A cuatro euros la cr¨®nica por jugarte la vida
Dos reporteros mexicanos amenazados de muerte relatan desde Barcelona los peligros del periodismo en el pa¨ªs
Jacob Morales saca el m¨®vil de su bolsillo y muestra las im¨¢genes del episodio. Decenas de agentes de la polic¨ªa estatal y federal de M¨¦xico abren fuego contra su objetivo, un grupo de polic¨ªas comunitarios (civiles armados, reconocidos por el Estado como parte de la seguridad p¨²blica). Morales, periodista del diario El Sur de Acapulco, narr¨® este tiroteo el pasado enero, causado por un largo enfrentamiento a favor y en contra de la construcci¨®n de la presa hidroel¨¦ctrica de La Parota en el sure?o Estado de Guerrero. Ser testigo de unas actuaciones ¡°anormales¡± de la polic¨ªa del Estado le puso en peligro.
En marzo, un mensaje de WhatsApp confirm¨® sus sospechas. ¡°Me dijeron que dejase de apoyar al portavoz de los opositores al proyecto¡±. La amenaza fue clara. ¡°De lo contrario, te vamos a matar¡±, ley¨® en su pantalla. Ese mismo d¨ªa, Morales, de 30 a?os, avis¨® a sus jefes, hizo la maleta y se desplaz¨® a Chilpancingo, la capital de Guerrero.
Sentado en el sof¨¢ de un c¨¦ntrico piso de Barcelona, Morales relata el riesgo constante de su oficio. Desde 2000 hasta hoy, 118 comunicadores han sido asesinados por denunciar la violencia del narcotr¨¢fico y sus v¨ªnculos con el Estado, seg¨²n la organizaci¨®n internacional Article 19. Morales comparte piso con Luis Daniel Nava, corresponsal del mismo diario en el municipio de Chilapa. Tras sufrir robos, amenazas y agresiones, este redactor de 35 a?os se acogi¨®, junto a su compa?ero, al Programa de Acogida Temporal para periodistas amenazados de la asociaci¨®n Taula per M¨¨xic, que denuncia la vulneraci¨®n de derechos humanos en un pa¨ªs que ha registrado hasta mayo de este a?o 13.298 asesinatos, seg¨²n el Sistema Nacional de Seguridad P¨²blica. Tras dos experiencias en una prueba piloto, son los primeros reporteros que se benefician de este programa que financia el Ayuntamiento de Barcelona.
Con 2.529 homicidios en 2017, Guerrero es uno de los estados con m¨¢s asesinatos del pa¨ªs. Nava aprovecha estos tres meses en Barcelona para leer libros pendientes, tomar fotograf¨ªas, darse un respiro. ¡°Es una v¨¢lvula de escape a la presi¨®n laboral, la violencia¡±, comenta. Le cost¨® salir de la vor¨¢gine de violencia en un municipio, Chilapa, de 31.000 habitantes, que lleg¨® a sufrir 150 asesinatos en un a?o. ¡°Te refugias con una cerveza, al d¨ªa siguiente vuelves al trabajo y no te das cuenta cuando sube el nivel de violencia¡±, se?ala. Morales prefiere asumir el riesgo de cubrir los cr¨ªmenes ¡°impunes¡± del narco que dejar sin voz a sus v¨ªctimas. Su familia le ha pedido que deje el oficio. No lo har¨¢, aunque ha decidido trabajar en radio o televisi¨®n, donde ¡°no se profundiza tanto en los temas¡±, mantiene.
En Acapulco los periodistas han dejado de publicar el nombre de la banda responsable del asesinato o la extorsi¨®n. ¡°Para reportear has de estar vivo¡±, reflexiona Nava. Medios destacados, seg¨²n Morales, como Televisa o Televisi¨®n Azteca, evitan hablar de la violencia, salvo que afecte a pol¨ªticos o instituciones. En la secci¨®n de sucesos de los diarios ya no hay exclusivas. ¡°Lo primero es saber si est¨¢ la autoridad presente en el lugar del crimen¡±.
Nava se considera un ¡°privilegiado¡± al cobrar 200 pesos (ocho euros) por cr¨®nica. ¡°Hay compa?eros que cobran 100 (cuatro euros) por una nota en la que se juegan la vida¡±, comenta. Solo el 10% de los periodistas tiene contrato y cuando son amenazados los due?os de los medios se desentienden. Tampoco el Gobierno garantiza su seguridad. El ¨²ltimo asesinado, Rub¨¦n Pat, el 24 de julio, contaba con la protecci¨®n del Estado. Existe un programa de protecci¨®n para periodistas sujeto, sin embargo, al trabajo del cronista. "Si investigas en contra del Gobierno o le criticas te quitan ese derecho", apunta Nava. Tampoco se f¨ªan de los guardaespaldas. Pueden llegar a delatarles.
Ambos periodistas disfrutan, de momento, de la ¡°tranquilidad¡± de las calles barcelonesas. En octubre regresar¨¢n a Guerrero para seguir, como apunta Nava, con su ¡°misi¨®n¡±: Denunciar el asesinato de 115 compa?eros, la mayor¨ªa de ellos, aseguran, impunes y sin ser investigados.
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