As¨ª es ir a clase con el colegio en obras
Casi 100 ni?os de entre tres y cinco a?os conviven con obreros en una escuela de Paracuellos en un "caso extremo" de la pol¨ªtica de construcci¨®n por fases de la Comunidad de Madrid
Dentro, los peque?os de tres a?os aprenden con las profes Elena y Laura, que en la puerta han colocado carteles con los nombres "la clase de los leones" y la "de los monos". Fuera, un pu?ado de obreros trabaja entre escombros, andamios y pal¨¦s de obra para construir los dos tercios del colegio que a¨²n no est¨¢n listos.
Casi 100 ni?os de entre tres y cinco a?os van a clase en el colegio p¨²blico Andrea Casamayor en Paracuellos del Jarama. El centro abri¨® sus puertas el viernes, d¨ªa de la vuelta al cole en la Comunidad de Madrid, pero aparte de las aulas casi nada est¨¢ listo, como pudo comprobar este peri¨®dico.
Como no hay comedor ni cocina, los ni?os almuerzan en dos aulas en las que los responsables del centro han instalado dos grandes neveras y una despensa con leche, zumo y aceite. Otras aulas sirven de almac¨¦n a las herramientas de trabajo de los obreros y muebles embalados.
"Nos han dado un colegio al 10%" dice Sergio Rubianes, tras recoger a su peque?a Martina. Como otros padres, Rubianes est¨¢ preocupado por la seguridad de su hija. Mientras los ni?os aprenden, los obreros trabajan detr¨¢s de vallas para terminar de construir el patio y los otros dos edificios del recinto, una sala de usos m¨²ltiples y un comedor. ¡°Solo hay una puerta de entrada y salida al colegio ?Qu¨¦ van a hacer si hay un incendio? Sacar a los ni?os por las ventanas?¡±, dice Rubianes.
Como en el Andrea Casamayor, alumnos de otros colegios p¨²blicos de la Comunidad van a clase estos d¨ªas en colegios inacabados en zonas de Madrid que han crecido r¨¢pidamente como Arroyomolinos, Paracuellos, Getafe o Las Tablas. Decenas de centros escolares incumplen con los requisitos de instalaciones m¨ªnimas exigidos por la legislaci¨®n, seg¨²n denuncian sindicatos y asociaciones de padres. Comisiones Obreras (CCOO) ha elaborado un informe en el que detalla la situaci¨®n de centros de la regi¨®n que carecen de instalaciones b¨¢sicas como gimnasios, bibliotecas, comedores o salas de inform¨¢tica. Estiman que 15.000 ni?os de la regi¨®n se ven afectados.
La Comunidad niega que est¨¦ incumpliendo la normativa. ¡°Todos los centros de la Comunidad de Madrid se ajustan fielmente a la legalidad vigente¡±, seg¨²n fuentes de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n.
Las clases junto a zonas de obras son una anomal¨ªa que en la regi¨®n de Madrid ha surgido en la ¨²ltima d¨¦cada, seg¨²n Isabel Galv¨ªn, secretaria de Ense?anza de Comisiones Obreras en Madrid. En su opini¨®n, son una consecuencia de la llamada pol¨ªtica de construcci¨®n por fases, introducida en los a?os de la crisis econ¨®mica por el gobierno de la expresidenta regional Esperanza Aguirre. La Comunidad alega que la construcci¨®n por fases es una soluci¨®n flexible para lugares donde la demanda ha crecido r¨¢pido.
Seis a?os con obra
Los padres del colegio Cervantes, de Getafe, son los primeros en recurrir contra la administraci¨®n en una demanda ¡°pionera¡± presentada en junio por el incumplimiento de los requisitos de la legislaci¨®n, contenida en el Real Decreto 132/2010. El centro no tiene biblioteca, gimnasio, comedor o aulas para necesidades especiales, denuncia la asociaci¨®n de padres de alumnos.
El objetivo del recurso es que en ¨²ltima instancia los tribunales declaren ilegal la entrega de colegios inacabados. ¡°La construcci¨®n por fases no garantiza la dignidad de la educaci¨®n¡±, critica Galv¨ªn, que califica de extremo el caso del Andrea Casamayor.
En Paracuellos, hay otros dos centros p¨²blicos abiertos afectados por obras: el colegio Navas de Tolosa y el Instituto Simone Veil. El primero abri¨® en 2012 y a¨²n est¨¢ sin acabar. Este martes un grupo de ni?os jugaba en la pista de futbito mientras a unos 100 metros varios obreros y una gr¨²a terminaban el colegio. Un cartel informa que construyen aulas, gimnasio, biblioteca y pista deportiva. ¡±Estos ni?os solo conocen obras, obras y obras¡±, se queja una madre, Elisa Garc¨ªa.
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