La ¡®mossa¡¯ de Cornell¨¤: ¡°Vi que me iba a matar¡±
La agente relata a la juez 15 segundos de horror y c¨®mo logr¨® evitar la pu?alada echando su silla hacia atr¨¢s
Sucedi¨® muy deprisa: pasaron apenas 15 segundos desde que Abdelouahab Taib grit¨® ¡°?Al¨¢!¡± y dirigi¨® un cuchillo de unos 20 cent¨ªmetros hacia una agente de los Mossos hasta que la mujer, perseguida y desde un estrecho pasillo de la comisar¨ªa de Cornell¨¤, le dispar¨® cuatro tiros. ¡°Tuve la percepci¨®n de que me iba a matar y de que era un ataque terrorista¡±, ha dicho en su declaraci¨®n, a la que ha tenido acceso EL PA?S, y que reconstruye su visi¨®n de lo ocurrido en pleno debate sobre la actuaci¨®n policial.
El asalto de Taib, argelino de 29 a?os, a la comisar¨ªa de Cornell¨¤, donde seg¨²n los Mossos intent¨® ¡°matar¡± a la agente, se ventila en dos frentes judiciales. Uno es la Audiencia Nacional, que indaga las motivaciones del hombre y si debe considerarse un ¡°ataque terrorista aislado¡±, como sostiene la polic¨ªa auton¨®mica. El otro es un juzgado de Cornell¨¤, que trata de aclarar la actuaci¨®n policial y que este mediod¨ªa ha interrogado a las dos personas que intervinieron en el episodio: la mossa que sufri¨® el ataque ¡ªque declar¨® como investigada¡ª y el sargento que la acompa?aba e intent¨® repeler la agresi¨®n, que lo hizo como testigo.
La versi¨®n de esos dos polic¨ªas coincide en esencia con la que han explicado de forma oficial los Mossos y con lo que, seg¨²n diversas fuentes, muestran las im¨¢genes de las c¨¢maras de seguridad. En especial, en lo que concierne a la agresi¨®n con arma blanca de Taib. Poco antes de las seis de la ma?ana, el hombre llam¨® al interfono porque quer¨ªa hacer "una consulta" -no especific¨® cu¨¢l- y la mosso le abri¨® la puerta de la comisar¨ªa y, despu¨¦s, para poder hablar con ¨¦l, la ventanilla de la pecera donde los agentes reciben las demandas ciudadanas y controlan la seguridad del recinto. ¡°Dijo ¡®yo es que¡¯... Se sac¨® un cuchillo de la cintura, lo levant¨® y dijo Al¨¢¡±, ha declarado la mosso, que tambi¨¦n escuch¨® otras palabras en ¨¢rabe que ya no supo descifrar.
Taib se ¡°abalanz¨®¡± sobre ella a trav¨¦s de la ventanilla e intent¨® clavarle el cuchillo. La agente tuvo ¡°el reflejo de hacer palanca¡± con la mesa y se empuj¨® hacia atr¨¢s con la silla, que tiene ruedas. ¡°El cuchillo no lleg¨® a clavarse en la mesa porque no iba hacia la mesa, sino hacia m¨ª¡±, ha detallado en una declaraci¨®n de m¨¢s de una hora en la que han estado presentes la juez, el fiscal y su defensa, que ejerce el sindicato de los Mossos USPAC. Es el mismo sindicato que representa a los agentes que abatieron a los terroristas del 17-A en Cambrils y Subirats. ¡°El cuchillo es grande, lo tengo en mente, mide m¨¢s de dos palmos¡±, ha agregado. La juez le ha preguntado si existe alg¨²n protocolo policial que indique c¨®mo actuar en caso de que un individuo se acerque a un agente al grit¨® de ¡°Al¨¢¡± y empu?ando un cuchillo. Ha respondido que no.
Tras apartarse con la silla, la agente sali¨® corriendo de la pecera, lleg¨® a un pasillo y llam¨® a gritos al sargento, que acababa de llegar porque empezaba el turno de ma?ana. El asaltante, seg¨²n ha explicado, le persegu¨ªa corriendo. Fue entonces cuando ambos montaron su arma y apuntaron hacia ¨¦l. El sargento ha declarado que le grit¨® ¡°?quieto!¡± hasta en dos ocasiones, pero que no hizo caso. Ambos han coincidido, adem¨¢s, en que ¡°en ning¨²n momento [Taib] baj¨® el arma¡±, sino que la segu¨ªa empu?ando con el brazo en alto.
Los dos mossos anduvieron hacia atr¨¢s, sin dejar de mirar a Taib, hasta que ¨¦ste qued¨® a un metro de ella. Fue entonces cuando la agente efectu¨® un primer disparo, que no detuvo su avance. Los disparos, indic¨®, no fueron seguidos, sino que iba disparando a medida que echaba hacia atr¨¢s. Fuentes de la investigaci¨®n explicaron que se produjeron en total cuatro disparos; tres de ellos impactaron en el cuerpo del hombre: en la pierna, el brazo y la cabeza. ¡°Si nos hubiera adelantado, habr¨ªa puesto en riesgo mi integridad f¨ªsica, la del sargento y la de los compa?eros que estaban cambi¨¢ndose¡± en el vestuario que hab¨ªa junto al pasillo, ha declarado la mossa.
En su declaraci¨®n como testigo, el sargento ha ratificado su misma versi¨®n. Ha dicho que vio peligrar su vida y que, de no haber disparado la agente, lo hubiese hecho ¨¦l ¡°sin ninguna duda¡±. ¡°Se me adelant¨®¡±. Tambi¨¦n ha prestado declaraci¨®n un agente de atenci¨®n ciudadana que lleg¨® al pasillo cuando Taib a¨²n se mov¨ªa pero estaba ya en el suelo. Se agach¨® y le quit¨® el cuchillo.
El intento de agresi¨®n de Taib fue grabado en v¨ªdeo por las c¨¢maras de la recepci¨®n. Fuentes que han podido ver las im¨¢genes insisten en que el ataque a la agente es ¡°claro y evidente¡± y que ten¨ªa intenci¨®n de acabar con su vida. Una hip¨®tesis que ven reforzada por el hecho de que, inmediatamente despu¨¦s, la persiguiera corriendo con el cuchillo. Los disparos, sin embargo, se efectuaron en el pasillo ¡ªuna zona por la que no pasa el p¨²blico y que, en consecuencia, no dispone de c¨¢maras¡ª por lo que no hay registros gr¨¢ficos de lo ocurrido.
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