Por un taxi competente
Tras largas horas patrullando las calles, los taxistas saben m¨¢s de la ciudad que usted y que yo. Es f¨¢cil que acaben sinti¨¦ndose sus due?os
Los comerciantes sufren el impacto de los manteros; los bares, el de los lateros; los taxistas, el de los vtceros. Una parte importante de los servicios lidia con un suced¨¢neo con menores o ninguna barrera de entrada. Junto a las noticias crecen tambi¨¦n las fake news. Y ya puestos, me columpiar¨¦ con la competencia de las m¨¢quinas a los humanos, pues no sabemos si los robots cotizar¨¢n a la Seguridad Social.
Los equilibrios para fijar reglas de juego no son sencillos. Dentro de cada persona consumidora, habita a ratos un pirata. Y en la casa del pirata se cuece ¡°un no querer saber¡± sobre las circunstancias que posibilitan la adquisici¨®n de un producto o un servicio: el pago de impuestos y/o licencias, las condiciones laborales o el efecto contaminante. Da igual si se trata de un tel¨¦fono m¨®vil de bello dise?o, un vestido a coste de derribo o un apartamento con vistas. En el caso de los veh¨ªculos de alquiler con conductor (VTC) que operan a trav¨¦s de Uber y Cabify, la Autoridad Catalana de la Competencia estima que los trayectos son un 14% m¨¢s baratos que los del taxi, cuyos precios son regulados.
Cuando prende como lo ha hecho un conflicto local a resultas de la suspensi¨®n judicial de un reglamento metropolitano restrictivo con los nuevos actores que solapan su actividad con la del taxi, es porque estamos ante un reto global donde se mezclan desregulaci¨®n del transporte y de las relaciones laborales. Prende porque nuevos modelos de negocio desembarcan en el viejo mundo dispuestos a negociar solo despu¨¦s de conquistar al p¨²blico con bajos precios logrados mediante recortes de derechos. Ya sabemos un poco de la pel¨ªcula: al albur exclusivo de la ley de la oferta y la demanda, se logra el control del mercado; ya sin alternativa, pueden subir precios.
Valga recordar que Uber no aterriz¨® primero en Espa?a no como VTC, como s¨ª lo hizo Cabify, sino como una aplicaci¨®n que pon¨ªa en contacto a cualquier conductor sin licencia con posibles clientes a trav¨¦s de la aplicaci¨®n. Solo un juez logr¨® evitar la ley de la selva. Las licencias de servicios para VIPs fueron un hallazgo. Y m¨¢s despu¨¦s de la liberalizaci¨®n del sector en el mandato de Zapatero, cuando nadie sab¨ªa qu¨¦ era Uber. Seg¨²n la Generalitat, 800 de las 3.000 licencias VTC reclamadas ante la justicia en Catalu?a (licencias que han multiplicado por cien su valor) son de una empresa.
El libre mercado no puede ser el ¨²nico principio ni el ¨²nico valor. Bueno, puede serlo. Depende del modelo de sociedad en el que deseemos vivir. El modelo de transporte urbano tiene tambi¨¦n dimensi¨®n del inter¨¦s p¨²blico. No sabemos si por convicci¨®n o por temor al poder del taxi, la gran mayor¨ªa de partidos de Barcelona han votado entorpecer la incorporaci¨®n de licencias de VTC obtenidas en a?os de vac¨ªo legal. Ciutadans y PP solo se abstuvieron.
El problema no son las plataformas digitales. Bienvenida sea la tecnolog¨ªa que moderniza los servicios, la que posibilita la movilizaci¨®n de los propios taxistas. Porque una vez se prueba la experiencia de contratar con un clic, es dif¨ªcil volver atr¨¢s. Experiencias como las de Mytaxi , Ntaxi o Taxi Ecol¨°gic son interesantes. Valdr¨¢ la pena explorar el taxi compartido, las estimaciones del precio por carrera o una menor rigidez del calendario. El problema radica en que servicios con dimensi¨®n p¨²blica puedan acabar en manos de monopolios o cuasi monopolios privados. Por eso valen tanto. Uber se valora en 62.500 millones de d¨®lares, casi el doble del presupuesto de la Generalitat.
Los taxistas no son unos santos en esta historia, claro. En el taxi abunda la autoexplotaci¨®n y explotaci¨®n (?acaso no est¨¢n en el mismo barco que los conductores de VTC?) Est¨¢ extendida la tributaci¨®n por m¨®dulos, que propicia el fraude. Y las cifras a que se paga la licencia dan que pensar sobre una eventual demanda desatendida: seg¨²n la CNMC, con datos del Instituto Metropolitano del Taxi, el incremento ha sido de 503,7% en tres d¨¦cadas. La huelga de julio no ha ayudado a los taxistas a ganarse la opini¨®n p¨²blica: ?un sector que se presenta como p¨²blico parando sin servicios m¨ªnimos? Si quiere, detiene la vida. Si declara una ¡°tregua¡±, es solo ¡°un gesto¡±. Tras largas horas patrullando las calles, los taxistas saben m¨¢s de la ciudad que usted y que yo. Es f¨¢cil que acaben sinti¨¦ndose sus due?os.
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