Vinebre, el horno de Catalu?a
Los vecinos del peque?o pueblo de la Ribera d'Ebre est¨¢n acostumbrados a vivir r¨¦cords de temperaturas


Vinebre ha repetido esta semana como el primer municipio catal¨¢n que alcanza los 40 grados cent¨ªgrados. El mercurio subi¨® hasta los 41,3 grados.?Ardor sofocante pero nada nuevo por estos lares. El pueblo m¨¢s peque?o de La Ribera d'Ebre le debe parte de su fama al calor ya que siempre destaca por las altas temperaturas que registra. Sus vecinos, poco m¨¢s de 400, soportan con naturalidad y talante los rigores veraniegos.?
Para llegar a Vinebre (Ribera d'Ebre) hacen falta ganas y paciencia. El municipio catal¨¢n que encadena las temperaturas m¨¢s calurosas se halla en una encrucijada, a medio camino de Tarragona y Lleida, en una t¨®rrida planicie presidida por el reactor nuclear de Asc¨®. Ya sea cruzando El Priorat por la N-420 o viniendo desde la costa por el Coll de Fatxes, alcanzar Vinebre exige serpentear a trav¨¦s de una buena raci¨®n de curvas, una gozada para el motorista pero un tost¨®n para el automovilista. M¨¢s a¨²n si se padece cierta aversi¨®n al aire acondicionado.
El ciclista
¡°Aqu¨ª no es extra?o alcanzar los 40 grados¡±, apunta el ciclista Carlos Campos antes de seguir pedaleando hacia el Pas de l'Ase.
Durante el trayecto de aproximaci¨®n la sensaci¨®n de calor es ardiente y sorprende advertir rodando bajo el sol una mancha anaranjada. Es un hombre, sin capa ni antifaz, vestido de ciclista. Son las horas m¨¢s crudas del mediod¨ªa y el cuadro de mandos del coche marca ya 37,5 grados. Tras rebasarlo con indisimulada admiraci¨®n, la tentaci¨®n le gana la partida a la educaci¨®n y el cronista se detiene junto a la carretera, bajo una sombra, para esperar al hombre de naranja y abordarlo cuando pase. El ciclista, amable y sonriente, detalla que el cuerpo ¡°se acostumbra a todo¡±. Se llama Carlos Campos y sale a rodar cinco d¨ªas a la semana, aunque se est¨¦ derritiendo el asfalto. ¡°Aqu¨ª no es extra?o alcanzar los 40 grados¡±, apunta antes de seguir pedaleando hacia el Pas de l'Ase. Encontrar un hueco para aparcar en Vinebre no supone ning¨²n reto. La actividad es escasa. ¡°Ni los gatos salen a la calle a la hora del sol¡±, detalla M¨°nica. Es la encargada de la piscina municipal. Atiende al intruso desde dentro de la piscina infantil, donde se remoja junto a otras dos vecinas. La piscina, un apetecible oasis, est¨¢ animada pero ni sombra de aglomeraciones. ¡°La escuela de aqu¨ª tiene 35 ni?os, da para lo que da¡±, detallan M¨°nica y las dos ba?istas al acalorado y extra?ado interrogador.
Junto al ayuntamiento est¨¢ el local social. Rosa Mari atiende con cordialidad pese a subrayar que tiene poco de original acudir a Vinebre a preguntar por el bochorno. ¡°Al menos inform¨¢is de esto y no de algo relacionado con la central¡±, se?ala, en referencia a la vecina planta nuclear de Asc¨®. Dentro del local el aire acondicionado va a toda mecha pero de la boca del aparato cuelga una pantalla de metacrilato. ¡°Aqu¨ª se sientan los abuelos a jugar al domin¨® y as¨ª no les da el aire directo¡±, informa Rosa Mari. Cuenta que soportar el calor tiene poco secreto, ¡°buscar el fresco¡±, y a?ade que vivir en Vinebre tal vez da un plus de tolerancia a la calorina, por aquello de la habitualidad, y los vecinos son menos quejicas que las gentes de capitales m¨¢s pobladas y con mayor presencia medi¨¢tica.

Peor en Riba-roja
¡°Al menos, inform¨¢is de algo que no es la central", dice Rosa Mari,? del local social en alusi¨®n a la proximidad de la nuclear de Asc¨®
¡°?Qu¨¦? ?Tienes fr¨ªo?", saluda una clienta a otra que acaba de cruzar la puerta del bar. ¡°Un poco, me he olvidado el abrigo de vis¨®n en casa¡±, responde la reci¨¦n llegada. Para reponerse, qui¨¦n sabe si del calor o del olvido del abrigo, pide un chupito de whisky y una cerveza doble malta. Sisco Pascual, 72 a?os y con un derrame cerebral superado y un ri?¨®n trasplantado desde hace 26 a?os, dice que, pese a los achaques que padece, soporta bien el calor. Pep, el herrero del pueblo, apura un botell¨ªn de agua e informa que la fama calurosa de Vinebre a¨²n podr¨ªa ser mayor. La estaci¨®n meteorol¨®gica est¨¢ en el campo de f¨²tbol pero ¨¦l asegura que en el otro extremo del pueblo, junto al Ebro, la temperatura es siempre ¡°uno o dos grados m¨¢s elevada¡±. La revelaci¨®n da impresi¨®n. Pero peor lo tienen en Riba-roja, apenas a una docena de kil¨®metros, donde ni la piscina les salva. El Ayuntamiento la ha cerrado tras advertir presencia de excrementos y orines en el agua.
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