Hacia el fin de la confusi¨®n
Las circunstancias que justificaban la supeditaci¨®n de ERC dentro de la coalici¨®n independentista han desaparecido
Al movimiento soberanista no le est¨¢ resultando f¨¢cil salir de la confusi¨®n en la que qued¨® despu¨¦s del espectacular fracaso cosechado en la ficticia proclamaci¨®n de independencia del oto?o de 2017. Aquel desastre qued¨® en parte paliado por la ajustada victoria en las elecciones auton¨®micas del 21 de diciembre convocadas por el Gobierno de Espa?a y el mantenimiento, desde entonces, de una notable capacidad de movilizaci¨®n de sus seguidores. Haber logrado mantenerse en el Gobierno catal¨¢n y haber sabido sumarse luego a la mayor¨ªa parlamentaria que ech¨® del Gobierno de Espa?a al PP de Mariano Rajoy ha introducido entre los independentistas, sin embargo, la falsa ilusi¨®n de que no eran necesarios ni una rectificaci¨®n ni el consiguiente cambio de programa. Pero no es as¨ª. La confusi¨®n persiste y el ajuste de cuentas de la coalici¨®n independentista consigo misma contin¨²a pendiente.
La defenestraci¨®n de Marta Pascal de la direcci¨®n del PDeCAT mostr¨® la existencia de un empate en la c¨²pula de la derecha independentista entre los partidarios del reajuste y los partidarios de continuar la fuga hacia adelante, encabezados por el expresident Carles Puigdemont y su sucesor, Quim Torra. Lo mismo indican las dificultades de Oriol Junqueras para lograr que su partido reconozca, un a?o despu¨¦s, los errores cometidos en las horas cr¨ªticas de octubre de 2017. Pese a ello, es en la c¨²pula de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) donde parece que avanza m¨¢s la conciencia de que es necesario rectificar.
El diputado republicano Joan Tard¨¤ ha insistido en los ¨²ltimos meses en la necesidad de un reajuste en la orientaci¨®n de su partido. Junqueras, con sus peculiares meandros ideol¨®gicos y discursivos, se orienta en la misma direcci¨®n. Que Gabriel Rufi¨¢n instara el pasado fin de semana a pinchar la burbuja del independentismo m¨¢gico es probablemente una de las mejores pruebas de que el realismo, finalmente, va penetrando tambi¨¦n en reductos de los que hace demasiado tiempo que fue expulsado. Es un cambio significativo.
Junto a Junqueras y Marta Rovira, secretaria general de su partido, Rufi¨¢n fue directamente corresponsable de que Puigdemont reculara el 26 de octubre de 2017 de su decisi¨®n de convocar las elecciones auton¨®micas, lo que hubiera evitado la toma de control de la Generalitat por el Gobierno de Espa?a y la definitiva judicializaci¨®n del conflicto constitucional. Rufi¨¢n fue el autor del famoso tuit de las 155 monedas de plata con el que acusaba de traici¨®n a Puigdemont. Un aciago momento de gloria por el que no ha pedido perd¨®n, pero del que ahora parece ya asumir que fue un grave error. Es tambi¨¦n un avance que dirigentes republicanos como Tard¨¤ y Junqueras reconozcan que su apuesta por la independencia necesita m¨¢s apoyo social del que ahora tienen los partidos soberanistas. Parece que ya entienden que incluso si el actual 47,5% de los votos que suman en las elecciones al Parlament se elevara el 51%, seguir¨ªa siendo insuficiente.
Volver al realismo y adoptar un nuevo programa es una condici¨®n indispensable para salir de la crisis, pero no aclara todos los aspectos de la confusi¨®n. El nuevo programa que los independentistas necesitan para el inmediato futuro debiera expresar las diferencias entre su ala derecha y su ala izquierda. Hasta ahora, la urgencia de las sucesivas hojas de ruta hacia el momento m¨¢gico ha servido m¨¢s para mantener a la derecha al frente de la coalici¨®n y del Gobierno catal¨¢n que para ninguna otra cosa. Lo cierto es que ERC y la CUP han sido los paganos de la apuesta, justamente en un momento en el que el ala derecha del soberanismo, los herederos directos de CiU, deb¨ªan responder por sus pr¨¢cticas corruptas. El procedimiento judicial del caso 3% sigue su curso, pero ha quedado eclipsado por el dramatismo de las c¨¢rceles y los exilios. Sin embargo, ellos siguen marcando la agenda y dirigiendo el Gobierno catal¨¢n. Mientras, Catalu?a va a la cola en la reversi¨®n de los recortes sociales de la crisis. Al final, la coalici¨®n independentista est¨¢ siendo un mal negocio pol¨ªtico para su ala izquierda y ya va siendo hora de que tome conciencia de ello. Los objetivos y las circunstancias que justificaban la subordinaci¨®n de la izquierda independentista a los aliados neoliberales han desaparecido, se han volatilizado. La cuesti¨®n ahora es si en las pr¨®ximas elecciones que se convoquen ERC caer¨¢ en la misma trampa y seguir¨¢ siendo la tabla de salvaci¨®n de sus debilitados socios de derechas. Es hora de que se verifique el perfil y el peso de cada cual.
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