Los ni?os y el m¨®vil: ¡°Hemos perdido la batalla¡±
El juez de menores Emilio Calatayud aboga por que los padres "violen la intimidad de sus hijos"
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Me duele la mano. Desde hace d¨ªas. Concretamente, los dedos. El dolor se vuelve intenso cuando sostengo el m¨®vil, cosa que hago 16 de las 24 horas que tiene el d¨ªa. Hace d¨ªas que lo pienso. Y entonces el m¨®vil se calienta. Debe ser por su uso intensivo. No es normal. Algo le pasa. Y entonces pienso en la ni?a de dos a?os, que ya me roba el m¨®vil para ver Beb¨¦ jefazo o Pocoy¨®. Sube y baja los v¨ªdeos de YouTube como si nada. A ella tambi¨¦n se le calienta el tel¨¦fono. A los cinco minutos el aparato arde. No es normal. Es el aparato que me proporciona la empresa, vaya por delante y sin querer insinuar nada.
Mientras pienso en el dolor de mis dedos, oigo a otra madre que dice: ¡°No deber¨ªas dejarle el m¨®vil, provoca autismo¡±. Le quito el m¨®vil. Y pienso en que queda muy poco para que la mayor, de 12, tenga uno de estos aparatos. Ya lo pide. Insistentemente, cada d¨ªa. Sabe el modelo y el color que quiere. Desde hace a?os. Evidentemente, es uno muy superior al m¨ªo. Le he propuesto uno de prepago, sin Internet. Pero, ?qu¨¦ le voy a decir¡ si no deja de verme a m¨ª siempre enganchada al m¨®vil? Miro Twitter, y veo uno que dice: ¡°Respiramos ox¨ªgeno, nitr¨®geno y WiFi¡±. As¨ª estamos.
Eton College confisca el m¨®vil de sus alumnos por la noche
En Espa?a, uno de cada tres ni?os de 10 a?os tiene m¨®vil. En el caso de los de 13, el 78,4%, y entre los de 15, el 90%, seg¨²n datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) de 2014.
?Qu¨¦ estamos haciendo? Y ?qu¨¦ estamos ense?ando? La gesti¨®n familiar del m¨®vil es complicada. Lo cuenta Maria Pi-Figueras, madre y m¨¦dico, que, como otros muchos de la generaci¨®n del fijo, reflexiona: ¡°En nuestra ¨¦poca, sin tanto avance tecnol¨®gico, jug¨¢bamos en la calle y en los parques, y lo pas¨¢bamos bien¡±. Parece que eso no basta hoy en d¨ªa. Entre las ¨²ltimas noticias, Francia anuncia que prohibir¨¢ los tel¨¦fonos en los institutos. Pero no se asusten. El corresponsal de EL PA?S en Par¨ªs, Marc Bassets, me cuenta: ¡°La novedad es que la prohibici¨®n es la norma, y que cada escuela podr¨¢ aplicarla como considere mejor y hacer las excepciones, sobre todo para usar las tecnolog¨ªas con finalidad pedag¨®gica¡±. Eton College, famoso internado de ni?os en Reino Unido, ha decidido ¡°confiscar¡± el m¨®vil de sus alumnos por la noche. Simon Henderson, el director del internado, asegura en declaraciones a The Guardian: ¡°Pens¨¦ que los chicos se pondr¨ªan furiosos, pero en realidad la medida ha sido muy bien acogida¡±.
Pues si hay normas en la escuela, ?por qu¨¦ no establecerlas en casa? ?Si hay normas y horas para ver la tele, por qu¨¦ no para ver el m¨®vil?
¡°Hemos perdido la batalla¡±. Lo dice el juez de menores de Granada, Emilio Calatayud. Sus declaraciones hace menos de un a?o en un programa de televisi¨®n causaron cierto revuelo. As¨ª lo explicaba a este diario: ¡°He dicho, hablando de los peligros que pueden encerrar las redes sociales para los menores, que hay ni?as que se fotograf¨ªan como putas y luego suben esas fotos a las redes sociales. Olvid¨¦ decir, pero lo digo ahora, que tambi¨¦n hay ni?os que hacen exactamente lo mismo¡±. Coge el tel¨¦fono a esta periodista y bromea: ¡°Espera, que estoy abriendo el ordenador y no me aclaro con las nuevas tecnolog¨ªas¡±. Se?or juez, ?cu¨¢ndo hay que comprarle el m¨®vil a un hijo? ¡°Siempre digo que la edad buena es la edad en que se lo pueda pagar. Es una barbaridad que ni?os con 12, 10, 8 a?os, tengan m¨®vil¡±.
Calatayud aboga por establecer una edad m¨ªnima, 14 a?os, y que todos los m¨®viles incluyan en su letra peque?a los perjuicios que pueden ocasionar, como los paquetes de tabaco. Consumir este aparato a edades tempranas provoca, seg¨²n el juez, tres problemas: ¡°Primero, es una droga. Si al despertarte lo primero que haces es mirar el WhatsApp, es que est¨¢ enganchado. En segundo lugar, es un instrumento muy peligroso para cometer delitos. Todo trasciende a las redes, a un p¨²blico ampl¨ªsimo. Y una tercera cuesti¨®n, es un aparato muy sencillo para convertir a alguien en v¨ªctima de un delito¡±. Calatayud es pesimista: ¡°Hemos llegado tarde¡±. Y cuando se le insin¨²a, con voz t¨ªmida, que se le da el m¨®vil pronto para que el ni?o/ni?a pueda ir solo por la calle, responde tajante: ¡°Pero si los ni?os de hoy est¨¢n m¨¢s localizados que el ministro del Interior. Yo prohibir¨ªa el m¨®vil en los colegios, pero tambi¨¦n en las Cortes¡±. El juez particip¨® hace unos d¨ªas en una charla con 70 chavales de 8 a?os, solo tres no ten¨ªan tel¨¦fono. ¡°As¨ª estamos¡±. Adem¨¢s de insistir que la clave es la EDUCACI?N en may¨²sculas, el juez ironiza sobre un futuro esperanzador: ¡°Como el m¨®vil de ¨²ltima generaci¨®n es el regalo estrella en las comuniones y ahora vamos a ser laicos, igual¡¡±.
Antes de acabar, Calatayud, que tiene un blog con el periodista Carlos Mor¨¢n, lanza un ¨²ltimo consejo: ¡°Los padres tienen que violar la intimidad de sus hijos¡±. Si antes los padres miraban los bolsillos del pantal¨®n o registraban los cajones, ahora tienen que revisar cada d¨ªa el contenido del m¨®vil. Y, sin embargo y pese a todo, ahora me toca lo peor: ?Le compro o no le compro el m¨®vil? A la de 12 a?os, claro.
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