Ritual de unanimidades
El malague?o, cada vez m¨¢s ¨ªdolo, complace a un p¨²blico heterog¨¦neo en el estreno madrile?o de ¡®Prometo¡¯
Lo primero, las constataciones. Pablo Albor¨¢n prolonga su idilio con la multitud. El malague?o, el artista m¨¢s vendedor en este pa¨ªs en cinco de los siete ¨²ltimos a?os, propicia un karaoke gigantesco con repertorio reciente o pret¨¦rito. El estreno de su gira ¡®Prometo¡¯, anoche ante casi 16.000 almas en el WiZink Center, fue un ritual de unanimidades: Pablo anexiona bajo su manto a la chiquiller¨ªa, a los acompa?antes oportunistas, a las mam¨¢s propensas al suspiro, a los hombretones. Y asume cada vez con m¨¢s gusto la condici¨®n de ¨ªdolo: ce?ido, guapet¨®n, con el m¨²sculo marcado y hasta un v¨ªdeo introductorio que bordea el culto al icono.
Tiene motivos para la autoestima, pues a buen seguro sea ahora mismo el mejor en los territorios de la canci¨®n mel¨®dica, incluso aunque el sonido de ayer en el pabell¨®n fuera retumbante y desdichado durante una buena parte de la sesi¨®n. Cada vez busca una f¨®rmula m¨¢s panamericano, entre el aliento latino que insufla la trompeta (¡®Quimera¡¯) y el gui?o brasile?o de ¡®Al para¨ªso¡¯, pero uno sospecha que le echa el freno de mano a la imaginaci¨®n. Por aquello de no asustar a la feligres¨ªa ni desandar lo ya andado.
El amago de ¡®r¡¯n¡¯b¡¯ en ¡®No vaya a ser¡¯, por ejemplo, sugiere al principio del concierto un territorio por explorar. Pero atesorando baladas rom¨¢nticas tan impecables como ¡®Perd¨®name¡¯ y ¡®Te he echado de menos¡¯, que interpret¨® en un taburete y con la ac¨²stica entre las manos, se comprenden sus reticencias a la osad¨ªa.
Albor¨¢n demostr¨® ser un artista extraordinariamente popular, adem¨¢s de comprometido contra el machismo y la homofobia. Ahora le falta atreverse a demostrarnos si puede ser tambi¨¦n extraordinario. Tuvo la valent¨ªa de abrir los bises con una versi¨®n a palo seco, solito ¨¦l frente al piano, de su cl¨¢sico ¡®Solamente t¨²¡¯, y exhibi¨® el orgullo de la primera persona en ¡®Vivir¡¯. Pero el subid¨®n final de ¡®?xtasis¡¯ -acaso la ¨²nica de sus canciones con la vocaci¨®n expresa de alborotar estadios- refrend¨® esa comuni¨®n con la muchedumbre. Y no es f¨¢cil salirse del guion, as¨ª las cosas.
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