TV3 nos debe Aznavour
La insoportable cascada de publicidad sobre la conmemoraci¨®n del 1-O fue una tortura para los que hicimos de TV3 nuestra cadena predilecta
Hace unos d¨ªas, en un telediario de TV3 pasaron un reportaje sobre c¨®mo se estructura una colla castellera para levantar un castell. El reportaje me resultaba instructivo, entre otras cosas, porque s¨¦ que en algunas escuelas de negocios se utiliza esta tradici¨®n (de doscientos a?os como m¨ªnimo, en Catalu?a) como ejemplo de organizaci¨®n y sincronizaci¨®n del esfuerzo en beneficio de una meta colectiva. No creo que durara m¨¢s de tres minutos, pero cu¨¢l fue mi asombroso asombro cuando en medio de las im¨¢genes castelleras, se col¨® una del 1 de octubre. Primero pens¨¦ en un error de edici¨®n. Pero r¨¢pidamente me convenc¨ª de que se trataba de un mensaje subliminal. (Suele pasar. En TV3 pude ver alg¨²n video, sea sobre el tema que sea, por el fondo de sus im¨¢genes, muy en segundo o tercer plano, como si no quisiera la cosa, alguna estelada). La intrusi¨®n inopinada de la gesta, ya no me result¨® tan agobiante, dado el entrenamiento a que fue sometido mi sentido de la atenci¨®n televisiva la semana anterior a la celebraci¨®n de nueva fecha del martirologio, el ¡°hist¨®rico¡± 1 de octubre de 2018, de tanta aureola heroica como el 11 de septiembre de 1714.
Tambi¨¦n hace unas semanas, en los mismos telediarios de TV3, se emiti¨® una entrevista a Daniel Ortega, el presidente nicarag¨¹ense. Todos sabemos que en las ¨²ltimas manifestaciones contra el gobierno de Ortega, se produjeron nada m¨¢s ni nada menos que unos trescientos muertos, repartidos entre varias jornadas de protestas callejeras contra las medidas de reforma del sistema de Seguridad Social nicarag¨¹ense, deleznable resultado nada acorde con un r¨¦gimen que se llama democr¨¢tico. Pues bien, en medio de la entrevista, no se sabe c¨®mo, se le escucha a Ortega hacer una referencia al Proc¨¦s y a partir de ello, diagnosticar, sin la m¨¢s m¨ªnima verg¨¹enza, una dictadura en Espa?a. El editor del telediario debi¨® considerar que no deb¨ªa dejarse escapar tan generosa consideraci¨®n del Proc¨¦s, en aras de su necesaria internacionalizaci¨®n.
Si relato todo esto es porque me siento autorizado a hacerlo. (S¨¦ de mucha gente que no ve nunca TV3, pero sin embargo se ha hecho una opini¨®n de la misma absolutamente llena de prejuicios y t¨®picos). Soy la min¨²scula parte de la mayor¨ªa no independentista de este pa¨ªs (o naci¨®n, si se prefiere) que ve la televisi¨®n p¨²blica de Catalu?a. La veo desde que se fund¨®, all¨¢ por la d¨¦cada de los ochenta. Me gusta que se hable, aparte de Espa?a y del mundo, del territorio que puedo dominar. De lo que me queda m¨¢s cerca y me afecta, me guste o no. Son m¨¢s las cosas que me gustan de TV3 que las que me disgustan. No me molesta, por ejemplo, que el hombre del tiempo circunscriba sus pron¨®sticos al principado, aunque no entiendo que me hable del tiempo que har¨¢ dentro de veinticuatro horas en Perpi?¨¢n o el ¡°Pa¨ªs Valenci¨¤¡±, s¨®lo porque hace unos cuantos siglos estos territorios pertenecieron a los condados catalanes. Ya me he acostumbrado a que se hagan desmedidos esfuerzos para evitar mencionar la palabra Espa?a en los telediarios, todo sea por la independencia virtual de Catalu?a por la que abogo. Con todos sus defectos, siempre miro TV3. No me siento provinciano, como a algunos les gusta desmerecerla. Me gustan los dise?os de sus programas de entretenimiento. No me molesta que me hablen de las comarcas catalanas. Ni de su gastronom¨ªa. Ni de los de los castellers. Es verdad que no me gusta El foraster. Ni tampoco nunca me soport¨¦ Afers exteriors, donde su ¨ªnclito presentador siempre que pod¨ªa, ante alguna personalidad extranjera que visitaba, negaba con lastimoso denuedo que fuera espa?ol. Me gustaron algunas series recientes, como Nit i dia. Disfruto con el humor improvisado de Est¨¤ passant. Y me gustar¨ªa un d¨ªa invitar a Joan Maria Pou, el conductor de Cases d' alg¨², a mi casa. Me gusta much¨ªsimo la adaptaci¨®n de La Catedral del mar, donde entre otras cosas, se muestra sin maquillaje la ferocidad del feudalismo catal¨¢n.
Todo esto viene a cuento de la insoportable cascada de publicidad sobre la conmemoraci¨®n del 1 de octubre reciente. Una verdadera tortura para los que hicimos de TV3 nuestra cadena predilecta. Fue tal el abuso de esta ins¨®lita situaci¨®n, que hasta en Polonia le dedicaron un desternillante gag. Este 1 de octubre muri¨® Charles Aznavour. Pertenezco a la generaci¨®n que escuchaba salir de su imperfecta voz, Hier, encore. Esa canci¨®n nos hizo extra?ar Par¨ªs cuando todav¨ªa no la conoc¨ªamos. Ese triste d¨ªa para m¨ª, mi cadena preferida no le dedic¨® ning¨²n especial.
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