Nostalgia
Unos y otros parecen instalados en la peor lectura de su mirad atr¨¢s. A todos les puede el resentimiento a falta de raz¨®n
Carlos Gardel tuvo vida de tango. Hijo de padre desconocido, ni?o de arrabal, joven camorrista que llevar¨ªa incrustada la bala de la reyerta el resto de su vida, cantor de folklore primero y actor despu¨¦s, incorpor¨® el tango a su repertorio hace ahora cien a?os. Fue su manera de reconocer sus or¨ªgenes de inmigrante como tantos otros que llegaron a Argentina entre el ¨²ltimo tercio del siglo XIX y el primero del XX, y que en su gran capital perdieron su difusa identidad.
Su voz se mantiene fresca en el recuerdo, algunas de sus melod¨ªas se siguen interpretando y no hay generaci¨®n musical que no versione alguno de sus ¨¦xitos. Especialmente, "El d¨ªa que me quieras". Otro de ellos arranca su decepci¨®n con el deseo de "emborrachar mi coraz¨®n para apagar mi loco amor que m¨¢s que amor es un sufrir". Se titula "Nostalgia". Ese sentimiento descrito por m¨¦dicos suizos hace m¨¢s de trescientos a?os y que es superior al de la a?oranza sin llegar a la melancol¨ªa que esa s¨ª que necesita m¨¦dico. La nostalgia es pues, un recurso humano para dar significado al pasado. Estudios recientes han determinado que act¨²a como un almac¨¦n de emociones positivas de la memoria que reforzando nuestros recuerdos nos ayuda a afrontar mejor el futuro.
O sea que la nostalgia no es necesariamente negativa. Por eso, y como determin¨® en sus memorias Simone Signoret, la actriz francesa esposa de Ives Montand, la nostalgia ya no es lo que era. Las ¨²ltimas investigaciones le dan la raz¨®n concluyendo que quienes la evocan con facilidad suelen tener m¨¢s recursos para enfrentarse a los retos pr¨®ximos que quienes no la practican.
¡°Es comprensible que Pedro S¨¢nchez se crea que sus pol¨ªticas han dividido a los partidos secesionistas aunque contra el PP viv¨ªan mejor¡±
A eso deber¨ªan agarrarse todos aquellos pol¨ªticos que viven este octubre de nuestros dolores como el aniversario de aquello que pudo haber sido y no fue. Tanto quienes rememoran el mes de sus frustraciones como quienes lo hacen con la satisfacci¨®n de que as¨ª fuera. Unos y otros parecen instalados en la peor lectura de su mirada atr¨¢s. Y es que a todos les puede el resentimiento a falta de raz¨®n.
Si fueran m¨¢s conscientes de su responsabilidad y estuvieran menos condicionados por sus aspavientos de cara a sus galer¨ªas, sabr¨ªan que ninguno estuvo a la altura de las circunstancias. Ni tan siquiera se acercaron a ellas. Faltan actos de contrici¨®n para ayudar a resolverlo y sobran documentos para atestiguarlo. Seguramente ning¨²n otro per¨ªodo de la historia reciente desde la cuestionada transici¨®n ha producido tanta literatura ni inter¨¦s por la informaci¨®n. Incluida aquella etapa intermedia conocida como la del desencanto y que en algo puede parecerse a la actual. O aquel momento que se vive en el interior del largo t¨²nel en el que el retrovisor ya no muestra la boca de acceso y el frontal del autom¨®vil no vislumbra el tenue reflejo de la luz que espera a la salida. Suele ser all¨ª donde aparecen los instintos nerviosos que alertan ante un posible incidente que, por suerte y salvo excepciones, nunca hace acto de presencia. Pero, por leve que fuera, el temor estuvo all¨ª.
Advierte el todav¨ªa l¨ªder del PP en Catalunya, Garc¨ªa Albiol, que si el Estado no reacciona en quince a?os esta naci¨®n ser¨¢ independiente. Lo dice ahora, sin aplicar efectos retroactivos a su pron¨®stico, porque puede sentir nostalgia de cuando su partido gobernaba y utiliz¨® toda la fuerza del Estado para torcer primero la situaci¨®n minimizando su gravedad y agrav¨¢ndola despu¨¦s a¨²n m¨¢s con su declinaci¨®n de responsabilidades. Esa larga etapa que acab¨® abruptamente hace escasos meses de lo que Mariano Rajoy culpa a independentistas y socialistas. El PSOE, a su vez, celebra que la divisi¨®n de los partidos secesionistas aflore porque dice que es el resultado de sus pol¨ªticas.
Es comprensible que Pedro S¨¢nchez se lo crea aunque lo cierto es que los independentistas contra el PP viv¨ªan mejor. Los conservadores se convirtieron en el pegamento que recompon¨ªa sus siempre maltrechas relaciones. Llu¨ªs Bassets supo sintetizarlo magn¨ªficamente en su Teorema Forcadell. El periodista se bas¨® en una entrevista televisiva donde la entonces l¨ªder de la ANC hab¨ªa tranquilizado a la audiencia relativizando una de las habituales trifulcas de los partidos independentistas porque estaba segura, dijo, que el gobierno espa?ol les dar¨ªa motivos para reforzarse. Y as¨ª fue durante seis a?os. Pero desaparecido aquel elemento aglutinador, los descosidos de entonces han dado paso a los rotos de hoy sin que nada haga pensar que pueda recomponerse algo ni dejen de mostrar ostensiblemente las fisuras por mucho que disimulen.
Es posible que sin pretenderlo, algunos confundan su mala conciencia con la nostalgia. Y que en su interior no quieran rebajarse, ni pedirle, ni llorarle, ni decirle que no puede m¨¢s vivir. Para resignarse despu¨¦s, desde su triste soledad, a ver crecer las rosas muertas de su juventud. El tango siempre fue dram¨¢tico.
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