El complejo salto de Puigdemont al Parlamento Europeo
Medios belgas se?alan que el expresident valora concurrir a las elecciones europeas junto a los nacionalistas flamencos
Europa vive tiempos de inusuales fichajes pol¨ªticos transnacionales. El exprimer ministro franc¨¦s Manuel Valls suena como pr¨®ximo candidato de Ciudadanos a la alcald¨ªa de Barcelona. Y el socialista belga Paul Magnette, c¨¦lebre por bloquear durante semanas el acuerdo comercial UE-Canad¨¢, tiene encima de la mesa una oferta de los socialistas franceses para las elecciones europeas. El ¨²ltimo en aparecer en las quinielas de una lista for¨¢nea ha sido el expresidente Carles Puigdemont: el diario flamenco Het Laatste Nieuws revel¨® la semana pasada la existencia de contactos para que el pol¨ªtico catal¨¢n concurra en mayo de 2019 a los comicios al Parlamento Europeo junto a los nacionalistas flamencos de la N-VA, la formaci¨®n m¨¢s votada de B¨¦lgica y el mayor aliado del independentismo catal¨¢n en el pa¨ªs.
Consultadas por este diario, fuentes del partido nacionalista flamenco eluden confirmar el salto de Puigdemont a la pol¨ªtica europea, aunque no lo descartan tajantemente. "Son rumores", indican. La legalidad de la jugada se ha puesto en entredicho. Puigdemont afronta un obst¨¢culo aparentemente insalvable: B¨¦lgica, un pa¨ªs con una especial sensibilidad con la diversidad ling¨¹¨ªstica, recoge en su ley electoral que los candidatos deben manejar el idioma de la regi¨®n donde se presentan. Puigdemont vive en Valonia y se expresa en ingl¨¦s y franc¨¦s, pero le votar¨ªan en Flandes, y la norma establece que quienes integren las listas all¨ª han de saber neerland¨¦s. "El candidato debe confirmar esta afiliaci¨®n ling¨¹¨ªstica durante su acto de aceptaci¨®n de la candidatura", se?ala la ley.
Sin embargo, hay expertos que interpretan que la obligaci¨®n de conocer la lengua solo rige para los candidatos locales, y los extranjeros quedar¨ªan exentos. As¨ª lo cree Christian Behrendt, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Lieja. "Es un falso debate, la ley no lo exige para los extranjeros. Distingue entre los candidatos de nacionalidad belga y los de otro pa¨ªs. Y aun cuando lo exigiera, no hay ning¨²n examen previsto", explica. La cuesti¨®n genera opiniones encontradas. Thibault Gaudin, profesor de la Universidad Libre de Bruselas, estima que la obligaci¨®n de saber el idioma est¨¢ vigente para todos: "Cuando se adopt¨® el art¨ªculo los diputados le preguntaron al ministro de Interior si inclu¨ªa a los extranjeros y este respondi¨® afirmativamente. No hay examen previsto, pero Puigdemont tendr¨ªa que presentar una declaraci¨®n asegurando que habla neerland¨¦s para poder ser candidato", afirma.
En el plano puramente pol¨ªtico, su ingreso en el Parlamento Europeo le permitir¨ªa contar con un importante altavoz medi¨¢tico. Pese a los 1.500 kil¨®metros que separan Bruselas de Madrid, y a ser solo uno de 751 diputados, las intervenciones en los plenos, los previsibles encontronazos con otros eurodiputados del PP o Ciudadanos, y su participaci¨®n en misiones en el extranjero multiplicar¨ªa su visibilidad. "Ahora mismo no tiene una plataforma pol¨ªtica que le d¨¦ voz para ejercer el liderazgo en Catalu?a. Toda su acci¨®n p¨²blica gira en torno al Consejo de la Rep¨²blica y esa ficci¨®n institucional que hay montada en una casa a las afueras de Bruselas. El Parlamento Europeo ser¨ªa una plataforma perfecta para enviar mensajes al exterior", opina un eurodiputado.
A eso hay que a?adir la inmunidad que otorga el esca?o. Los europarlamentarios no pueden ser detenidos o procesados en el territorio de cualquier otro Estado miembro. Espa?a puede solicitar que se levante la inmunidad, pero con el inc¨®modo peaje de que el proceso atraiga de nuevo los focos internacionales: Puigdemont tendr¨ªa derecho a ser o¨ªdo al respecto, y finalmente ser¨ªa una votaci¨®n la que decidir¨ªa si se le despoja de protecci¨®n para ser juzgado. El drama perfecto para volver a llevar a las portadas la ¨¦pica del exilio y la persecuci¨®n.
No est¨¢ claro que la N-VA quiera implicarse en un movimiento repleto de riesgos. Es un partido con mucha fuerza en el Ejecutivo belga y su condici¨®n de colaborador para llevar a Puigdemont a la Euroc¨¢mara puede enrarecer la relaci¨®n con Espa?a. En un momento en que las tensiones independentistas est¨¢n aparcadas en B¨¦lgica, el gui?o reactivar¨ªa las cr¨ªticas en clave interna de la oposici¨®n franc¨®fona. Tambi¨¦n hay qui¨¦n alerta de eventuales recelos de otros aspirantes, dado que los nacionalistas flamencos obtuvieron en las ¨²ltimas elecciones solo cuatro eurodiputados y el expresident ocupar¨ªa uno de esos valiosos asientos, acompa?ado de un jugoso salario de m¨¢s de 8.000 euros brutos mensuales. Para evitar perder un eurodiputado, fuentes parlamentarias se?alan que la operaci¨®n, de plantearse, tiene todos los visos de ser un intercambio: un miembro de la N-VA figurar¨ªa en las listas independentistas catalanas igual que Puigdemont lo har¨ªa en Flandes. El expresident no puede presentarse en Espa?a porque de ser elegido deber¨ªa recoger su acta en Madrid y acudir al Congreso de los Diputados para firmar diversos documentos, algo que s¨ª puede hacer un hom¨®logo flamenco.
La jugada tambi¨¦n podr¨ªa alterar las alianzas europeas. El PDeCAT forma todav¨ªa parte del grupo liberal en la Euroc¨¢mara, pero la relaci¨®n se ha deteriorado ante el apoyo de sus l¨ªderes al Gobierno espa?ol en la crisis catalana y el creciente ascenso de Ciudadanos, tambi¨¦n miembro de la misma coalici¨®n. La llegada de Puigdemont a la N-VA, adscrito al grupo de los conservadores, ser¨ªa el golpe de gracia a un idilio que, pase lo que pase, parece tener los d¨ªas contados. Y pondr¨ªa en peligro la imagen exterior del independentismo al aparecer Puigdemont compartiendo grupo con partidos euroesc¨¦pticos y xen¨®fobos.
"Es absurdo que un acusado de grav¨ªsimos delitos en un Estado miembro, fugado de la justicia, pueda ni siquiera plantear convertirse en eurodiputado, que significa representar a 500 millones de europeos y legislar en su nombre. Y menos a¨²n present¨¢ndose por otro pa¨ªs", critica la eurodiputada de ALDE, Beatriz Becerra.
Desde su marcha a B¨¦lgica, Puigdemont ha dirigido el vag¨®n hacia una monta?a rusa de emociones e inesperados giros. Casi dos semanas despu¨¦s de su vuelta de Alemania, libre ya de cargos judiciales fuera de Espa?a, su capacidad para sorprender y mantener en un primer plano internacional la causa independentista vuelve a ponerse a prueba. Pocos le imaginan dando los buenos d¨ªas cada ma?ana a los vecinos y vegetando en el c¨®modo y aburrido barrio de Waterloo durante los casi 20 a?os que restan hasta que prescriban sus presuntos delitos en Espa?a.
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