El agua de Madrid se examina cada cinco segundos
Los laboratorios del Canal de Isabel II cuentan con 70 profesionales que analizan la calidad del agua, 17 de ellos expertos en los malos olores
En un laboratorio del Canal de Isabel II un t¨¦cnico se lleva una muestra a la nariz e inhala. Es una especie de sumiller, pero de agua, entrenado para detectar qu¨¦ sustancia puede haberla contaminado y analizarla para corregir cualquier desajuste. No todo el mundo puede hacerlo, deben entrenar el olfato durante un largo periodo de tiempo -que depende de las aguas brutas disponibles- y adiestrar su sentido para no fallar. Aun as¨ª, para evitar fallos, trabajan en equipo y en cadena, porque tres olfatos entrenados siempre son mejor que uno, y el objetivo es trabajar siempre sobre seguro. ¡°El trabajo es importante porque cuando recibimos una muestra de agua que huele mal necesitamos primero acercarnos lo m¨¢s posible a qu¨¦ es lo que puede causar ese olor. No es lo mismo que sea por benceno, por ejemplo, que por algas. Primero detectamos con el olfato qu¨¦ puede ser y luego analizamos sobre seguro la cantidad de ese compuesto que provoca el olor¡±, explica Francisco Benedicto, jefe de an¨¢lisis de agua de consumo del Canal de Isabel II.
Lo cierto es que a veces, pocas, el agua sale del grifo con determinados olores. En Madrid, el agua se almacena en 14 embalses, entre los que destacan El Villar, El Atazar, Navacerrada, Valmayor, Santillana o Pedrezuela. ¡°Intentamos que no huela, aunque eso no significa que est¨¦ en malas condiciones. Hay veces que el embalse cambia de un d¨ªa para otro porque ha habido un crecimiento de algas que dan sabor u olor, pero no es t¨®xico, y nosotros estamos preparados para contrarrestarlo. La proporci¨®n puede cambiar y entre que ajustamos los niveles puede pasar algunas horas, tampoco mucho. Pero lo cierto es que si se ha colado algo de agua con olor cuesta mucho trabajo porque hay que diluirla¡±, cuenta Alfonso Gonz¨¢lez de Rey, subdirector de calidad de las aguas del Canal de Isabel II.
En total hay 17 expertos en detectar el olor y est¨¢n destinados a solucionar ese problema. Se da, por ejemplo, cuando se mezclan dos embalses y uno de ellos experimenta un cambio en su composici¨®n. En ese momento se baja la proporci¨®n del que ha sufrido la descompensaci¨®n o incluso se corta su flujo. ¡°Pero nosotros lo detectamos antes que el consumidor¡±, avisa Gonz¨¢lez del Rey antes de empezar una visita guiada por el laberinto de laboratorios donde se analiza el todo tipo de agua, la que el consumidor madrile?o utiliza en sus casas y la que no es de consumo humano. ¡°Una persona no puede estar todo el rato oliendo muestras. Al final es un trabajo de equipo. Alguien huele algo, la aparta y la huelen m¨¢s personas¡±. En ocasiones una persona detecta algo en una muestra y la diluye a la mitad con agua inodora y comprueba de nuevo. ¡°Si sigue oliendo, la vuelven a diluir otra vez a la mitad. A veces se diluye hasta cuatro veces¡±.
El Canal de Isabel II realiza un an¨¢lisis cada cinco segundos para controlar la calidad del agua gracias a 12 estaciones que se sit¨²an en las salidas de las plantas de tratamiento y a otras 40 distribuidas entre grandes dep¨®sitos a lo largo de toda la regi¨®n. Este ritmo supone seis millones de muestras analizadas al a?o. En los laboratorios, trabajan 70 profesionales en turnos que abarcan las 24 horas durante los siete d¨ªas de la semana y en cinco grandes espacios: el del tratamiento f¨ªsico-qu¨ªmico, el de microbiolog¨ªa, el de aguas naturales, el de espectroscop¨ªa y el de cromatograf¨ªa. En todos ellos se aplica tecnolog¨ªa punta para analizar hasta 60 par¨¢metros (como cloro, ph, conductividad, turbidez¡) y as¨ª poder detectar cualquier anomal¨ªa en la calidad del agua de consumo.
Un lunes a media ma?ana, tres t¨¦cnicos preparan los equipos para las muestras que est¨¢n a punto de llegar y rematan los an¨¢lisis del d¨ªa anterior. ¡°Como el agua se consume todos los d¨ªas, todos los d¨ªas se analiza. Se hace un an¨¢lisis cada cinco segundos aproximadamente. Eso se debe a que adem¨¢s de los an¨¢lisis de los laboratorios tambi¨¦n tenemos lo que son estaciones de vigilancia, casetas en las que tenemos contadores autom¨¢ticos y se analiza en ciclo. En este laboratorio hacemos unas 480.000 an¨¢lisis de agua de consumo. En total, 24.000 muestras. Lo estipulado por ley es la mitad, unas 12.000 o incluso menos, pero as¨ª nos quedamos m¨¢s tranquilos¡±. En ese momento dos t¨¦cnicos programan los equipos y los ajustan. Los aparatos son una especie de robots donde las muestras de agua se colocan en diferentes recipientes que pasan por una lupa que analiza su composici¨®n. Antes de empezar, se realizan diversas operaciones con el equipo, cargan el software, meten patrones para comprobar que se est¨¢ midiendo correctamente y realizan pruebas para confirmar que los resultados son precisos. ¡°Tenemos unos criterios muy estrictos de aceptaci¨®n de muestras, para asegurar la calidad del resultado¡±.
Algunos equipos miden exclusivamente tres par¨¢metros al mes (ph, conductividad, turbidez), y otros se encargan de controlar sustancias como el amonio, el nitrato, el nitrito o el cloro.
Los diferentes laboratorios est¨¢n bien aislados unos de otros, con puertas de seguridad y c¨¢maras frigor¨ªficas para cada tipo de muestras. Cada uno necesita que la presi¨®n del aire sea diferente. Los t¨¦cnicos visten batas blancas y llevan guantes de l¨¢tex, y en los que se trabaja con qu¨ªmicos hay pilas de emergencia de agua a presi¨®n para facilitar una limpieza r¨¢pida de ojos, cara y manos. En un pasillo hay una especie de ducha del p¨¢nico, preparada para entrar r¨¢pidamente y tirar de una palanca para limpiar cualquier resto de t¨®xico. Hasta el momento, no ha sido necesario utilizarla. ¡°Como tenemos muchas muestras, muchos frascos, muchos reactivos, en lugar de neveras como las de casa tenemos c¨¢maras frigor¨ªficas. Tenemos la temperatura controlada seg¨²n los requisitos muy exigentes de conservaci¨®n de las muestras¡±.
En la zona de microbiolog¨ªa, donde se estudian los microorganismos, el suelo y las paredes no tienen fisuras para conseguir mayor limpieza y evitar que se acumule suciedad. ¡°Esta es una zona central de preparaci¨®n del material, luego hay gente que tiene que trabajar con el ordenador, que est¨¢ en una sala contigua para evitar contaminaciones. La presi¨®n en estos laboratorios es positiva, es decir, hay m¨¢s presi¨®n en esa sala que fuera de ella, porque as¨ª se impide que lleguen part¨ªculas del ambiente. El aire que entra est¨¢ filtrado con unos filtros especiales para proteger a las muestras de contaminaciones¡±. En esa zona, las muestras de microbiolog¨ªa las registran con un esc¨¢ner. ¡°Tambi¨¦n inoculamos bacterias para comprobar que el medio funciona. Porque si no crecen, no sabemos si es porque el medio funciona¡±.
Al lado, sobre una mesa, hay ollas expr¨¦s de m¨¢xima potencia, para que el material utilizado est¨¦ esterilizado y apartar correctamente los residuos urbanos. En una sala contigua, adem¨¢s, hay estufas de cultivo, cada una con una temperatura determinada para cada organismo investigado. ¡°Adem¨¢s tenemos unas condiciones ambientales controladas. Son estufas de cultivo, como hornillos. Trabajamos al ardor de un mechero encendido porque adem¨¢s de tener el aire filtrado y las superficies limpias, el mechero lo que hace es que el aire caliente suba y genere una cortina de aire natural para evitar que las muestras tambi¨¦n puedan caer en medio. Es como una barrera de protecci¨®n. Trabajamos con cepas para inocular esos controles para evitar que nosotros contaminemos la muestra y que esto no nos contamine a nosotros¡±.
El trabajo para conseguir una calidad de agua ¨®ptima es minucioso y a veces lento. Desde que el agua cae en forma de lluvia hasta que sale del grifo pasa por todo un proceso de an¨¢lisis complejo. Un tratamiento que debe cumplir con los requisitos de calidad y salubridad. Lo cierto es que el agua de consumo tiene est¨¢ catalogada como ¨®ptima, tiene un contenido muy bajo de sales minerales y cumple con los par¨¢metros fijados por la legislaci¨®n vigente, seg¨²n asegura Madrid Salud. El consumo de agua embotellada sin gas lo certifica. La Comunidad de Madrid es la que menos compra por habitante y a?o, seg¨²n la base de datos del Consumo de Hogares del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica. La media espa?ola se sit¨²a en 59,4 litros por habitante y a?o mientras que los madrile?os consumen 16,7 litros al a?o. En comunidades como Canarias o Baleares, este dato es de m¨¢s de 115 litros por habitante y a?o.
Las claves del agua de Madrid
La calidad del agua de Madrid no es del todo m¨¦rito de la gesti¨®n del Canal de Isabel II. "Tenemos un agua muy buena en origen. La materia prima es buena, y nosotros la mimamos. Porque la captamos de arriba, de las monta?as, y los terrenos que atraviesan son gran¨ªticos, casi no disuelven nada, no es como los problemas que tienen en el Levante con los nitratos, que se les cuela porque tienen mucha huerta y se les contaminan los acu¨ªferos. Nosotros no tenemos huertos, pr¨¢cticamente no hay agricultura y el agua filtra por la piedra y no disuelve casi nada. As¨ª que tenemos un agua muy blandita, es famosa por eso", explica Alfonso Gonz¨¢lez de Rey.
Como consecuencia, por ejemplo, el madrile?o debe beber casi un litro para quitarse la sed, "porque cuantas m¨¢s sales tiene el agua, mayor poder saciante tiene". Adem¨¢s, por esa misma raz¨®n, en Barcelona una persona utilizar¨¢ por ejemplo m¨¢s champ¨² que en Madrid para conseguir la misma cantidad de jab¨®n. Y el mito de la verdura tambi¨¦n es cierto. "Cuece peor cuanto m¨¢s dura sea el agua. Lo mismo pasa con el abrillantandor en el lavavajillas, le tienes que echar m¨¢s en otras zonas de Espa?a. Pero ahora los lavavajillas vienen preparados con sal para regener resinas". Y si alguien se pregunta por los aspersores de agua, exacto: se atascan menos Madrid.
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