?Para qu¨¦ sirven los Mossos?
Los Mossos, como ej¨¦rcito de liberaci¨®n, campan a sus anchas. Har¨ªa falta un 155 parcial para dirigirlos desde el Ministerio del Interior
A mediados de los a?os 90, un alto cargo de los Mossos d¡¯Esquadra, independentista y amigo de mucha confianza, me confes¨® que la mitad ingresaban en el cuerpo por influencia de las espectaculares pel¨ªculas polic¨ªacas norteamericanas y la otra mitad porque cre¨ªan que en un momento dado se convertir¨ªan en el ej¨¦rcito de liberaci¨®n de Catalu?a. Parec¨ªa bastante inveros¨ªmil, pero retuve el dato. Ahora creo que las percepciones de mi amigo, muy en contacto entonces con los mossos de a pie, eran exactas. Lo hemos comprobado en este ¨²ltimo a?o, en estos mismos d¨ªas pasados y, si nadie lo remedia, en las complicadas semanas que se avecinan.
Ayer, 20 de septiembre, mientras escribo este art¨ªculo, se cumpli¨® un a?o del asedio a los guardias civiles que, por mandato judicial, estaban registrando el Departamento de Econom¨ªa, en la Rambla de Catalunya junto a Gran Via. En ese d¨ªa, tres coches de la Guardia Civil fueron literalmente abollados delante del edificio del Departamento por los manifestantes convocados a trav¨¦s de las redes sociales. Algunos de los dirigentes nacionalistas hoy encarcelados se subieron encima de estos coches para arengar a los all¨ª congregados, desde primeras horas de la ma?ana hasta la madrugada del d¨ªa siguiente. La secretaria judicial, delegada del juez para comprobar que dicho registro se llevaba a cabo con las garant¨ªas debidas, seg¨²n la finalidad y l¨ªmites se?alados en el auto judicial, tuvo que salir por la azotea. Los guardias civiles, cuando pudieron. El golpe contra el Estado de derecho que hab¨ªa empezado en el Parlament los d¨ªas 6 y 7 de septiembre, aquel d¨ªa continu¨®. Con violencia.
?Hicieron algo los Mossos para impedir este asedio? Si lo intentaron, su eficacia fue nula aunque, probablemente, lo consintieron. En ambos casos, tanto si fueron ineficaces como si lo consintieron, no parece que cumplieran con su deber. Ah¨ª deben depurar sus responsabilidades jur¨ªdicas, penales y disciplinarias, sus jefes, el mayor Trapero y el resto de la c¨²pula policial catalana, hoy investigada o procesada por estos y por otros sucesos, m¨¢s graves todav¨ªa, todos espl¨¦ndidamente narrados en El naufragio, el reciente libro de Lola Garc¨ªa, directora adjunta de La Vanguardia, editado por Pen¨ªnsula.
Ayer, el Govern de la Generalitat conmemor¨® el lamentable acontecimiento. En Catalu?a, el Parlament est¨¢ cerrado hasta nueva orden, pero las m¨¢ximas autoridades de la Comunidad empiezan a celebrar las gestas m¨¢s importantes del golpe de Estado. As¨ª est¨¢n las cosas en nuestra democracia. Quienes est¨¢n diciendo que la situaci¨®n en Catalu?a est¨¢ en v¨ªas de normalizarse no creo que est¨¦n bien informados.
Ha pasado un a?o. Los datos del orden p¨²blico son alarmantes porque la Guardia Urbana de Barcelona y/o la coordinaci¨®n entre urbanos, mossos y polic¨ªas nacionales no funciona: los ciudadanos se sienten desamparados. Entre enero y junio de este a?o, la escalada delictiva en Barcelona no cesa, ha llegado a los 21 delitos por hora, un 20,5% m¨¢s que en el mismo per¨ªodo del a?o anterior (12,7% en toda Catalu?a), mientras que en Madrid ha aumentado el 1,3%, ha disminuido en otras comunidades como Andaluc¨ªa o Valencia, y repunta con m¨¢ximos en Espa?a de alrededor del 5% en Pa¨ªs Vasco y Navarra (tambi¨¦n con polic¨ªa auton¨®mica propia). Ciertamente, en esto Catalu?a tiene un claro ¡°hecho diferencial¡± negativo.
Pero los Mossos son un caso muy especial, no son ineficaces solo en delincuencia com¨²n. En apariencia, por lo menos, parecen dar una clara permisividad a los CDR, estas bandas independentistas violentas que imponen su fuerza y vulneran impunemente los derechos de los dem¨¢s ciudadanos. El ¨²ltimo caso ha sido una manifestaci¨®n en la plaza de Sant Jaume, debidamente autorizada, en defensa del biling¨¹ismo escolar, un principio constitucional. Pues bien, horas antes los CDR alertaron de dicha manifestaci¨®n y se ocup¨® la plaza mediante una llamada ¡°Acampada per la llibertat¡± con el esperp¨¦ntico Bentanachs ¡ªex Terra Lliure¡ª al frente, impidiendo as¨ª que se llevara a cabo. Los Mossos, impasibles, permitieron una concentraci¨®n no autorizada y dejaron desamparados a quienes, conforme a la ley, quer¨ªan ejercer, al manifestarse, su libertad de expresi¨®n. ?Un caso de prevaricaci¨®n?
Alejandro Tercero, en el diario digital Cr¨®nica Global, hoy imprescindible para conocer la realidad catalana, ped¨ªa un 155 parcial para que los Mossos fueran dirigidos directamente desde el Ministerio del Interior. Creo que tiene toda la raz¨®n, hay motivos suficientes para ello: los Mossos, como ej¨¦rcito de liberaci¨®n, campan a sus anchas.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.
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