Banderas al viento
La tensi¨®n que generan espa?olistas e independentistas har¨¢ crecer la incontinencia verbal cuando se acerquen las municipales
Las tensiones surgidas alrededor del acto de homenaje a las v¨ªctimas del atentado yihadista del 17 de agosto de 2017 son un anticipo de la agenda pol¨ªtica oto?al. Grupos de mon¨¢rquicos exaltados daban vivas al Rey y abucheaban el catal¨¢n empleado en la ceremonia de la plaza de Catalunya, mientras, como tel¨®n de fondo, una pancarta proclamaba que Felipe VI no era bienvenido a los Pa?sos Catalans. En la tarde del mismo viernes, el presidente de la Generalitat instaba a ¡°atacar al Estado injusto¡± en un acto independentista ante la prisi¨®n de Lledoners de reivindicaci¨®n del encarcelado exconsejero de Interior Joaquim Forn. Al d¨ªa siguiente, en Cambrils, Xavier Garc¨ªa Albiol se encargaba de recriminar en p¨²blico a Quim Torra lo dicho.
Desde entonces y al menos cada 12 horas el despertador patri¨®tico no ha dejado se sonar. Claro que todo tiene segundas lecturas, m¨¢s all¨¢ de la mera literalidad. La interpelaci¨®n de Albiol a Torra, por ejemplo, trataba de ser una exhibici¨®n de audacia y de que los populares catalanes no se resignan al triste papel de mendigo L¨¢zaro en el banquete de Epul¨®n Rivera. Por eso Albiol lo hizo ante un p¨²blico selecto: el flamante e incisivo presidente de su partido, Pablo Casado, aplaud¨ªa en primera fila. Torra, por su parte, pretend¨ªa con sus palabras mostrar el camino hacia la tierra prometida, esa naci¨®n que de momento se contenta con ser virtual y que se construye desde Bruselas, con sucursal en la plaza de Sant Jaume. Las palabras del presidente catal¨¢n l¨®gicamente buscaban compactar al pueblo elegido para que no se entregue al paganismo a la espera de que se abra una ¡°ventana de oportunidad¡± que permita una independencia r¨¢pida, feliz y sin dolor.
Tanto para el president como para Albiol el tablero pol¨ªtico est¨¢ claro. El primero lo f¨ªa todo a los poderes taumat¨²rgicos de la ret¨®rica. Tiene su punto de utop¨ªa, si no fuera porque de lo que se trata es de prolongar, radicalismo verbal mediante, la estancia de los exconvergentes en el poder.
El exalcalde de Badalona, por su parte, sigue la estela de dureza de su l¨ªder Casado, quien no permite que la realidad le estropee un buen titular. Para cargar contra la izquierda es capaz de negar, como Pedro, que el PP haya subido impuestos despu¨¦s de 2011 (entre 2011 y 2013 aument¨® cinco veces el IRPF, cuatro el impuesto de Sociedades, dos el IVA y uno el IBI) y de hacer de prestidigitador visitando inmigrantes por la ma?ana y defendiendo las devoluciones en caliente por la tarde. Como no pod¨ªa ser de otra manera, Casado ¡ªal igual que Ciudadanos¡ª ha solicitado explicaciones al Gobierno central por las pancartas secesionistas y los ¡°excesos¡± de Torra, olvidando quiz¨¢s que un a?o antes, y bajo la presidencia de M. Rajoy, Felipe VI fue objeto de un abucheo monumental durante la manifestaci¨®n de repulsa al atentado que recorri¨® Barcelona. Ahora, el radicalismo ret¨®rico de Torra sirve de pretexto para que Ciutadans y PP pidan la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 y para exigir que el presidente de la Generalitat reedite una suerte de inexistente Jura de Santa Gadea. En la derecha espa?ola nadie quiere enterarse, como dijo la vicepresidenta del Gobierno central, Carmen Calvo, de que ¡°con frases no se ataca al Estado¡±.
La tensi¨®n que generan espa?olistas e independentistas intransigentes har¨¢ crecer la incontinencia verbal a medida que se aproximen las elecciones municipales. Si Manuel Valls presenta su candidatura con Ciutadans y el frente puigdemonista logra articular una lista unitaria, se habr¨¢ conseguido que Barcelona entre de lleno en la guerra de patriotas. Esos comicios son vistos por uno y otro extremo como una ¡°ventana de oportunidad¡±. Y como en los tiras y aflojas entre husitas y cat¨®licos checos, las ventanas invitan a las defenestraciones. Y en este caso la primera ser¨¢ el eje izquierda-derecha.
Las esencias nacionales ser¨¢n la poci¨®n amn¨¦sica que har¨¢ olvidar lo unidos que han estado unos nacionalistas y otros a la hora de oponerse a la consulta sobre remunicipalizaci¨®n del agua en Barcelona, a que un 30% de las viviendas de nueva construcci¨®n en la ciudad se destinen aumentar el parque p¨²blico o a la limitaci¨®n de plazas hoteleras.
La victoria de Ada Colau en las municipales de 2015 trastoc¨® el tablero que unos y otros nacionalistas hab¨ªan proyectado para Barcelona. Ahora se trata de sumar la capital de Catalu?a a la normalidad patri¨®tica y al flamear de banderas al viento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.