hembras, que se basan en la cooperaci¨®n ( y en el sexo) y no en la rivalidad. De los habituales casos de violencia de g¨¦nero en los chimpanc¨¦s, cuyos machos pueden ser realmente brutales, De Waal recalca que en los seres humanos es peor. ¡°Los chimpanc¨¦s machos son violentos para conseguir hembras para reproducirse, as¨ª que matar una no ser¨ªa muy inteligente: ser¨ªa completamente est¨²pido¡±.
De Waal explica que en los ¨²ltimos a?os se ha producido un gran desarrollo en el estudio de las habilidades cognitivas de los animales. Por ejemplo, las ara?as saltarinas. ?Las ara?as saltarinas? ¡°Son unas peque?as ara?as cazadoras que demuestran su inteligencia dando rodeos para atrapar a las presas. Todos los animales en realidad muestran cognici¨®n, capacidad de procesar informaci¨®n en su beneficio. El problema es que nuestra visi¨®n, muy antropoc¨¦ntrica, nos impide darle la relevancia que poseen a esos procesos como la ecolocalizaci¨®n, la exploraci¨®n del entorno con ultrasonidos, de los murci¨¦lagos y delfines. Solo atendemos al lenguaje como signo de inteligencia¡±. Y a la obediencia: "Nos parecen m¨¢s inteligentes algunos animales, como los perros, simplemente porque nos obedecen".
El estudioso considera que los animalistas han contribuido para bien a cambiar la actitud tradicional ante los animales. ¡°Si se los considera peque?as m¨¢quinas biol¨®gicas que simplemente se mueven por est¨ªmulo-respuesta, puedes hacerles lo que quieras, y matarlos sin problema. Pero ahora que se les reconoce cognici¨®n y emociones ya no es lo mismo. El mayor impacto de conceptualizarlos de este modo es en la ganader¨ªa. En los zoos y la investigaci¨®n, donde los animales afectados se cuentan por miles o cientos de miles, casi todo el mundo est¨¢ ya de acuerdo ¨Cse ha detenido por completo la experimentaci¨®n con chimpanc¨¦s, por ejemplo-, pero la industria ganadera afecta a miles de millones de animales, y las nuevas relaciones plantean un reto enorme y cambios profundos en nuestra alimentaci¨®n¡±.
De Waal consume carne, ¡°aunque prefiero el pescado¡±, y no cree que haya que parar de comer animales. Pero considera que hay que cambiar cosas. ¡°Es evidente que debemos comer menos carne en general, no solo por respeto a los animales sino por razones ecol¨®gicas. Y tiene que haber una trasparencia sobre la procedencioa de dicha carne. Que si compras un trozo puedas escanear un c¨®digo de barras que se le haya impreso y ver las fotos de c¨®mo viv¨ªa el animal, por ejemplo. Saber de qu¨¦ manera lo trataban. La gente joven especialmente le est¨¢ poniendo mucha atenci¨®n a esas cosas¡±. ?Qu¨¦ nos espera en el futuro al respecto?, ?igualdad de los humanos y los animales? ¡°No necesariamente. Hay que reconocer las diferencias entre especies. Pero m¨¢s respeto, seguro. Vamos a ver cambios muy notables de actitud, no solo en la sociedad, sino en la ciencia, en la filosof¨ªa, en la religi¨®n. En la filosof¨ªa sobre todo, donde siempre ha sido tradicionalmente el ser humano el centro de todo¡±.
Todos estos cambios, apunta De Waal se ven muy influenciados por la neurociencia, que muestra, por ejemplo, c¨®mo el proceso del miedo es muy similar en nosotros y en las ratas. Eso tiene muchas implicaciones filos¨®ficas, sin duda. ¡°Tenemos que pensar m¨¢s en los humanos como animales y menos como ¨¢ngeles¡±, sintetiza el investigador.
¡°Tenemos que pensar m¨¢s en los humanos como animales y menos como ¨¢ngeles¡±, reflexiona? el investigador.
Y est¨¢n los pulpos, nuevos grandes intelectos de moda. ¡°Tienen un gran cerebro pero adem¨¢s un sistema de ganglios que forman centros nerviosos y env¨ªan mucha informaci¨®n desde todo el cuerpo: algo similar a una red, como Internet¡±. Una inteligencia alien. ¡°No, es diferente, un desaf¨ªo a nuestra interpretaci¨®n corriente de la inteligencia, pero llamarle alien¨ªgena es, de nuevo, antropocentrismo. Simplemente, el pulpo percibe el mundo de maneara diferente a la nuestra¡±. Si es complejo evaluar el proceso cognitivo de los animales, lo de sus sentimientos ya es la reoca. ¡°Es muy dif¨ªcil saber lo que siente un pulpo, ciertamente. Lo es incluso saberlo de un humano. Curiosamente con muchos animales funcionan los mismos par¨¢metros para analizar las emociones que con nosotros: el ritmo cardiaco, la expresi¨®n facial ¨Cmuy parecida en el ser humano y los chimpanc¨¦s- , los gestos. En realidad el lenguaje, nuestra forma caracter¨ªstica de expresi¨®n, a menudo ofrece menos informaci¨®n fiable que las dem¨¢s fuentes¡±.
Pero somos mejores que los animales, ?no? ¡±?En tecnolog¨ªa? No hace tanto era muy primitiva. La actual es m¨¢s compleja pero es el resultado de la acumulaci¨®n cultural, de la posibilidad de almacenar informaci¨®n y trasmitirla a generaciones futuras. Eso no lo pueden hacer los animales, excepto directamente de una generaci¨®n a otra. Este tel¨¦fono m¨®vil que llevo, por ejemplo, no lo ha inventado una sola persona, sino muchas y se basa en una acumulaci¨®n de descubrimientos y tecnolog¨ªas¡±.
De Waal es holand¨¦s y trabaj¨® durante seis a?os con una colonia de chimpanc¨¦s en el Zoo de Arnhem. ?Tiene alguna conexi¨®n con la historia de la batalla por el puente de la localidad en la II Guerra Mundial? Al primat¨®logo no le sorprende la pregunta. ¡°No, es para m¨ª un puente muy lejano, pese a llamarme Waal, que es el nombre del r¨ªo que pasaba bajo el otro gran puente de aquella operaci¨®n militar, el de Nimega. Y los chimpanc¨¦s no estaban durante la batalla, as¨ª que no sabemos c¨®mo habr¨ªan reaccionado a la misma. Pero d¨¦jeme que le explique una historia de esa guerra. En el zoo de M¨²nich ten¨ªan chimpanc¨¦s y bonobos cuando se produjeron los grandes bombardeos aliados sobre la ciudad y la batalla final por la misma: toda la colonia de los segundos muri¨® de ataques cardiacos y toda la de los primeros sobrevivi¨®. Eso dice mucho de la sensibilidad de unos y otros a la violencia. Los chimpanc¨¦s practican la guerra y los bonobos no. Y son capaces de relacionarse de manera amistosa con otros grupos¡±.
A diferencia de los humanos, los grandes simios no tienen el concepto de infidelidad, porque no tienen parejas estables, recuerda De Waal. En cambio muchas aves son mon¨®gamas, aunque relativamente, pues se ha descubierto (gracias al an¨¢lisis de ADN) que en abundantes ocasiones la prole no es del supuesto padre. ¡°En EE UU se castr¨® a numerosos individuos de mirlo de alas rojas (agelaius phoeniceus) para impedir su proliferaci¨®n, pero se produjo la sorpresa de que las hembras pusieron huevos fertilizados, lo que significaba que buscaron a otros machos fuera de sus parejas estables (y esterilizadas¡±. De Waal dice que en el ser humano, la poligamia es en general poco t¨ªpica. ¡°La vasta mayor¨ªa de relaciones se establecen entre un hombre y una mujer. Aunque la monogamia humana es muy imperfecta¡±. ?Por qu¨¦ los humanos somos mon¨®gamos (aunque imperfectos) y los chimpanc¨¦s,? bonobos y gorilas no? ¡°Por razones evolutivas. Ellos se quedaron en los bosques y nosotros nos movimos a la sabana donde el entorno es mucho m¨¢s peligroso. Era importante que los machos se involucraran en la protecci¨®n de las cr¨ªas, ofreciendo un cuidado extra. Eso a cambio de la certeza paterna¡±.
Lo que s¨ª tienen los chimpanc¨¦s es episodios de traici¨®n. ¡°En sus actividades pol¨ªticas se producen coaliciones muy oportunistas y algunos individuos, machos especialmente, resultan muy decepcionados¡±.
?Hay amistad entre los animales? ¡°Eso veo. Observamos esa relaci¨®n entre adultos del mismo sexo en chimpanc¨¦s o elefantes. El caso m¨¢s conmovedor que conozco es el de una elefanta que cuidaba de otra que estaba ciega; iban siempre juntas¡±.
?Algo nuevo sobre el comportamiento pseudorreligioso de los chimpanc¨¦s, esa danza de la lluvia que observaba Jane Goodall? "Hace dos a?os se descubri¨® que los chimpanc¨¦s lanzan piedras a ¨¢rboles viejos. Parece una especie de ritual. El Daily Mail titul¨® un tanto ampulosamente: ¡°Los chimpanc¨¦s creen en Dios¡±: eso es un puente muy lejano. No sabemos el prop¨®sito". ?Supersticiones, creencia en lo sobrenatural.?.. no s¨¦. Ni s¨¦ si lo sabremos nunca. Les excita el ruido, de la lluvia o de las cataratas y hacen esas rain dances, movimientos r¨ªtmicos. Hay mucho de interpretaci¨®n humana: ?les impresiona una puesta de sol o simplemente les adormece? ¡°.
De La guerra del planeta de los simios, De Waal dice que le parece ¡°muy violenta¡± como las otras pel¨ªculas de la serie, ¡°con todas esas luchas y lel uso de tantas armas¡±. ¡°Lo ¨²nico bueno es que los humanos son los malos y los simios los buenos¡±, a?ade con una gran sonrisa
¡°La monogamia humana es muy imperfecta¡±
A diferencia de los humanos, los grandes simios no tienen el concepto de infidelidad, porque no tienen parejas estables, recuerda De Waal. En cambio muchas aves son mon¨®gamas, aunque relativamente, pues se ha descubierto (gracias al an¨¢lisis de ADN) que en abundantes ocasiones la prole no es del supuesto padre. "En EE UU se castr¨® a numerosos individuos de mirlo de alas rojas (agelaius phoeniceus) para impedir su proliferaci¨®n, pero se produjo la sorpresa de que las hembras pusieron huevos fertilizados, lo que significaba que buscaron a otros machos fuera de sus parejas estables (y esterilizadas". De Waal dice que en el ser humano, la poligamia es en general poco t¨ªpica. "La vasta mayor¨ªa de relaciones se establecen entre un hombre y una mujer. Aunque la monogamia humana es muy imperfecta". ?Por qu¨¦ los humanos somos mon¨®gamos (aunque imperfectos) y los chimpanc¨¦s, bonobos y gorilas no? "Por razones evolutivas. Ellos se quedaron en los bosques y nosotros nos movimos a la sabana donde el entorno es mucho m¨¢s peligroso. Era importante que los machos se involucraran en la protecci¨®n de las cr¨ªas, ofreciendo un cuidado extra. Eso a cambio de la certeza paterna".
Lo que s¨ª tienen los chimpanc¨¦s es episodios de traici¨®n. ¡°En sus actividades pol¨ªticas se producen coaliciones muy oportunistas y algunos individuos, machos especialmente, resultan muy decepcionados¡±.
?Hay amistad entre los animales? ¡°Eso veo. Observamos esa relaci¨®n entre adultos del mismo sexo en chimpanc¨¦s o elefantes. El caso m¨¢s conmovedor que conozco es el de una elefanta que cuidaba de otra que estaba ciega; iban siempre juntas¡±.
?Algo nuevo sobre el comportamiento pseudorreligioso de los chimpanc¨¦s, esa danza de la lluvia que observaba Jane Goodall? "Hace dos a?os se descubri¨® que los chimpanc¨¦s lanzan piedras a ¨¢rboles viejos. Parece una especie de ritual. El Daily Mail titul¨® un tanto ampulosamente: "Los chimpanc¨¦s creen en Dios": eso es un puente muy lejano. No sabemos el prop¨®sito". ?Supersticiones, creencia en lo sobrenatural.?.. "No s¨¦. Ni s¨¦ si lo sabremos nunca. Les excita el ruido, de la lluvia o de las cataratas y hacen esas rain dances, movimientos r¨ªtmicos. Hay mucho de interpretaci¨®n humana: ?les impresiona una puesta de sol o solo les adormece? ".
De La guerra del planeta de los simios, De Waal dice que le parece "muy violenta" como las otras pel¨ªculas de la serie, "con todas esas luchas y lel uso de tantas armas". "Lo ¨²nico bueno es que los humanos son los malos y los simios los buenos", a?ade con una gran sonrisa
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