Unidas por un deporte incomprendido
Los juegos de bolas, entre ellos la petanca, son oficiales en Tarragona 2018 y esperan ser ol¨ªmpicos en 2024
Jessica Samarati y Nacera Benabdelkader no se conocen, pero les une la devoci¨®n por un deporte que sus amigos no comprenden. Samarati es de M¨®naco y Benabdelkader, de Argelia: una procede del primer pa¨ªs con el PIB per c¨¢pita m¨¢s alto de los Juegos del Mediterr¨¢neo y la otra, del segundo con la riqueza m¨¢s baja. En la arena del vel¨®dromo del anillo deportivo de Campclar (Tarragona) son iguales, sentadas bajo la misma sombrilla, a la espera de sus resultados en la competici¨®n de bolas.
Hay tres disciplinas de bolas admitidas como deporte oficial en los Juegos del Mediterr¨¢neo. En Espa?a la m¨¢s conocida es la petanca. Benabdelkader particip¨® ayer en la prueba de lanzamiento de precisi¨®n de petanca y Samarati, en el lanzamiento progresivo de bola lionesa. La precisi¨®n en petanca consiste en retos de punter¨ªa con diferentes bolas-obst¨¢culos y desde distancias diferentes; el lanzamiento progresivo de bola lionesa consiste en una contrarreloj de punter¨ªa mientras se corre de un extremo a otro de la pista de tierra. Para un no iniciado es dif¨ªcil entender lo que sucede en la competici¨®n, pero m¨¢s dif¨ªcil es asumir que lo que se est¨¢ reproduciendo en la pista pueda ser deporte ol¨ªmpico. Esa es la intenci¨®n de las respectivas federaciones internacionales para los Juegos Ol¨ªmpicos de 2024.
Claude Az¨¦ma es de Perpi?¨¢n y es el presidente de la Federaci¨®n Internacional de Petanca. Comenta que el objetivo es que las tres disciplinas ¡ªpetanca, bola lionesa y raffa¡ª sean deporte ol¨ªmpico en 2024, con el apoyo de la gran afici¨®n que hay en Francia. Az¨¦ma confirma que la petanca es favorita para ser seleccionada, no as¨ª la bola lionesa y el raffe. Sobre el raffa, Az¨¦ma dice que es un juego dif¨ªcil de describir. Jacques Vannerenau, seleccionador de Andorra, admite que no entiende el raffa: ¡°Quiz¨¢ es un poco parecido al curling¡±.
Vannerenau defiende la petanca como deporte integrador de personas de toda condici¨®n f¨ªsica y edad. ¡°Un chico o una chica gorditos pueden jugar en petanca¡±, seg¨²n Vannerenau. En el equipo de M¨®naco compet¨ªa ayer, en lanzamiento de precisi¨®n de petanca, Jacky Petturiti, de 67 a?os. El subcampe¨®n del mundo de petanca de precisi¨®n, presente en Tarragona, el franc¨¦s Bruno Le Boursicaud, tiene 41 a?os y no es un portento de trabajo f¨ªsico, como lo son atletas de otros deportes; tampoco lo es Benabdelkader. La argelina siempre tuvo claro que la petanca era su deporte, por tradici¨®n familiar, aunque admite que a muchas amigas ni se les ha pasado por la cabeza practicarlo. Samarati tambi¨¦n explica que sus amigos no tienen ning¨²n inter¨¦s por su deporte; ella lo descubri¨® en el colegio ¡°y por curiosidad, porque era algo diferente¡±, se enganch¨®. Vannerenau, profesor de inform¨¢tica en un colegio de Andorra, explica que en Francia y en Andorra se ha sentado las bases para cambiar la imagen que se tiene de la petanca, de un juego poco serio y para personas mayores: ya se ense?a en las escuelas como parte de la asignatura de Educaci¨®n F¨ªsica.
Samariti, que reniega de la petanca porque ¡ªseg¨²n ella¡ª casi no hay esfuerzo f¨ªsico, ha representado a M¨®naco en bola lionesa en cuatro torneos internacionales. Samarati es entrenadora en un gimnasio de M¨®naco y Benabdelkader es comercial en una empresa de importaci¨®n y exportaci¨®n en la ciudad de Mostaganem. Ambas tienen 24 a?os y ambas practican a diario. Benabdelkader tiene un estatus de deportista de ¨¦lite en su empresa y hace media jornada para poder entrenar. Pese a su juventud, la argelina ya ha representado a su pa¨ªs en cuatro campeonatos del mundo y ha olvidado en cu¨¢ntos torneos internacionales ha participado. Benabdelkader y Samarati coinciden en se?alar que sobre todo en Francia hay un aforo de espectadores notable para este deporte. Ning¨²n espectador, excepto los miembros de las selecciones participantes, sigui¨® ayer la jornada matinal de la competici¨®n de Tarragona 2018.
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