El dif¨ªcil arte de narrar
'El poema de Guilgamesh, rei d?Uruk' dirigida por Oriol Broggi abre el Festival Grec
Hay cosas que no cambian en la inauguraci¨®n del festival Grec; hace calor, hay colas para conseguir una cerveza y escuadrones de mosquitos al acecho que al anochecer lanzar¨¢n su ataque, y acuden en tropel pol¨ªticos, actores e invitados. Tambi¨¦n hay novedades: las sillas son nuevas y m¨¢s c¨®modas. Y la funci¨®n ¡ªuna adaptaci¨®n de El poema de Guilgamesh, rei d?Uruk que, en su debut en el Grec, dirige Oriol Broggi al frente de su compa?¨ªa La Perla 29¡ª comienza excepcionalmente una hora antes, con el escenario a la luz del d¨ªa, ofreciendo una imagen in¨¦dita del anfiteatro.
Al adelantar la hora, Broggi convierte el ocaso en impagable aliado natural de su escenograf¨ªa y el lento oscurecer ba?a de misterio la m¨ªtica historia de Gilgamesh. Hay im¨¢genes y movimientos coreogr¨¢ficos de gran belleza en el montaje. La sutil coreograf¨ªa de Marina Mascarell invita a imaginar las escenas narradas ¡ªla versi¨®n del texto es de Jeroni Rubi¨® Rodon¡ª con la misma sencillez que Broggi ha convertido en se?as de identidad de su estilo.
Dar forma teatral a tan m¨¢gica narraci¨®n es un reto. Y la pintura del espacio remite en exceso, no siempre con su grandeza original (alguien se refiri¨® ir¨®nicamente a un Mahabarato), a los colores y gestos que Peter Brook convert¨ªa en obra de arte; suelo lleno de arena y ca?as ¡ª en alg¨²n episodio el polvo que levantan los actores clavando y removiendo la arena con las ca?as provoca las toses del p¨²blico m¨¢s cercano¡ª, fuego y agua...
EL POEMA DE GUILGAMESH, REI D¡¯URUK
Versi¨®n: Jeroni Rubi¨® Rodon. Direcci¨®n y espacio: Oriol Broggi. Coreograf¨ªa: Marina Mascarell. M¨¤rcia Cister¨®, Toni Gomila, Sergi Torrecilla, David Vert, Ernest Villegas, Clara Segura, Marta Marco, Llu¨ªs Soler y Ramon Vila. Yannis Papaioannu: interpretaci¨®n musical. Coproduccion Grec y La Perla 29. Teatre Grec. Barcelona, 2 de julio.
Probablemente es la opci¨®n m¨¢s sensata para contar las historias que preserva desde hace 4.700 a?os esta joya de la mitolog¨ªa sumeria en la que descubrimos gestas y leyendas que har¨ªa suyas la Biblia, como el diluvio universal. Por no hablar de los dioses y h¨¦roes griegos que tienen sus ra¨ªces esta historia de amistad y descenso a los infiernos, de dolor en la p¨¦rdida y consuelo en la fraternidad que cuenta Gilgamesh.
Lo que m¨¢s convence del montaje es la h¨¢bil utilizaci¨®n del espacio natural. Broggi saca gran partido a la pared de roca desnuda del fondo de escenario, convertida en pantalla de tenues proyecciones que evocan y animan los ritos, luchas, viajes y poderes de Gilgamesh y el asombro de los pobladores de Uruk y sus siete murallas protectoras.
Las suaves olas que ba?an la arena y el majestuoso paseo de un caballo casi al final del relato son im¨¢genes de singular belleza po¨¦tica. Pero el tono del relato, en el que no es f¨¢cil entrar, cae a veces en una zona gris a la que contribuye el registro poco variado de algunos actores, que hacen un gran trabajo de equipo, pero resultan individualmente algo planos y mon¨®tonos.
Broggi huye siempre que puede de la grandilocuencia, pero ese tono cercano que funciona bien en escenarios peque?os no atrapa con la misma fuerza en el anfiteatro, aunque las voces est¨¦n amplificadas. Narrar es un arte y, en este sentido, las intervenciones de Clara Segura, Marta Marco y Llu¨ªs Soler dieron mucha m¨¢s emoci¨®n al relato. El ritmo pausado y el latido ritual del relato cautiva en muchas escenas arropado por el aroma oriental de las m¨²sicas de ra¨ªz oriental que interpretan Yannis Papaioannou y sus m¨²sicos.
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