M¨¢s de 24 horas en la calle para solicitar asilo: ¡°Somos personas, no animales¡±
Mujeres solas, familias y enfermos inmigrantes aguardan d¨ªas y noches a la intemperie frente a una comisar¨ªa de Polic¨ªa Nacional de Madrid en una larga cola sin reglas. Para optar a una de las limitadas citas diarias, solo disponibles de manera presencial, se ven forzados a dormir en la calle
Acaban de llegar a Espa?a y pasan sus primeros d¨ªas durmiendo en la calle a las puertas de una oficina del gobierno en Madrid, v¨ªctimas de un proceso burocr¨¢tico que tachan de "inhumano".?Es la cola ante la comisar¨ªa de Polic¨ªa Nacional de Aluche para conseguir el documento que inicia la solicitud de asilo, un papel crucial para su d¨ªa a d¨ªa porque les protege de ser deportados. Tras una modificaci¨®n reciente, en Madrid solo pueden obtener el documento cada d¨ªa las primeras 99 personas en esa fila ante esa comisar¨ªa, lo que ha obligado a muchos a esperar sin ¨¦xito a la intemperie durante d¨ªas, sometidos a la ley del m¨¢s fuerte.
Mujeres embarazadas, madres con ni?os y enfermos de c¨¢ncer y asma aguardaban en la noche del martes sobre la acera de la Avenida de los Poblados, junto al descampado donde se levantaba la c¨¢rcel de Carabanchel. En total a las 10 de la noche del martes hab¨ªa unos 200 inmigrantes ateridos y asustados, esperando a que la polic¨ªa abriera la comisar¨ªa a las 9 de la ma?ana de este mi¨¦rcoles, como todos los d¨ªas, y dejara pasar a los primeros a las oficinas de la Brigada Provincial de Extranjer¨ªa.
Se proteg¨ªan con cartones y mantas de una noche en la que el term¨®metro baj¨® a 10 grados. Los que no entraron, se quedaron haciendo fila con la esperanza de conseguir puesto en los pr¨®ximos d¨ªas. Quien se marcha a lavarse o comer pierde su turno.
Su ¨¢nimo era de resignaci¨®n, despu¨¦s de haber escapado de pa¨ªses que se hunden en el caos y la violencia.?"Como inmigrante vos sab¨¦s que no vas a venir en las mejores condiciones ni que van a tratarte de la mejor manera", dec¨ªa Anielka Bustamante, una nicarag¨¹ense de 32 a?os a quien acompa?aban sus dos peque?os, de 8 y 3 a?os.
Durmi¨® en la cola toda la madrugada del mi¨¦rcoles y se qued¨® fuera del cupo, pero en la ma?ana dec¨ªa que estaba dispuesta a quedarse todo el d¨ªa sobre la acera con la esperanza de entrar en el cupo del jueves. Llevan una semana en Espa?a y dice que ha pasado la mitad de ese tiempo en la cola.?
El documento que reciben los admitidos se llama "manifestaci¨®n de voluntad de presentar solicitud de protecci¨®n internacional". Hasta mayo los inmigrantes pod¨ªan solicitarlo por tel¨¦fono llamando al 060, pero recientemente el Ministerio de Interior modific¨® el proceso, centralizando el tr¨¢mite en la Comisar¨ªa de Aluche.
El Ministerio del Interior le dijo a este peri¨®dico que no ten¨ªa conocimiento de la "disfunci¨®n" en Aluche. "Vamos a evaluar de qu¨¦ manera podemos solucionarlo respetando el derecho que tiene toda persona a solicitar asilo", afirm¨® una portavoz. La reforma de mayo hab¨ªa coincidido con un fuerte incremento del n¨²mero de solicitantes de asilo en Espa?a, que en el segundo trimestre de este a?o subi¨® un 85% hasta los 16.200, seg¨²n datos de Eurostat. En lo que va de a?o ya son m¨¢s de 40.000 solicitantes seg¨²n fuentes conocedoras de las cifras que maneja la estatal Oficina de Asilo y Refugio (OAR).
Algunos inmigrantes viajan a otras provincias donde no existen cupos diarios, seg¨²n Salvador Pimentel, un abogado de derechos humanos que trabaja con la organizaci¨®n Liga Espa?ola Pro Derechos Humanos. "Ah¨ª s¨ª es m¨¢s humano pero no la espera a la intemperie sin importar si llueve, nieva o hace sol", protesta Pimentel.
"Somos seres humanos, no animales"
Otras personas se acercaban al periodista clamando ayuda, desesperadas por salir de un tr¨¢mite que ha atascado su avance en el pa¨ªs de acogida. "?No puedes hacer nada?", preguntaba Susi Vilca una peruana embarazada de ocho meses acompa?ada de tres peque?os, de 14, 12 y 4 a?os. En la ma?ana, tras haber quedado fuera del cupo, los cuatro com¨ªan con un tenedor de pl¨¢stico de una lata de at¨²n con tomate fr¨ªo.
Otros se mostraban decepcionados con el proceso. "Salgo de la mierda de Venezuela y me encuentro esto aqu¨ª", se lamentaba el joven venezolano Jos¨¦ Figueredo, de 24 a?os, que vino a Espa?a tras abandonar sus estudios de periodismo en Caracas a causa del hundimiento en su pa¨ªs.
Se quejan de que hay personas que se cuelan, y otras venden sus puestos por 200 euros, seg¨²n aseguraban haber presenciado decenas de ellos. No entienden por qu¨¦ la polic¨ªa no asigna n¨²meros a todas las personas de la cola.
"Somos seres humanos, no animales", protestaba Luis, un hondure?o. "No podemos ni ir a por comida porque perdemos el turno".?Los inmigrantes deben caminar m¨¢s de medio kil¨®metro para llegar a la zona comercial que rodea la parada de metro Aluche, donde hay un Carrefour Express y una gasolinera.
Esta madrugada a la una y por primera vez tras d¨ªas en que la cola nocturna ha crecido, cinco agentes salieron del edificio para entregar 80 n¨²meros, seg¨²n los asistentes. El resto, m¨¢s de un centenar, se qued¨® en la puerta dispuestos a seguir esperando hasta el d¨ªa siguiente frente a la comisar¨ªa, que tambi¨¦n es un Centro de Internamiento de Extranjeros en situaci¨®n irregular (CIE).?
"Cre¨ªamos que Espa?a era un pa¨ªs de leyes pero esto es como Venezuela, esperando colas y vendiendo cupos", se quejaba Ydania Silva. Le acompa?aba su esposo Luis Garc¨ªa, con quien lleg¨® a Espa?a hace cuatro d¨ªas. Tienen pagado hasta este jueves un hotel en Pinto, pero las ¨²ltimas dos noches las han pasado en la cola.
Seg¨²n varios entrevistados en la cola, la polic¨ªa les ha intimidado, advirti¨¦ndoles que "no est¨¢n en una situaci¨®n como para jug¨¢rsela".
Un a?o para poder trabajar
Realmente muchos inmigrantes no esperan conseguir la aprobaci¨®n del asilo, que solo obtienen uno de cada tres solicitantes, lo que ha sido denunciado por las organizaciones de derechos humanos. Pero el beneficio de tener la solicitud reside en que protege de la deportaci¨®n y otorga derecho de trabajo temporal, indica Pimentel.?
El tr¨¢mite es en realidad sencillo. Los primeros solicitantes sal¨ªan del edificio tras unos minutos dentro, con un folio en mano el que aparece su foto, datos personales y su cita, para el segundo paso del procedimiento, en enero. El papel dice?"este documento garantiza la no devoluci¨®n del titular hasta la fecha de su caducidad".
El proceso de asilo es largo y consta de dos pasos m¨¢s, uno segundo en el que reciben la "tarjeta roja", con la identificaci¨®n del solicitante, y un tercero, en el que obtienen la autorizaci¨®n de trabajo para el que s¨ª se puede solicitar una cita online. El plazo de espera para completar este proceso supera ya el a?o, seg¨²n los abogados de inmigraci¨®n consultados.
Los abogados de inmigraci¨®n dicen que se est¨¢n produciendo embudos en otras etapas del proceso. "Desde hace semanas el sistema no est¨¢ dando cita para la autorizaci¨®n de empleo", dice Mariale Mikelson, abogada de inmigraci¨®n en Madrid.
El aumento de las solicitudes de asilo se produce por un repunte de la llegada de inmigrantes que ha puesto al l¨ªmite los servicios de acogida del Ayuntamiento de Madrid, seg¨²n fuentes que trabajan en el sector de apoyo a los sin techo. Una ambulancia del Samur Social recogi¨® anoche a una mujer con dos ni?os para llevarlos a uno de los albergues del Ayuntamiento pero delante hab¨ªa otras familias con ni?os, incluso unos padres con un beb¨¦ en su carrito.
Una de las inmigrantes, la venezolana Mariel Pacheco, que dice necesitar la tarjeta roja para tratar su c¨¢ncer. En su pa¨ªs el sistema de salud ha colapsado. "Anoche vino Samur y les plante¨¦ mi caso pero me dijeron que no pueden hacer nada, que eso escapa de sus manos".
"Esto es una verg¨¹enza", dec¨ªa de madrugada Christian Sanguino, de Venezuela. "El Ministerio no no deber¨ªa tener a la gente ac¨¢ pasando fr¨ªo y convertidos en blanco de cualquiera".
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