El jurado declara culpables a los dos acusados de matar a Yulisa Altagracia
La mujer dominicana, vecina de Ribeira, falleci¨® desangrada por al menos 36 pu?aladas que le provocaron una muerte "lenta y ag¨®nica". El tribunal popular ve probado que los autores del crimen fueron la mujer y el hombre que le despachaban coca¨ªna
Yulisa Altagracia P¨¦rez muri¨® a plena luz de la ma?ana del 7 de junio de 2015, a causa de la hemorragia externa e interna que le causaron al menos 36 heridas infligidas con un arma punzante y cortante. Viv¨ªa en Ribeira (A Coru?a) y ten¨ªa en la Rep¨²blica Dominicana tres hijos que planeaba traer a Espa?a en cuanto pudiera. Unos cuantos meses antes hab¨ªa viajado por fin a su pa¨ªs para conocer a la primera de sus nietas. Desde el crimen que le quit¨® la vida hasta la actualidad, en que han sido juzgados durante m¨¢s de una semana los dos acusados por el asesinato, han nacido en el pa¨ªs caribe?o dos nietos m¨¢s. Esta ma?ana, despu¨¦s de dos d¨ªas y medio de aislamiento y deliberaci¨®n, el jurado popular que ha participado en el juicio ha declarado por unanimidad culpables a ambos sospechosos: Melisa Abelleira Castro y Ventura Lustres Miranda. En aquella fecha eran pareja, residentes en A Pobra do Carami?al y conocidos suministradores al menudeo de coca¨ªna entre los consumidores de la comarca de O Barbanza. Yulisa Altagracia, que hab¨ªa llegado a Espa?a con contrato de trabajadora dom¨¦stica pero acab¨® como camarera y prostituta en un local de Ribeira, tambi¨¦n les compraba y seg¨²n declar¨® al principio del juicio el propio acusado, deb¨ªa 45 euros por la coca.
Los jurados consideran probado, por ocho votos a favor y uno en contra, que seg¨²n los datos aportados por los m¨¦dicos que llevaron a cabo la autopsia la muerte de Altagracia fue "lenta y ag¨®nica". Ven demostrado, adem¨¢s, que hubo ensa?amiento, el ingrediente por el que se trata de un asesinato, no de un homicidio, y por el que la fiscal¨ªa mantiene desde el principio su petici¨®n de 20 a?os de c¨¢rcel para cada uno de los autores. El abogado de la madre y la hermana de la v¨ªctima, que ejercen la acusaci¨®n particular, va m¨¢s all¨¢ y exige 25 a?os (e indemnizaci¨®n de 350.000 euros, 240.000 m¨¢s que la fiscal¨ªa) porque seg¨²n ¨¦l el crimen se cometi¨® con las agravantes de abuso de confianza y superioridad. El jurado ve tambi¨¦n demostrada por unanimidad esta ¨²ltima circunstancia gracias a los an¨¢lisis forenses que revelaron que Yulisa Altagracia se encontraba aquella ma?ana de domingo, despu¨¦s de salir toda la noche con amigos, bajo los efectos del alcohol y las drogas.
Su muerte se produjo entre las 10.11 y las 11.27 horas, en alg¨²n momento del tiempo en que seg¨²n la triangulaci¨®n telef¨®nica los terminales de la v¨ªctima y los que en aquellas fechas usaban sus supuestos verdugos se hallaban juntos. Pasadas las nueve, tal y como recogi¨® una de las dos c¨¢maras del bar Marux¨ªa de Ribeira, irrumpi¨® en el local Melisa Abelleira e insisti¨® hasta que Altagracia march¨® con ella. La v¨ªctima obedeci¨®, pero antes pidi¨® a un amigo que tomase nota de la matr¨ªcula del Ibiza blanco propiedad de la acusada. "Por si me pasa algo", recuerda el hombre que le dijo sin m¨¢s. Al rato la telefone¨® un exnovio que tambi¨¦n se encontraba en el Marux¨ªa para preguntarle cu¨¢ndo regresaba. A ¨¦l Yulisa le dijo que estaba en A Pobra con quien le hab¨ªa recogido y que la esperase, porque volver¨ªa pronto. Pero no regres¨®.
El cad¨¢ver fue hallado aquel mismo d¨ªa sobre las 8.30 horas por el propietario de un vi?edo en una zona alta y de dif¨ªcil acceso de A Pobra, muy cerca de otra finca que es propiedad de la familia de Abelleira. El hombre sol¨ªa ir cada 15 d¨ªas a sulfatar sus vides y vio asomar "unos pies" tras los dep¨®sitos de agua. El cuerpo "estaba boca abajo" y ¨¦l empez¨® "a hablarle" creyendo que estaba viva porque en esa posici¨®n no se ve¨ªa la inimaginable carnicer¨ªa que alguien hab¨ªa perpetrado sobre su cara, sus brazos, sus manos y la parte superior del t¨®rax.
El jurado entiende que los acusados, conocidos en la zona por anteriores situaciones de violencia y amenazas para las que atesoraban una brutal colecci¨®n de armas de las que se incaut¨® la Guardia Civil, asesinaron a Yulisa Altagracia de com¨²n acuerdo. Y tambi¨¦n que entre los dos tuvieron que encargarse de mover el cad¨¢ver desde el lugar hasta donde pod¨ªa llegar el veh¨ªculo de Melisa Abelleira, a una cierta distancia de la parcela con vi?edo donde lo ocultaron junto a un pino y tras unos tanques para el riego. Despu¨¦s hicieron desaparecer el enorme bolso de la v¨ªctima con todas sus pertenencias, y tambi¨¦n la alfombrilla del maletero del Ibiza. En sus declaraciones, tanto Ventura Lustres como Melisa Abelleira, que desde poco despu¨¦s de aquel crimen ya no son pareja, negaron su propia autor¨ªa e hicieron recaer las sospechas sobre el otro.
Ella, que tras el crimen tuvo una hija con un nuevo compa?ero, lleg¨® a presentarse ante el jurado como una v¨ªctima de violencia de g¨¦nero que viv¨ªa encerrada y obedec¨ªa a todo lo que le ordenaba el acusado porque la amenazaba con "quemar" a sus anteriores hijos. ?l, por su parte, asegur¨® al tribunal popular que aquella ma?ana estaba drogado y borracho y se la hab¨ªa pasado durmiendo hasta que Melisa lo despert¨® para ir a tomar "una churrascada" a un merendero. Ese churrasco, para el que compraron costillas de cerdo y pollo en la carnicer¨ªa pero que seg¨²n ha relatado un testigo nunca lleg¨® a prepararse, era la supuesta coartada con la que pretend¨ªan despistar a la Guardia Civil.
Melisa Abelleira y Ventura Lustres pasaron un corto periodo en la c¨¢rcel cuando fueron detenidos como sospechosos del asesinato de Altagracia pero actualmente disfrutaban de la libertad y hac¨ªan su vida por separado en O Barbanza. Sus abogados solicitaron tras el veredicto que se mantuviese esa situaci¨®n hasta que el presidente del jurado, C¨¦sar Gonz¨¢lez de Castro, magistrado de la Secci¨®n Sexta de la Audiencia Provincial de A Coru?a, con sede en Santiago, dictase sentencia. No obstante, a petici¨®n de la acusaci¨®n particular, el juez ha ordenado el ingreso inmediato en prisi¨®n provisional de los dos acusados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.